Esta es nuestra carta editorial de agosto de 2021 sobre el contenido de nuestro número 363. Los Centrales son sobre la brecha digital en México. En Cultura, abordamos el tema de los espacios culturales al aire libre. En Ambiente, revisamos la vocación de nuestro suelo. Finalmente, en Sociedad nueva hablamos de mujeres que aman mujeres.
Editorial: agosto 2021
Esta es nuestra carta editorial de agosto de 2021 sobre el contenido de nuestro número 363. Los Centrales son sobre la brecha digital en México. En Cultura, abordamos el tema de los espacios culturales al aire libre. En Ambiente, revisamos la vocación de nuestro suelo. Finalmente, en Sociedad nueva hablamos de mujeres que aman mujeres.
Texto de Julieta García González 02/08/21
Este País 363 | Brecha digital
Hace ya una década que la ONU declaró el acceso a internet como un derecho humano, y cómo no, si se ha convertido en el espacio de la información, el entretenimiento y las herramientas que permiten, muchas veces, tener un trabajo remunerado. Lo digital ha devorado lo real: los trámites y las consultas se realizan en línea; el acceso al dinero y a muchos bienes exige tener red. En México, a pesar del discurso de los distintos gobiernos, la brecha digital es inmensa. La distancia entre quienes tienen dinero y quienes no lo tienen es también la distancia entre quienes tienen acceso a internet y quienes no lo tienen. La gente con menos recursos pierde también en esto.
Decidimos abordar el tema desde distintas perspectivas. Paris Martínez se echó un clavado en tablas, datos y especialistas para analizar la verdad sobre el acceso digital en México. A pesar de estar consagrado como derecho en la Constitución, no es igual para todos. El tema es complejo pero, en lugar de resolverlo de raíz, el gobierno ha decidido maquillar cifras.
Por su parte, Máximo Jaramillo revisa con puntualidad las cifras reales del acceso a internet en territorio mexicano. Los números indican que somos desiguales también en esto, porque los hogares con menores recursos tienen menores accesos.
Luna Mancini se adentra a los aspectos legales del derecho digital. Las herramientas virtuales tienen, como lo dice ella, un potencial democratizador muy importante, que se destruye en cuanto se convierten en herramientas para unos cuantos.
Por último, Violeta Santiago va en busca de la experiencia humana y mira, muy de cerca, lo que hace la brecha digital: en Chihuahua y en Veracruz, en Baja California Sur y en Chiapas, no hay cobertura real, no para todos. Las voces de quienes no la tienen hablan con elocuencia.
Hoy, en medio de la pandemia, cuando más necesitamos estar interconectados, la brecha digital es un doloroso recordatorio de que todavía somos un país desigual.
Las ilustraciones de este mes son de Maricarmen Zapatero, quien vive en Ciudad de México donde trabaja ilustrando libros y escribiendo sus propias historias en una pequeña selva. Ha colaborado en distintos proyectos de ilustración para diferentes editoriales y proyectos independientes en México.
Cultura 190: Aire libre para la cultura
Dentro y fuera son palabras que se han transformado, como tanto con la pandemia. Lo que sucede al interior, antes sucedía en todas partes: renunció a su intimidad, a lo que de secreto tenía. Lo que pasa en el exterior es algo que ahora ocurre puertas adentro o que, cuando pasa, parece peligroso o inquietante: nos afecta a todos. Un inmenso grupo de personas es una potencial alarma sanitaria, incluso cuando se haya reunido para cantar, bailar, celebrar como sabemos celebrar las personas.
Por eso es que hemos considerado la importancia de pensar los espacios públicos para darles el cariz cultural que merecen. Pero, ¿cómo hacerlo ahora?, ¿qué es lo que viene en el corto y mediano plazos?, ¿cómo enfrentaremos nuestra necesidad de disfrute colectivo y la de la salud? Para entender un poco el problema y plantear soluciones y nuevas preguntas, invitamos a especialistas en la materia que observan desde distintos ángulos nuestras posibilidades.
Lucina Jiménez, destacada pensadora de los fenómenos culturales, revisa con puntualidad lo que vivimos ahora: esa fractura del espacio al que estábamos acostumbrados. También ensaya soluciones y un panorama futuro, al que le imbuye esperanzas.
Jimena de Gortari Ludlow y Juan José Kochen, urbanistas, ponen las cartas sobre la mesa: o repensamos el espacio público desde el punto de vista del urbanismo o estamos fritos. El espacio público es ese aire libre para la cultura, un entorno abierto que requiere de comunidad y de voluntad para convertirse en un espacio culturalmente enriquecedor.
Por último, Ana Francis Mor, cabaretera y teatrera de corazón, se plantea las preguntas que nos preguntamos todos: ¿cómo hacemos ahora?, ¿cómo vivir disfrutando del teatro sin arriesgar la vida?, ¿cómo hacer posible la transformación de lo que hubo a lo que vendrá?
Acompaña los textos el trabajo de Aristeo Mora de Anda: sus enigmáticas imágenes concitan esa sensación de lo conocido y lo que aún está por conocer.
Ambiente: Nuestra vocación del suelo
Dicen nuestros amigos que se dedican a la biología y a la conservación que, a la tierra, al planeta, le da lo mismo lo que hagamos con los suelos. La pérdida de bosques o selvas, la pérdida de especies y lagos, no afectan a la tierra per se. Afectan, eso sí, a la vida que sobre ella se extiende. Cuando se talan árboles o se desecan ríos o cuando se altera el delicado equilibrio del desierto, sufren las especies: las aves, los peces y, desde luego, las personas.
Los suelos tienen “vocación”; es decir, son “buenos” para algo. Un suelo boscoso es bueno para ser bosque, porque la vegetación y las especies asociadas han evolucionado, a lo largo de millones de años para estar ahí. Las personas han modificado eso o han tratado de modificarlo y de pronto en la selva se talan árboles fundamentales para que todos respiremos con el fin de poner ganado ahí que dará sustento a unos pocos. La idea que tenemos de poder controlarlo todo y “mejorarlo” ha sido dañina para nosotros mismos y estamos, como dice Pedro Zapata, metidos en grandes problemones.
En su texto, Zapata aborda tres grandes problemas: la deforestación y sus consecuencias, la pérdida de agua y la vulnerabilidad a los brutales azotes del cambio climático. Por su parte, Agustín Ávila-Casanueva escribe sobre el suelo en sí, sobre su capacidad y resistencia. Es en el suelo donde se siembra lo que comemos y por donde transitan las personas. Este suelo puede erosionarse y también perder su riqueza cultural, la que permite un cultivo más sostenible, que enriquezca nuestras mesas y mantenga saludable al suelo.
Se van los bosques, se van los manglares y se van, con ellos, nuestras esperanzas de tener agua y aire puro para todos. De esto trata el texto de Astrid Rivera: de cómo la actividad humana, usualmente dirigida por unos cuantos para unos pocos, arrasa con lo que puede ser de beneficio común y que, además, nos avanza un paso más en la escala de desigualdad social. ¿Cuál es la vocación de nuestro suelo en un país tan diverso? Son muchas, y las estamos obviando. Conocer lo que hay en este país, la naturaleza de cada territorio, nos permitirá vivir una mejor vida y lograr un equilibrio social y ambiental que hoy se antoja imprescindible.
Sociedad nueva: mujeres que aman mujeres
Las mujeres han tenido que luchar en la vida real para tener un papel en la cultura popular. Las representaciones han crecido a cuentagotas, sobre todo las representaciones de mujeres auténticas, por más que se trate de plasmarlas en ficciones. Restemos, a esta magra presencia, la de las lesbianas. Las mujeres que aman a otras mujeres, que las desean y se enlazan amorosa y sexualmente con ellas suelen aparecer en la cultura pop desde el punto de vista masculino. Son deseables si son hermosas y hacen lo que la fantasía del hombre propone; de lo contrario, son fáciles de rechazar, son desechables y, sobre todo, no son dignas siquiera de aparecer en la ficción.
Esto es un reflejo del día a día, de la vida cotidiana, donde las mujeres que se identifican como parte de la comunidad LGBTTTIQ+ padecen discriminación y rechazo sistemáticos.
Para contar un poco de lo que ocurre en este entorno, Marcia Chi Barrales se dio a la tarea de buscar lo que piensan quienes integran parte de ese grupo y de lo que han enfrentado en la vida. Ese “borramiento” es verdadero y tiene consecuencias que afectan la vida de muchas y que se origina, posiblemente, en el miedo de lo que dos mujeres juntas representa para un sistema erigido desde lo masculino. Yolanda Segura, por su parte, repasa las vidas de lo lésbico en películas, series y otras formas culturales para encontrarse con que los papeles que encarnan las mujeres suelen estar determinados no sólo por la mirada masculina, sino por la tragedia o el desasosiego. Rey Pelcastre habla de la importancia de nombrar: imaginar algo mejor es también nombrar lo existente, de ahí que la representación sea muy importante. Sus ilustraciones dan al clavo con lo que está pasando hoy y lo que podríamos hacer para enriquecerlo.
Vemos enmarcados (en distintas pantallas, en relatos, en ideas que rebotan acá y allá) los reflejos de la realidad, de ahí que tengamos un trabajo pendiente: incluir a estas mujeres como parte integral de nuestro entorno, como personas completas.
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