¿Lenguas útiles y lenguas inútiles?

Ayuujk es el blog de Yásnaya Aguilar Gil y forma parte de los Blogs EP.

Texto de 17/01/22

Ayuujk es el blog de Yásnaya Aguilar Gil y forma parte de los Blogs EP.

Tiempo de lectura: 6 minutos

Una imagen en la que una mujer sostiene una cartulina, que dice lo siguiente: “Racismo es aspirar a hablar inglés o francés antes que una lengua indígena”, bastó para generar una ola de descalificaciones y comentarios que rayaban en la violencia. Varios artículos han abordado ya lo peligroso del acoso que sufren las mujeres en las redes cuando se hacen virales imágenes que, difundidas sin permiso en muchos casos, desatan una respuesta virulenta en las redes sociales. Condeno el acoso que esta mujer sufrió y me parece que debemos combatirlo activamente. Por otra parte, las respuestas en las redes sociales al mensaje del cartel hicieron evidente que sigue siendo necesario discutir dos temas relacionados: el racismo en este país y la situación de las lenguas indígenas. Viejos prejuicios que yo creí que habían sido más o menos combatidos volvieron a mostrarse como cabezas aún vigorosas de un sistema racista que, por silenciado, parece continuar siempre omnipresente, empapando todos los sistemas y relaciones sociales.

En general, pude clasificar tres tipos de reacciones: reacciones que niegan el racismo tras la decisión de aprender ciertas lenguas, reacciones que plantean una falsa oposición entre lenguas indígenas y lenguas extranjeras y reacciones que reducen la discusión a la supuesta utilidad de las lenguas.

“A pesar de los años que se invierten en tomar clases de inglés en el sistema público escolarizado, la mayoría de los alumnos que egresan del nivel medio superior no domina el inglés; para lograrlo, es muchas veces necesario invertir en escuelas privadas que marcan así un acceso clasista al aprendizaje de esta lengua”.

En cuanto al primer tipo de reacciones, resulta interesante que se pueda dar por sentado que las decisiones que tomamos sobre las lenguas que “aspiramos” hablar, como dice el cartel, estén libres de implicaciones racistas. Para empezar, el mismo acceso al aprendizaje del inglés está condicionado en muchos casos por el nivel adquisitivo de las personas. A pesar de los años que se invierten en tomar clases de inglés en el sistema público escolarizado, la mayoría de los alumnos que egresan del nivel medio superior no domina el inglés; para lograrlo, es muchas veces necesario invertir en escuelas privadas que marcan así un acceso clasista al aprendizaje de esta lengua. Por otro lado, el acceso gratuito en línea para el aprendizaje de lenguas está condicionado también por la brecha digital y por lo recursos para el aprendizaje autodidáctico al que no todas las personas estamos expuestas. En segundo lugar, para poder hacer una elección libre de las lenguas que deseamos aprender es necesario, como en cualquier caso de libre elección, contar con información suficiente para ello. Sin embargo, en este país la gran mayoría de las personas desconoce hasta los nombres de las lenguas que se hablan aquí, es más probable que en la escuela alguien haya aprendido las capitales de las ciudades europeas o los nombres de los ríos de ese continente que los nombres y la ubicación de las lenguas de México. El Estado mexicano ha ejercido también una especie de censura en cuanto a la información sobre la diversidad de naciones y lenguas, de manera que, la posible libre elección de las lenguas que “aspiramos” hablar viene de inicio ya viciada.

Si la información sobre la diversidad lingüística del país no es considerada información fundamental en la enseñanza escolar, la historia de los pueblos indígenas y de sus lenguas es aún de más difícil acceso. Entender que el hecho de no “aspirar” a hablar una lengua indígena está mediado por un esfuerzo sostenido del estado para borrar estas lenguas, se ha dedicado dinero público y políticas públicas destinadas a la desaparición de nuestras lenguas. Esto ha tenido resultados, a principios del siglo XIX, después de 300 años de colonialismo español, se calcula que aproximadamente el 65% de la población hablaba una lengua indígena, es decir, la mayoría del país hablaba una lengua distinta del español; 200 años después constituimos el 6.5% de la población.

Convendría aclarar entonces que la defensa del aprendizaje del inglés desatada en las redes ni siquiera es necesaria, nadie obliga en las escuelas del país a aprender una lengua indígena; en cambio, los hablantes de lenguas indígenas han sido obligados por generaciones a aprender español por medio de violencia psicológica y física, mediante castigos, varazos en la mano, golpes, multas y discriminación sistémica hemos sido expuestos al español y obligados a sentir vergüenza de hablar nuestras lenguas. Ta vez, considerando estos datos, podamos entender que el racismo ejercido hacia la población hablante de lenguas indígenas tiene que ver con el hecho de que no “aspiremos” a hablarlas. ¿Cómo hacerlo si ni siquiera las conocemos? ¿Cómo hacerlo si se han empeñado en decir que son menos valiosas y se ha ejercido violencia racista sobre sus hablantes?

“La diversidad lingüística está presente en todos los países del mundo, en Argentina se hablan varias lenguas indígenas, entre ellas el mapudungun; en Estados Unidos se hablan más de 150 lenguas indígenas, en Francia se hablan, además del francés, más de 10 lenguas distintas y en Noruega se habla sami además del noruego”.

En cuanto al segundo tipo de reacciones, se evidencia una falsa oposición entre lenguas indígenas y lenguas extranjeras. Digo falsa porque implica que no existen lenguas indígenas en el extranjero y no es así. La diversidad lingüística está presente en todos los países del mundo, en Argentina se hablan varias lenguas indígenas, entre ellas el mapudungun; en Estados Unidos se hablan más de 150 lenguas indígenas, en Francia se hablan, además del francés, más de 10 lenguas distintas y en Noruega se habla sami además del noruego. Las lenguas indígenas son aquellas lenguas que hablan naciones que no formaron Estados nacionales y que sufrieron colonialismo, estos Estados en la mayoría de los casos han combatido o discriminado a los hablantes de lenguas distintas a las que usa el estado en cuestión. Por eso, parafraseando al lingüista Max Weinreich, digo que una lengua indígena es una lengua sin ejército y marina. De esta manera, lengua indígena es una categoría política e histórica de ciertas lenguas, un asunto social, no gramatical. Todas las lenguas del mundo son igual de complejas y completas.

Esto lleva a las reacciones del tercer tipo que argumentan que se “aspira” a hablar inglés o francés porque son lenguas más útiles. Es importante apuntar que la supuesta “utilidad” de las lenguas no es, de entrada, un criterio lingüístico. Desde un punto de vista lingüístico, todas las lenguas del mundo son útiles, lo son porque existen, porque son útiles para la comunidad de hablantes que la utilizan para interactuar. Es verdad que, en contextos multilingües, las llamadas lenguas francas cumplen un cometido y siempre han existido, las lenguas francas son aquellas que se utilizan para comunicar personas en contextos multilingües, el latín sirvió durante mucho tiempo como la lengua franca de Europa, el inglés lo es ahora y el náhuatl lo fue durante la época colonial. ¿Qué hace que una lengua se convierta en una lengua franca? Cuestiones históricas y sociales. No significa que intrínsecamente sea superior o más práctica, se vuelve práctica hablarla porque es lengua franca, no es lengua franca porque intrínsecamente sea más práctica. Supongo que en unos siglos es probable que el chino se convierta en una lengua franca. La buena noticia es que el aprendizaje de una lengua franca no atenta contra la posibilidad de aprender otras lenguas ni amenaza la existencia de la diversidad lingüística. El uso extendido del latín como lengua franca no evitó el surgimiento de las lenguas romances como el castellano, el francés o el rumano. Por fortuna, el cerebro humano tiene la capacidad de aprender castellano, náhuatl, chino mandarín e inglés si así se desea. La trampa está, claro, en los mecanismos y sistemas que subyacen nuestros deseos.

“La elección de las lenguas que reivindican los Estados nacionales es muy interesante. Tras de esta elección hay historias de poder político que dictan qué lengua será la elegida como la lengua hegemónica, la lengua de un estado o imperio sobre la que se construye un discurso nacionalista, y cuáles serán las lenguas menospreciadas e incluso combatidas”.

La elección de las lenguas que reivindican los Estados nacionales es muy interesante. Tras de esta elección hay historias de poder político que dictan qué lengua será la elegida como la lengua hegemónica, la lengua de un estado o imperio sobre la que se construye un discurso nacionalista, y cuáles serán las lenguas menospreciadas e incluso combatidas. Para el caso del Estado mexicano, el historiador Federico Navarrete en su libro México racista. Una denuncia explica que el “éxito del español como ‘lengua nacional’ no se debió a que fuera de ninguna manera superior o más apto para la modernidad que el náhuatl, que había sido durante el periodo colonial la ‘lingua franca’ entre los grupos que hablaban incontables idiomas diferentes, o que las demás lenguas nativas, fue producto de la manera terca e intolerante con que la creciente burocracia gubernamental, la naciente escuela pública, las empresas de todo tipo y los novedosos medios de comunicación impusieron el idioma minoritario de las élites como la única lengua oficial”.

Nuestras aspiraciones lingüísticas están entramadas en una compleja red de valores asignados por procesos políticos, históricos y sociales. Nuestras aspiraciones no son asépticas, están siempre empapadas por sistemas que ordenan el mundo y que presentan información de cierta manera de modo que no, no hay aspiración neutra. ¿Cuántas de nuestras aspiraciones están empapadas de una historia de racismo y discriminación? EP

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