#TableroInternacional: Julio

En esta entrega mensual, Guadalupe González, Isidro Morales y Susana Chacón, miembros del grupo México en el Mundo, presentan un valioso panorama sobre la seguridad fronteriza en México, la situación política en América Latina y la recién propuesta Unión Latinoamericana.

Texto de , & 10/08/21

En esta entrega mensual, Guadalupe González, Isidro Morales y Susana Chacón, miembros del grupo México en el Mundo, presentan un valioso panorama sobre la seguridad fronteriza en México, la situación política en América Latina y la recién propuesta Unión Latinoamericana.

Tiempo de lectura: 6 minutos

Este último mes, las reflexiones del grupo México en el Mundo se dieron en el marco de tres grandes temas: Seguridad Fronteriza: sin estrategia ni institucionalidad; América Latina vive horas bajas, muy bajas y ¿Contener a China con una Unión Latinoamericana?

Seguridad Fronteriza en México: sin estrategia ni institucionalidad 

  • La seguridad fronteriza requiere de institucionalización y de una visión estratégica y de largo plazo por parte de gobernadores, alcaldes y gobierno federal. No se tiene. La frontera norte nunca ha tenido gobernabilidad ni orden. Existe un alto grado de deterioro social en varias ciudades, como Ciudad Juárez, Tijuana, Nogales y Reynosa. Siete de las diez ciudades más violentas del mundo están en México.
  • A pesar del despliegue masivo y millonario de recursos y personas de Estados Unidos para controlar y contener los flujos ilegales de personas y narcóticos, han fracasado. La delincuencia organizada ha encontrado maneras de darle la vuelta al muro con túneles, drones, submarinos, aviones, entre otros.
  • Actualmente no se utilizan los mecanismos ni instrumentos de diálogo y cooperación bilateral que funcionaron muy bien para manejar y administrar la frontera norte. Buscaban regionalizar y localizar la cooperación. Por ejemplo, las reuniones de cónsules mexicanos con los jefes de la patrulla fronteriza permitían, con un comunicado de buena fe, aterrizar en acciones concretas las decisiones tomadas. Hoy, esto no se hace.
  • Lo que sucede en la frontera norte tiene repercusiones en la sur y viceversa. Tradicionalmente la frontera sur había sido olvidada. Fue una zona abandonada por décadas, incluyendo el trasiego de personas, drogas y armas. Ahora se cuenta con el despliegue de la Guardia Nacional (GN) en las dos.

“La Ley apunta en un artículo transitorio que en 5 años se debía construir una policía civil de la GN, pero sucede todo lo contrario: no sólo no se ha dado, sino que la seguridad pública está cada vez más militarizada”.

  • Con la nueva Ley de Seguridad Nacional, la GN tiene atribuciones absolutas de control fronterizo. Controla las fronteras terrestres, marítimas y aéreas. La GN carece de recursos propios por lo que se apoya en los de las Fuerzas Armadas. La Ley apunta en un artículo transitorio que en 5 años se debía construir una policía civil de la GN, pero sucede todo lo contrario: no sólo no se ha dado, sino que la seguridad pública está cada vez más militarizada. A las fronteras, al igual que a las aduanas, las controlan militares.
  • Hablar de seguridad en la frontera, lamentablemente, es hablar de una seguridad muy pobre, poco institucionalizada, sin visión ni estrategia de largo plazo. La capacidad institucional del gobierno no ha crecido de la misma forma que la del crimen organizado. De ahí que la GN tenga la instrucción de no confrontar al crimen; debe evitar al máximo la confrontación. Esto conlleva la consecuencia de que en las ciudades fronterizas, los cárteles se pelean el territorio con gran violencia, ya que es el último paso para entrar al mayor mercado de consumo que es Estados Unidos.
  • Ya es tiempo de que México piense en construir una verdadera autoridad fronteriza. Es necesario crear un aparato de seguridad especializado en fronteras, un cuerpo especial dedicado a cuidar el territorio nacional. De no hacerse, veremos mucha más violencia en los próximos años.

América Latina vive horas bajas, muy bajas

  • El descontento social es el signo de los tiempos latinoamericanos actuales. Los problemas estructurales de desigualdad y magro crecimiento, agravados por la pandemia, pasan factura a gobiernos de derecha e izquierda, democráticos y autoritarios. Para algunos, la ola de protestas desembocará en una nueva marea rosa con izquierdas variopintas en el poder; para otros, el riesgo es la inestabilidad política y el debilitamiento de las instituciones democráticas.
  • La deriva autoritaria en Nicaragua se consolida, inmune a la crítica social y a la condena internacional. Continúa la persecución de periodistas y activistas sociales, ya son siete los candidatos presidenciales de oposición detenidos dos más que han optado por el exilio. Se ha cerrado toda posibilidad de que las elecciones de noviembre sean libres, justas e incluyentes. Ortega triunfará sin legitimidad democrática, pero ¿quiénes lo reconocerán?
  • El asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse a manos de mercenarios colombianos y estadounidenses contratados por su jefe de seguridad, ha sumido al país isleño en una nueva espiral de inestabilidad política e inseguridad crónica. La crisis humanitaria se resiente en la región por el éxodo de migrantes y refugiados en busca de protección. Una tragedia repetida que no tendrá pronta solución, aunque se logre un acuerdo para la celebración de nuevas elecciones. El meollo del problema es la inexistencia de instituciones que funcionen.
  • El inesperado estallido social del 11 de julio en Cuba sacudió a más de 30 comunidades afectadas por el desabasto y la pandemia, reclamos legítimos y urgentes. Una protesta social sin precedentes desde 1994, sin liderazgos visibles en la que las redes sociales y la Iglesia fueron el factor clave de la movilización. La respuesta gubernamental ha sido la de siempre: criminalizar la protesta, reprimir a líderes de oposición y cerrar el acceso a internet. Las condiciones de vida se deterioran sin visos de solución, pero la sociedad cubana toma conciencia del poder de alzar su voz.
  • Colombia celebra su independencia en medio de una nueva ola de protestas contra el gobierno de Duque. A un año de que termine su mandato, ha perdido toda capacidad de gestión y el país ha entrado de lleno a la carrera presidencial de mayo de 2022. Los partidos tradicionales están en franco declive, hay una plétora de precandidatos en un escenario inédito por la fragmentación de opciones políticas y, sobre todo, porque el candidato de izquierda, Gustavo Petro, tiene más apoyo que el presidente Duque.  
  • Termina el conflicto postelectoral en Perú y el maestro rural, Pedro Castillo, asume el poder con un programa de izquierda tan controvertido como difícil de concretar. Es incierto el camino que tomará ante la disyuntiva de empujar los cambios radicales que prometió a través de una Asamblea Constitucional o asumir con pragmatismo y moderación su extrema debilidad, sin equipo ni experiencia de gobierno ni mayoría legislativa. Si opta por la línea radical, habrá un nuevo conflicto entre poderes y se acentuará el ciclo de inestabilidad y polarización que vive el país desde 2016.

“Frente al dinámico e incierto panorama político latinoamericano, la OEA se encuentra paralizada por las divisiones internas mientras que la nueva administración Biden no acaba de delinear una política clara y asertiva hacia la región”.

  • En Venezuela, se vislumbra la posibilidad de reanudar el diálogo entre el gobierno y la oposición bajo los auspicios de Noruega y en tierras mexicanas. Hay muchas más incógnitas que certezas y aún se desconocen los puntos de la agenda. Ha trascendido que habrá representación paritaria en las delegaciones: una buena señal, pues según la ONU la presencia de mujeres aumenta la probabilidad de éxito.
  • Frente al dinámico e incierto panorama político latinoamericano, la OEA se encuentra paralizada por las divisiones internas mientras que la nueva administración Biden no acaba de delinear una política clara y asertiva hacia la región. La CELAC ha ganado impulso bajo la presidencia pro tempore mexicana, aunque con el enorme vacío de la ausencia del Brasil de Bolsonaro. En la reunión XXI de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en México, el presidente AMLO puso sobre la mesa la necesaria revisión del regionalismo latinoamericano.   

¿Contener a China con una Unión Latinoamericana?

  • En el discurso ofrecido en el Castillo de Chapultepec para celebrar el aniversario del nacimiento de Simón Bolívar, el 24 de julio pasado, el presidente mexicano pidió superar la disyuntiva entre integración y resistencia a los Estados Unidos, para invocar unión comercial y política de todos los países del hemisferio occidental, inspirados en el ejemplo de la Unión Europea, para enfrentar los desafíos que se dibujan en el Pacífico Asiático con la irrupción de China como gran potencia.
  • Si las bases para construir dicha unión empiezan a prosperar, no queda claro cómo impactará la relación con otros socios asiáticos de importancia para México. China, en efecto, se ha vuelto el segundo socio comercial de México y junto con Hong Kong y Taiwán aportan el 6% de la inversión extranjera del país. Con la pandemia de la Covid-19, el dragón asiático se convirtió en un aliado estratégico para suplir parte de las vacunas necesarias para proteger a la población mexicana.
  • Con todo, cinco de nuestros diez socios comerciales más importantes son asiáticos, destacando además de China, Japón y Corea del Sur. Con el primero se tiene un acuerdo comercial que se puede potenciar con la entrada en vigor del T-MEC y, con el segundo —además de ser un inversionista importante en la construcción de la refinería de Dos Bocas— se sigue negociando un acuerdo similar, que podría aterrizarse incluso con los socios que conforman la Alianza del Pacífico. Hasta ahora, sectores sensibles como la apertura del sector automotriz han retrasado la conclusión del acuerdo, aunque recientemente dicho bloque llevó a buen término las negociaciones para un acuerdo de libre comercio con Singapur, cuyo fondo soberano ha sido crucial para financiar proyectos en el istmo de Tehuantepec.

“Vietnam, Malasia, Australia y la India se dibujan también como socios de importancia para México”.

  • Vietnam, Malasia, Australia y la India se dibujan también como socios de importancia para México. Los vínculos con dichas naciones asiáticas se desarrollan mediante la participación del país en el G20 o en foros informales como el conformado con Indonesia, la República de Corea, Turquía y Australia (MIKTA).    
  • Desde esa perspectiva, la Unión entre todos los países de América a la que convocó el presidente mexicano el 24 de julio, tendrá que aprender a diferenciar los intereses diversos y encontrados que existen entre los países asiáticos, y las prioridades que los países americanos tienen, cada uno, con sus contrapartes asiáticas. EP
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