Observatorio Internacional: Trump ante su Congreso, ante el mundo y ante México

Susana Chacón analiza el discurso de Trump ante el Congreso: un despliegue de polarización y cambios en la política interna y externa de EUA.

Texto de 13/03/25

Susana Chacón analiza el discurso de Trump ante el Congreso: un despliegue de polarización y cambios en la política interna y externa de EUA.

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Para sorpresa de los estadounidenses, particularmente los demócratas, su presidente lleva dos meses jugando en la arena internacional, marcando la forma en que será recordada su administración. A dos meses de haber asumido el poder, presume de grandes logros también en el ámbito interno. Sus acciones corresponden a su esencia. Donald Trump en su primer discurso ante el Congreso confirmó quién es y su forma de actuar. 

Con un sinfín de mentiras, buscó pegarle a  Biden y a los congresistas demócratas una y otra vez. Fue un espectáculo vergonzoso nunca antes visto en la política estadounidense. La mitad del Congreso se levantaba a aplaudir sin razonar siquiera las barbaridades que el presidente declaraba. Los propios republicanos respondían como si estuvieran no sólo ante un gran orador, sino ante quien tiene todo el poder y lo hace notar independientemente de sus palabras.

“La mitad del Congreso se levantaba a aplaudir sin razonar siquiera las barbaridades que el presidente declaraba”.

Parecía que Trump seguía en campaña. Con una gran falta de seriedad habló de todos los temas como si llevara en su puesto no 4, sino 8 años ya; tiene tan solo 2 meses en el poder. El presidente con gran desprecio volteaba a ver al lado demócrata del Congreso ante cada mención. Llegó con una actitud prepotente y de enorme soberbia, tal cual es. 

Con una expresión de enojo constante, sin duda, disfrutaba lo que decía. En cada frase prevalecía su lema: “golpea, golpea, golpea”, antes de escuchar a su contraparte; por supuesto que es así como actúa en todo. Sigue siendo un ser transaccional que busca su interés sin importarle el resto. Lo demostró a lo largo de todo el discurso. Ególatra como es, subrayó grandes logros falsos, nulificando los alcances de la administración anterior. Para él, el peor presidente que ha tenido Estados Unidos ha sido Joe Biden y en múltiples ocasiones lo dejó sentir.

Fue un discurso difícil de creer, en el que la mitad de los presentes sacaban pequeñas pancartas con mensajes como “falso” o “mentira”, ante cada declaración, mientras la otra mitad aplaudía las mismas falsedades. Con un visible malestar, los demócratas se mantuvieron en su lugar hasta el final del evento. Con gran enojo salieron una vez que el presidente terminó y solo los republicanos se quedaron al festejo. Como siempre, le habló a su grupo y a su base. Claramente, y esto es algo que en México conocemos bien, el mandatario sigue polarizando a los políticos y a la sociedad estadounidense. Como si los demócratas y la mitad de la población que no votó por él, no existieran. Tan solo los que le aplauden son quienes merecen su atención.

“La llegada de Trump ha puesto en alerta a las relaciones diplomáticas como las conocíamos desde mediados de los años cuarenta del siglo pasado.”

Enfatizo lo que quiso subrayar: es claro que la dinámica internacional se encuentra hoy en duda. La llegada de Trump ha puesto en alerta a las relaciones diplomáticas como las conocíamos desde mediados de los años cuarenta del siglo pasado. Por primera vez desde finales de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos traiciona a sus aliados tradicionales como lo son los países europeos, Canadá y México para apoyar a una Rusia con su presidente que no solo es un dictador, sino que desde finales de los años ochenta ha demostrado sus aires imperiales sin importar los costos. 

A diferencia del rol de Estados Unidos después del fin de la Gran Guerra, en el que fue un gran constructor de instituciones internacionales que mantuvieron un equilibrio global y evitaron el conflicto, en la actualidad busca lo contrario: romper este equilibrio para incrementar su poder. Así como muchos esperaban que al inicio de su mandato, Trump se centrará en el ámbito interno, ha sido sorpresiva su actuación en lo internacional. En su discurso ante el Congreso también lo enfatizó. Habló de cómo renombró al Golfo de México como Golfo de América. Por supuesto que mencionó los “avances” en su búsqueda de retomar el control del Canal de Panamá y sacar a China del continente americano. Lo que parecía un chiste de campaña, que es quedarse también con Groenlandia, sigue también en su actuar. Claramente busca dejar fuera a los chinos de esa parte del mundo y replegar los avances que han tenido en las diferentes arenas. 

Sus aires imperiales lo llevan a jugar como si el mundo fuese un tablero en el que mueve las fichas a su favor. Desde su perspectiva, en el mundo hay tan solo tres grandes potencias y son las que ejercerán el poder en los años por venir: Estados Unidos, Rusia y China. De ahí que quiera dejar en claro cuáles son las zonas que a cada uno corresponden y en especial a los estadounidenses.

No dejó de hablar de México como un país en el que el poder de los carteles y del crimen organizado son quienes controlan al gobierno. En su relación con México habló también de sus grandes logros. Para él, es la primera vez en la relación bilateral que se llega a disminuir el cruce de migrantes ilegales a Estados Unidos a diferencia de la política de puertas abiertas que instituyó Biden. Trump es el único que en 2 meses ha logrado frenar el cruce de ilegales, además de un alto número de deportados no sólo mexicanos sino del resto del mundo. Dejó muy en claro que los avances hechos por el gobierno de Sheinbaum no le son suficientes. Haberle enviado 29 capos del crimen organizado lo tomó como algo sin importancia y que solo buscaba tenerlo contento. Para él, lo importante es que le manden a los funcionarios de la actual administración y de la pasada que están vinculados al crimen organizado. Son muchos y de muy alto nivel. Las diferentes agencias de inteligencia los tienen perfectamente ubicados y Trump no dejará de presionar al gobierno mexicano hasta que le entreguen a varios de ellos. Haber instaurado la política de abrazos no balazos ocasionó un gran daño a la población estadounidense. El número de muertes por consumo de fentanilo es inmanejable e inaceptable. De ahí que seguirá presionando a México en la misma dirección.

“Haber instaurado la política de abrazos no balazos ocasionó un gran daño a la población estadounidense”.

Mientras tanto, se mantendrá con su juego de imponer aranceles y pausar su entrada en vigor a su gusto. Más que dañar a su propia economía es un juego político. Sabe que se le revertiría el costo por lo que difícilmente lo llevaría a cabo. Por su parte, los funcionarios mexicanos, creen conocerle bien y saber cómo actúa. Hasta ahora no se tiene una estrategia de política exterior. Han preferido mantenerse con una actitud de reacción ante las presiones de Trump antes de definir los intereses mexicanos y  proponer acciones para alcanzarlos. Seguimos con una política reactiva antes que activa y propositiva. EP

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