¿Cuáles son las verdaderas consecuencias de la ola de calor experimentada en distintas ciudades de México durante las últimas semanas? Andrea J. Arratibel escribe sobre cómo impacta el cambio climático en la salud mental.
Plana verde | De los migrantes climáticos a la solastalgia: avisos del impacto del cambio climático en la salud mental
¿Cuáles son las verdaderas consecuencias de la ola de calor experimentada en distintas ciudades de México durante las últimas semanas? Andrea J. Arratibel escribe sobre cómo impacta el cambio climático en la salud mental.
Texto de Andrea J. Arratibel 29/06/23
El calor sin tregua que azotó la capital y tantos otros estados en las últimas semanas no llegó sin algunos de sus efectos nocivos: cansancio, irritabilidad, estrés, agotamiento. No obstante, las verdaderas consecuencias de las altas temperaturas en el deterioro de nuestra salud y bienestar se sufrirán a largo plazo. Las olas de calor agravan las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y renales. Además, tienen un impacto en la reducción del bienestar emocional, incrementan la depresión, la agresión, la ansiedad y provocan una mayor angustia psicológica. También disparan los síntomas clínicos asociados al suicidio.
Así lo evidenció un trabajo liderado en 2018 por investigadores estadounidenses, el cual mostró la correlación entre suicidio y calentamiento. Por cada grado que incrementa la temperatura en México, la tasa de muertes autoprovocadas crece en un 2.1% . El informe, publicado en la prestigiosa revista Nature, estimó que para 2050 estas cifras aumentarían en decenas de miles de defunciones.
Si bien la pandemia visibilizó los problemas de salud mental sacándolos del baúl de lo tabú, todavía se habla muy poco de los distintos factores que esconden detrás y su relación con el cambio climático y la desigualdad. Lo evidencia el poco alcance que tuvo uno de los informes más relevantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado hace justo un año. Según advertía el documento, las modificaciones en el medio ambiente derivadas de la actividad humana están teniendo impactos cada vez más graves y duraderos en las poblaciones: afectan directa e indirectamente en la salud mental y el bienestar psicosocial. El exceso de calor, los eventos de precipitación extrema y las sequías, entre tantos desastres que estamos provocando, impactan de distinta forma en unas poblaciones y otras.
No son pocos los estudios que advierten cómo el calentamiento global exacerba muchos factores de riesgo sociales y ambientales que agravan las enfermedades mentales, aumentando la incidencia de afecciones tales como angustia emocional, depresión, comportamientos suicidas o incremento del consumo de alcohol y ansiolíticos. También origina nuevos síndromes psicológicos. Es el caso de solastalgia: extrañar el entorno que todavía se habita, pero que ya no se reconoce; el dolor ecológico o la ecoansiedad: sufrimiento padecido por algunas personas ante el escenario apocalíptico que auguran las transformaciones del entorno.
La susceptibilidad que presentan los habitantes de regiones con climas extremos y con pobreza se multiplican ante estos fenómenos adversos. Algunos territorios de América Latina ya lo están materializando: huracanes que destrozan los cimientos de tantos hogares, inundaciones que sumergen comunidades enteras bajo las aguas, incendios forestales que arrastran a las poblaciones a la inseguridad, a la pobreza extrema y al desplazamiento, a la pérdida de su lugar y cultura; los migrantes climáticos.
Según prevé el Banco Mundial, casi cuatro millones de mexicanos y centroamericanos se verán obligados a dejar sus hogares por la subida del nivel del mar y la menor producción agrícola en los próximos años. ¿Cómo conseguirán los Estados frenar esta calamidad?
Los problemas ambientales derivados del calentamiento global, elementos clave de la justicia global, exacerban las inequidades sociales y atentan contra los derechos humanos. Sin embargo, no se analizan ni se atajan desde la perspectiva del acceso a la salud psicológica, la que permite el propio equilibrio y nuestra convivencia en comunidad. Según una encuesta de la OMS, solo 9 de 95 países habían incluido, hasta la fecha, el apoyo en materia de salud mental y psicosocial en sus planes nacionales sobre salud y cambio climático.
La pregunta está en el aire: ¿cómo afrontará México uno de los desafíos gubernamentales más importantes de las próximas décadas? EP
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