Durante junio pasado, en México se vivió una prolongada onda de calor. Astrid Rivera presenta las causas y da una perspectiva de cómo se relaciona con el cambio climático.
Tercera onda de calor: una llamada de atención contra el cambio climático
Durante junio pasado, en México se vivió una prolongada onda de calor. Astrid Rivera presenta las causas y da una perspectiva de cómo se relaciona con el cambio climático.
Texto de Astrid Rivera 18/07/23
Apenas se asoman los primeros rayos del sol y el bochorno comienza a sentirse. Las gotas de sudor rodando sobre el rostro, la luz solar quemando la piel sumado a la sensación sofocante de caminar al aire libre aumentan el anhelo por un poco de viento.
Esta escena que pareciera sólo del norte del país se vivió en varios estados, incluso en aquellos más templados, los cuales padecieron el aumento de temperatura. Durante los primeros 22 días de junio se vivió una onda de calor, la tercera de este año, que provocó temperaturas por encima de 40 °C en al menos 12 estados del país.
Las largas filas afuera de las tiendas a la espera de hielos —lo que ocasionó la escasez de este producto—, los niños corriendo en las fuentes de las plazas públicas, personas buscando en las tiendas ventiladores para refrescarse un poco, fueron algunas de las escenas que dejó la tercera onda de calor, la cual no será la última; y quizá, vendrán otras más intensas.
Especialistas estiman que las ondas de calor serán cada vez más extremas debido a fenómenos como el cambio climático que altera los patrones de las temperaturas debido a la emisión de los gases de efecto invernadero que calientan al planeta. Por ello, debemos estar preparados para ser más resilientes ante estos fenómenos e implementar medidas para reducir los efectos de las altas temperaturas.
¿Por qué fue tan larga la tercera onda de calor?
El 1 de junio el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó el inició de la tercera onda de calor generada por la presencia de un sistema de alta presión —que evita la formación de nubes de lluvia— en el occidente del país provocaría un ambiente caluroso así como temperaturas entre 40 a 45 °C en 12 estados. Este fenómeno se extendió por 22 días.
Una onda de calor es el periodo de más de tres días consecutivos con temperaturas por arriba del promedio registrado en las diferentes regiones geográficas. El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) explica que este fenómeno es provocado por la presencia de un sistema de alta presión en niveles altos de la atmósfera, el cual favorece un ambiente muy caluroso que suele presentarse en el noroeste, norte, noreste y occidente de la República.
En febrero, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) pronosticó para este 2023 cuatro ondas de calor, las cuales se registraron del 1 al 10 de abril, 3 al 12 de mayo y la tercera que fue del 1 al 22 de junio, la de mayor duración de este año.
Ángel Terán Cuevas, investigador del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que fueron dos los factores que contribuyeron a que la tercera onda de calor se prolongará más de 10 días —que es el tiempo máximo de duración de estos fenómenos—. El primero de ellos fue que una masa de aire caliente procedente de África fortaleció el sistema de alta presión y, el segundo, fue la actividad del volcán Popocatépetl.
“La masa de aire caliente que venía de África trajo vientos muy secos, muy calientes, lo que fortaleció al sistema de alta presión. Lo cual, aunado, a la actividad del Popocatépetl con emisiones de dióxido de azufre que inhibe la concentración de humedad en la atmósfera, hizo que se prolongara el sistema de alta presión con lo que se intensificó la tercera onda de calor”.
El académico detalló que las emisiones de dióxido de azufre del volcán Popocatépetl contribuyeron a formar un domo que inhibió la concentración de humedad y generó temperaturas más elevadas.
“Cuando hay un sistema de alta presión lo que hace es que los vientos en lugar de hacerse hacia los lados, van hacia abajo, lo cual inhibe que se enfríe la parte baja del suelo. Se forma un domo que retiene las condiciones meteorológicas, es decir, es como si tuvieras un tapón que inhibe la concentración de humedad. La emisión de dióxido de azufre del Popocatépetl fortaleció la formación de ese domo”.
Ondas de calor más intensas por cambio climático
El aumento de la temperatura del planeta está estrechamente relacionado con el cambio climático. Durante una conferencia de prensa Graciela Raga, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, explicó que las ondas de calor serán cada vez más extremas y prolongadas debido al cambio climático.
La especialista detalló que el aumento en la temperatura, con días cada vez más calurosos y sofocantes, es una evidencia del cambio climático, por lo que actualmente vivimos temperaturas cada vez más extremas.
“En el futuro tanto las temperaturas máximas como las mínimas serán más extremas, y esos cambios tan dramáticos implican que en promedio el clima se está modificando significativamente”, indicó.
Un estudio realizado por la Universidad de Bristol alerta que en los próximos años se producirá un aumento en la intensidad de las ondas de calor, se prevé que se incrementen en relación con el aumento de las temperaturas globales. La investigación destaca que “los países que experimentan temperaturas fuera de su rango normal son los más susceptibles” a las altas temperaturas.
Desde mayo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que en los próximos meses las temperaturas en todo el mundo “se elevarán hasta límites desconocidos” debido a la presencia del fenómeno El Niño, que provoca temperaturas más cálidas, y al cambio climático.
Dicho pronóstico se cumplió: junio fue considerado por el Observatorio Europeo Copernicus como el más cálido, ya que en ese periodo el planeta elevó su temperatura arriba de los 0.5 °C, por encima de la temperatura promedio registrada entre 1991-2020.
El 4 de julio la OMM anunció el inicio del fenómeno de “El Niño” por lo que se prevé que se rompan récords de temperatura y que se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo. Este organismo explica que “El Niño” se produce cada dos o siete años, sus efectos suelen durar entre nueve y doce meses, y aunque el calentamiento de las aguas de los océanos es natural, sus impactos se han agravado debido a las actividades humanas.
La OMM advierte que algunos de los efectos de “El Niño” serán el aumento de lluvias en algunas zonas del sur de Sudamérica, sur de Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia central; así como, graves sequías en Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, Centroamérica y el norte de Sudamérica.
Ninel Escobar, subdirectora de Cambio Climático y Energía del World Wildlife Fund (WWF) México, explicó que este fenómeno será cada vez más frecuente, y no cada siete años, e intenso debido al cambio climático. Así, causará ondas de calor más intensas, ya que los gases de efecto invernadero que están en la atmósfera son absorbidos por los océanos, lo que aumenta su temperatura.
“Lo que ocurre con “El Niño” es que el agua del Océano Pacífico se calienta por arriba de los niveles normales. Con el cambio climático este fenómeno será más intenso, porque los gases de efecto invernadero aumentan la temperatura del ambiente; se estima que el 80% del calor de la atmósfera es absorbido por los océanos”.
Escobar recordó que las proyecciones climáticas estiman que en los siguientes años el centro norte de México será “más caliente y más seco”, mientras que al sur y sureste los patrones de lluvia serán más erráticos, con lo que se esperan tormentas más fuertes.
Pérdida de biodiversidad aumenta vulnerabilidad ante ondas de calor
La subdirectora de Cambio Climático y Energía de WWF México comentó que el mundo atraviesa dos principales crisis: el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad. Además, destacó que los cambios de uso de suelo y la deforestación contribuyen no sólo a la pérdida de especies, sino también aumenta la vulnerabilidad de las poblaciones para enfrentar los efectos del cambio climático.
“Ambas crisis se interrelacionan. El cambio climático hace más difícil la vida en la Tierra de muchas especies incluyendo a la humana, y la pérdida de biodiversidad hace que tengamos menos recursos para enfrentar los cambios de clima. Para atender ambas crisis tenemos que impulsar estrategias conjuntas”.
Comentó que es necesario detener la deforestación y aumentar las superficies con vegetación, ya que es una fuente importante de absorción de gases de efecto invernadero y es el hogar de muchas especies silvestres.
Ciudades más vulnerables al cambio climático
Durante la tercera onda de calor se observaba a la gente de las principales urbes abanicándose, a niños corriendo en las fuentes, mientras que al interior del transporte público los pasajeros trataban de refrescarse con lo que tuvieran a la mano. ¿En las ciudades hace más calor?
Fabiola Sosa Rodríguez, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), responde a esta pregunta. La especialista señala que la falta de áreas verdes provoca que las ciudades sean más vulnerables a las altas temperaturas: los rayos solares se reflejan en el asfalto y, junto con la falta de áreas verdes y pocos cuerpos de agua, generan un fenómeno llamado isla de calor, en el cual la radiación solar se dispersa más lentamente, con lo que la temperatura puede elevarse entre 3 o 4 °C.
La especialista en adaptación al cambio climático de la UAM resaltó la importancia de aumentar las áreas verdes en las ciudades y recuperar parques públicos generaría “microclimas” que ayudarían a regular la temperatura en toda la ciudad, ya que podrían reducirla hasta en 5 °C en las zonas cercanas a las áreas verdes.
Comentó que los modelos climáticos prevén para los próximos años que en la cuenca del Valle de México la temperatura se eleve 3 °C por encima del promedio registrado en la zona, con lo que llegaría a 35 °C, mientras que las lluvias podrían reducirse en un 20 % lo cual tendría graves efectos en la disponibilidad del agua. Por ello, advirtió que es necesario tomar medidas de inmediato.
Nancy Hernández, especialista en Vulnerabilidad del Centro Mario Molina, explicó que las ciudades tienen que adaptarse a las altas temperaturas e implementar medidas que mitiguen sus efectos como la creación de más áreas verdes y la conservación de los bosques cercanos a las grandes urbes.
Comentó que las recomendaciones internacionales señalan que el 10 % de las ciudades deben estar destinadas a las áreas verdes. “Hay ciudades en México que no alcanzan ni el 1 % “, indicó. Resaltó que otra medida de adaptación es la implementación de un sistema de movilidad con energías renovables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono.
“Las ciudades no están preparadas ni adecuadas para estos eventos climáticos extremos, no tenemos conocimiento de cómo actuar antes, durante y después de ellos. Las ciudades tienen que buscar estrategias para adaptarse a estos eventos climáticos que cada vez serán más frecuentes e intensos”, apuntó.
La especialista del Centro Mario Molina destacó que la experiencia que se vivió en el país con la tercera onda de calor fue una “llamada de atención” para que tanto los gobiernos y la sociedad tomen medidas a mediano y largo plazo que mejoren la resiliencia urbana ante las temperaturas extremas.
Los escenarios que planteaban los científicos sobre las afectaciones del cambio climático ya no son solo cálculos, sino que los estamos experimentando cada día, episodios como la tercera onda de calor son un ejemplo del impacto que las actividades humanas están generando en los patrones de clima que derivan en temperaturas cada vez más extremas. Por ello, es necesario tomar acciones antes de que no haya vuelta atrás. EP
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