
En los campos agrícolas de Sinaloa, niñas y niños migrantes enfrentan el abandono y la invisibilidad. Save the Children México trabaja para devolverles identidad, educación, salud y esperanza.
En los campos agrícolas de Sinaloa, niñas y niños migrantes enfrentan el abandono y la invisibilidad. Save the Children México trabaja para devolverles identidad, educación, salud y esperanza.
Texto de Este País 18/06/25
En los campos agrícolas de Sinaloa, niñas y niños migrantes enfrentan el abandono y la invisibilidad. Save the Children México trabaja para devolverles identidad, educación, salud y esperanza.
En los campos agrícolas de Sinaloa, el sol calienta con fuerza y el bochorno es inescapable. Ahí, las jornadas laborales se sienten eternas. Más cuando eres un niño. Un niño en condición migrante: en soledad, sin protección, sin identidad, ni documentación o algo que te proteja. En medio de esta cruda realidad surge el proyecto de Save the Children México. Esta organización, que forma parte de una de las iniciativas humanitarias más reconocidas a nivel mundial, se ha establecido con firmeza y efectividad en el estado, trabajando mano a mano con las comunidades más vulnerables.
En las rutas de migración interna de los jornaleros agrícolas, Sinaloa es un punto focal: muchos llegan al estado buscando oportunidades de trabajo. En ese marco, las niñas y niños migrantes se enfrentan a una doble vulnerabilidad: la pobreza extrema y la falta de acceso a servicios básicos con educación y salud. Algunos, incluso, carecen de documentación que avale su identidad y nacionalidad, haciéndolos un blanco fácil para abusos y violencias.
Es en esta coyuntura que Save the Children elabora su programa de atención, dirigido a que las niñas y niños puedan acceder a la educación a pesar de las barreras que enfrentan. Esto incluye la creación de espacios de aprendizaje temporales en los campamentos de jornaleros, el suministro de materiales escolares y la capacitación de educadores para atender las necesidades específicas de esta población flotante.
La migración infantil se define como un fenómeno multidimensional que implica el desplazamiento de niñas y niños en busca de mejores condiciones de vida, frecuentemente asociadas a las decisiones familiares de migración laboral. En otras palabras: son niñas y niños que migran, solos o acompañados, para conseguir (un mejor) trabajo y poder apoyar a sus familias. Según UNICEF (2017), los niños migrantes enfrentan riesgos importantes como la deserción educativa, explotación laboral y exclusión social. Estudios como el de Castles y Miller (2009) en The Age of Migration destacan cómo estas experiencias migratorias pueden influir en el desarrollo cognitivo, emocional y social de las infancias, quienes suelen enfrentar rupturas en sus redes de apoyo, discriminación, barreras lingüísticas y culturales en sus nuevos entornos. Save the Children aborda estas complejidades mediante un enfoque integral que considera las necesidades inmediatas y las necesidades estructurales, como los derechos fundamentales y el bienestar a largo plazo de los niños migrantes.
El impacto de Save the Children no se limita al ámbito educativo. La organización también ha implementado programas de nutrición infantil que combaten la desnutrición crónica: problema que afecta de manera desproporcionada a las comunidades jornaleras. Estos esfuerzos incluyen la distribución de alimentos nutritivos, talleres de educación alimentaria para padres y monitoreos regulares de salud infantil.
Además, en situación de emergencias, Save the Children ha mostrado ser una fuerza crucial. Tras el paso del Huracán Willa, por ejemplo, la organización proporcionó kits de higiene y operó comedores comunitarios para atender a miles de niñas y niños afectados. Esta respuesta rápida y eficaz subraya su capacidad para adaptarse a las necesidades inmediatas sin descuidar sus programas a largo plazo.
Save the Children también reconoce que el bienestar de la infancias no puede lograrse sin abordar el problema de la violencia. En Sinaloa, donde la inseguridad afecta en todos los niveles de la sociedad, la organización ha creado espacios seguros para niñas y niños. Estos espacios buscan brindar apoyo psicosocial, promover el desarrollo emocional y ofrecer actividades recreativas que fortalezcan su resiliencia.
La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby en su obra Attachment & Loss (1969), subraya la importancia de proporcionar entornos seguros para que los menores puedan desarrollar un sentido de confianza y seguridad emocional. Save the Children aplica este principio en sus espacios seguros, diseñados para mitigar los efectos del estrés tóxico y ofrecer a los niños un refugio donde puedan expresar sus emociones y reconstruir su bienestar.
El éxito de esta organización en Sinaloa no sería posible sin sus alianzas estratégicas. La organización trabaja en estrecha colaboración con el Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) y otras entidades locales para garantizar que sus intervenciones se alineen con las políticas públicas y generen un impacto sostenible. Aquí observamos un punto clave en el éxito de una organización de esta índole: la coordinación con otros actores sociales y políticos para que los alcances se sostengan a largo plazo. Save the Children es un actor fundamental en la lucha por los derechos de la niñez en Sinaloa porque su enfoque de acción efectiva ofrece un modelo a seguir para otras organizaciones.
La historia de Save the Children en Sinaloa es, en esencia, una historia de resistencia y esperanza. Es un recordatorio de que incluso en los contextos más desolados, es posible la transformación cuando hay una voluntad dirigida por la estrategia. En el corazón de Sinaloa, entre los campos y las comunidades olvidadas, esta organización no sólo está cambiando vidas: está construyendo un futuro más justo y digno. EP