Presentamos dos reseñas de Unbidden, cortometraje de horror del mexicano Andrés Rothschild.
Unbidden bajo la lupa: Miradas críticas desde el taller Definitivamente es cine
Presentamos dos reseñas de Unbidden, cortometraje de horror del mexicano Andrés Rothschild.
Texto de Sofía Wislawa, Rubén Carballido & Luis Reséndiz 09/08/24
Del 4 al 8 de marzo, Literatura UNAM ofreció el taller Definitivamente es cine. Crítica cinematográfica en tiempos del streaming, impartido por Luis Reséndiz. Como cierre, los participantes reseñaron el cortometraje de horror Unbidden del mexicano Andrés Rothschild. Compartimos dos de estas reseñas, cada una con su perspectiva única. Agradecemos a Literatura UNAM por la oportunidad y a la Revista Este País por el espacio para difundir estos ejercicios de crítica.
Alguien nos acecha
Rubén Carballido
Desde los primeros segundos de Unbidden los personajes se encuentran en un estado de latencia. No debemos engañarnos por las sonrisas iniciales: el rostro del padre es un indicio de cierta resignación. Durante su viaje a lo que parece ser una casa de descanso a las afueras de la ciudad, esta familia aparenta normalidad; mientras desempacan, los diálogos se limitan a la comunicación esencial. Es una vez dentro de la residencia cuando la latencia se manifiesta. Cada personaje se instala en un espacio para evitar relacionarse, tres estados emocionales que ilustran polos de comportamiento: James como padre deprimido está ensimismado en su habitación, Shelly se mantiene neutral frente a la ventana mientras lee “Grief Is The Thing With Feathers” (El duelo es esa cosa con alas). Es a través de esa ventana donde se ve al pequeño Patrick jugando con la canina Bella, este último par son quienes viven con mayor libertad mental.
A través de un plano conjunto, vemos desarrollarse el drama. Primero desaparece Bella; Patrick parte en su búsqueda y, tras fracasar, regresa pidiendo auxilio. Shelly responde y James aparece segundos después para socorrerlos. El ritmo pausado con el que ocurren los hechos aunado a la limpieza del diseño de producción cargan de elegancia a una secuencia de pérdida y angustia.
Las escenas exteriores de Unbidden son de las que contienen la mayor virtud técnica. El lente usado para distorsionar el fondo mientras la cámara discurre por un denso bosque crea una atmósfera de extrañamiento para potenciar los temores que asociamos con la naturaleza desconocida. Narrativamente, esta parece una señal de alerta: estamos entrando a territorio peligroso.
Aquí es donde comienzan a entrar en juego los elementos clásicos del género. El tópico de una criatura sobrenatural que solo es visible para cierto tipo de personaje, el resto incrédulo ante lo irracional de una aparición aterradora. Es durante la escena del confrontamiento familiar cuando el montaje, los diálogos, las actuaciones y la musicalización de Unbidden se agudizan para construir una tensión que reventará en dos momentos específicos. Dicha escena es otro instante de virtud técnica y actoral. Hay una criatura acechando constantemente, el espectador ya intuye que un clímax explosivo está por llegar. La pregunta es: ¿qué tan desagradable puede ser con niños involucrados? La dirección de Andrés Rothschild opta por ocultar las transgresiones finales. Al ocurrir fuera de cámara cumplen doble función: marca estilística y ahorro en la producción.
El último acto se alimenta de errores de comportamiento ya clásicos del terror. Como que ninguno de los padres cambie su percepción, aunque sea un poco, que tienen sobre Patrick, a pesar de que la aparición de un niño desconocido de pie a una duda razonable; o que James deje a su hijo totalmente vulnerable a un ataque mortal en al menos una ocasión.Unbidden es un corto de elegante realización que sabe utilizar el silencio con inteligencia y los espacios con soltura. Detalles como el título del libro, la fotografía que hace de su separador o el lugar vacío en la mesa dan cuenta de una dirección y un guion que buscan incitar en el espectador una mirada atenta, la sugerencia en lugar de la sobreexposición. A pesar de repetir clichés ya indisolubles dentro del género, Unbidden está envuelto en una redondez estructural que logra darle solidez.
Unbidden: entre las infancias no escuchadas y el miedo colectivo
Sofía Wislawa
No hace falta invitación para ver Unbidden. Basta con seguir a una familia convencional de cuatro integrantes (mamá, papá, hijo y mascota) que llegan a su casa en medio del bosque para adentrarse en una historia donde los miedos se comparten cuando llega el anochecer y un niño aparece.
Unbidden es un cortometraje dirigido por Andrés Rothschild Pérez, director mexicano que realizó este proyecto como parte de su trabajo final del máster en cinematografía, en la Escuela de Cine de Londres. Este director, fiel a su gusto por el terror, teje una historia con apenas unos cuantos personajes, pero suficientes para decirnos que los miedos, además de estar en nosotros, se gestan cuando el descanso parece llegar a nuestras vidas. No por nada la trama en su totalidad acontece en una casa de descanso.
Si se compara este trabajo de 2022 con Hold (llamada en espera) —su cortometraje de 2017— puede decirse que la inquietud del suspenso y el terror continúa latente. La diferencia, además del presupuesto y el equipo de trabajo, radica en que el miedo en Unbidden se construye ya no en la soledad de la adicta, sino en el colectivo de la familia cuando el sol se oculta.
Al principio de Unbidden todo parece indicar una familia tranquila y feliz. Llegan a su casa de descanso, bajan de su camioneta con lo necesario para días venideros, la mascota salta y mueve la cola, el hijo juega, papá y mamá hacen llamados de atención. Todo está en aparente orden.
Pero ese orden se va desdibujando a lo largo de la tarde, cuando la repentina desaparición del perro de la familia siembra la angustia en el niño, quien durante una expedición al bosque tiene un encuentro con una criatura grotesca. Aunque el niño intenta comunicar su zozobra, los padres repiten el ciclo de incredulidad que a menudo rige la relación entre adultos e infantes. ¿Qué pueden decir las infancias en este mundo adultocéntrico?
Por lo menos en el mundo de Unbidden no pueden decir mucho, pero actoralmente se nota el trabajo. En Unbidden, los niños se ven inmersos en situaciones perturbadoras: la pérdida de una mascota, observar a una criatura que los adultos no pueden ver, la incertidumbre de ver armas frente a sus ojos. En este corto los niños son el hilo para decirnos que los miedos del pasado pueden llegar en cualquier momento, ya sea en forma de criaturas oscuras que se adhieren en las espaldas de las personas o simplemente como recuerdos que, aunque se quieran olvidar, perduran en el tiempo. EP