El rastro del caracol

A través del teatro, cine y televisión, Vientos Culturales hace posible que las infancias y juventudes chiapanecas se expresen y sean escuchadas en un mundo adultocéntrico.

Texto de 12/03/25

A través del teatro, cine y televisión, Vientos Culturales hace posible que las infancias y juventudes chiapanecas se expresen y sean escuchadas en un mundo adultocéntrico.

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“Que los poemas sean / el rastro del pequeño caracol”, inicia “Ars Poeticade Aracelis Girmay. No hay que subestimar a los caracoles poetas: ellos saben cosas. Recorren a desliz seguro los misterios del reino Plantae, conocen los tesoros de la tierra y atienden el llamado de la vida con la autenticidad de la discreción y la amistad bien habida. Deberíamos hablar más de ellos. 

Por ejemplo: en mayo de 1996, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, nació Vientos Culturales, un proyecto social para responder a la necesidad artística de niñas, niños y jóvenes de la región. En otras palabras, un lugar de caracoles. Acá, el centro son las juventudes: sus ideas, perspectivas y proyectos; sobre todo, su voz e inquietudes. 

Ecosistema hostil 

Según el CONEVAL (2024), el 47 % de las niñas y niños mexicanos entre 6 y 11 años viven en la pobreza. Sin embargo, éste no es un término unívoco ni es reductible al ingreso económico: la desigualdad y la injusticia sistémica tasajean al país desde varios flancos. Así, la pobreza también se expresa en forma de exclusión cultural, entendiéndose como la privación de acceso al arte y a los medios de expresión subjetiva. Esta categoría enfatiza la falta de oportunidades para participar en actividades culturales y creativas, acceder a bienes culturales o desarrollar una identidad y expresión personal plena. 

La pobreza cultural se perpetúa debido a diversos factores. Tres son especialmente relevantes: 1. la imposibilidad de acceso a bienes culturales, a saber, infraestructura y espacios para desplegar estas actividades; 2. la marginación de las expresiones culturales locales, donde se desvalorizan y desplazan las tradiciones culturales propias en favor de la cultura dominante; 3. la falta de una formación artística y cultural que permita la expresividad y construcción de vínculos comunitarios. Una consecuencia común derivada de dichos factores es, siguiendo a Amartya Sen en Development as Freedom (1999), que la privación cultural limita la libertad de las personas para vivir una vida plena, una vida que el sujeto valore

En esa línea, Sen argumenta que el desarrollo debe ampliar las capacidades de las personas para hacer actividades que les son valiosas. Las capacidades son las oportunidades que tienen los individuos para hacer y ser lo que desean, lo cual abarca una gama de elementos desde la educación y la salud, hasta la libertad política y el acceso a la cultura. Entonces, la exclusión cultural no sólo es una cuestión económica, sino una barrera para la realización personal y comunitaria. 

Exoesqueleto comunitario 

Los caracoles son criaturas de sentido; precisan que, desde lo profundo, emerja un latido para hacer cosas. Cosas de caracol, claro. Pero hay entornos cuya hostilidad se vuelve imposibilidad: necesitan protección para ponerse en movimiento. Entonces, desarrollaron un exoesqueleto —una concha— que recubre, protege y soporta su cuerpo. En Tuxtla no existía un exoesqueleto que diera hogar a los tantos moluscos artistas que se deslizaban por sus calles. Así, entre 1998 y 1999, Vientos Culturales construyó su centro cultural comunitario: un espacio que promueve la cultura y la participación social de la comunidad. Ahí, en ese lugar de encuentro y creación, han atendido a aproximadamente 4,400 personas. Además, haciendo una analogía de la concha como casa rodante, han llevado talleres itinerantes a distintas colonias de Tuxtla Gutiérrez, lo que ha beneficiado a 3,200 niñas y niños en 25 ubicaciones.

Como el llamado del caracol es innegable, Vientos Culturales creció. Desde el año 2000, incursiona en el teatro de títeres con obras promotoras de valores para la prevención de adicciones y violencia, así como para la protección del ambiente y el fortalecimiento de la identidad cultural. Este proyecto ha impactado a más de 13 mil personas en más de 100 comunidades.

En Vientos Culturales también exploran los medios audiovisuales con programas de televisión, como “Viva la pelota”, y proyectos de cine y periodismo audiovisual, como “¡Vientos!, noticias que vuelan”, mismo que se sostiene desde el 2016. En 2021 se sumaron dos proyectos: “¡Nosotras! en alta voz”, un laboratorio colectivo para cerrar la brecha de género en la participación de las mujeres de la Colonia Plan de Ayala, y “¿Qué me faltó preguntar?”, una escuela en línea enfocada en la producción audiovisual de calidad para infancias en Latinoamérica, cuyos participantes provienen de 10 países. Uno de los elementos más interesantes de esta aventura es que el rol principal lo tienen las y los niños: son temas, noticias y narrativas que les interesan a ellos. Y, en esa medida, comparten una ventana a su mundo con el resto del globo. En 2023, esta organización benefició directamente a 5,064 atendientes del llamado del caracol. 

De los Altos de Chiapas para el mundo: Kuxlejal

En su adultocentrismo, el mundo posmoderno demanda a las adolescencias cosas que están fuera de su jurisdicción. Se les exige que rindan y respondan física, académica, emocional y, desafortunadamente, laboralmente como si fueran adultos; se les minimiza, descalifica, silencia. La falta de consideración a las posibilidades e inquietudes de los jóvenes tiene consecuencias importantes, una de ellas es el suicidio De hecho, nuestro tiempo enfrenta un alza de suicidios y se espera que la estadística crezca: es la cuarta causa de muerte en jóvenes y para 2029 se calcula que será la segunda. Y aunque es un fenómeno multifactorial, la falta de espacio y escucha es un elemento agravante, más cuando la indiferencia es gubernamental. Esta situación fue la que enfrentaron las comunidades de los Altos de Chiapas.Entonces los moluscos decidieron hablar de lo que no se habla. Hablarle a quien quisiera escuchar.  

“Que los poemas sean el rastro del pequeño caracol”, decía “Ars Poetica”. Y sigue:

A donde sea que vaya,
cada centímetro: registro silencioso

de la oración plateada del pie. 
(...) 

Los caracoles caminan. Recorren el mundo dejando un rastro de su paso por la vida. Un hilo de plata que conecta las esquinas del planeta y los vincula. Nos vincula. El registro plateado de los caracoles es testimonio de sus vidas. También de plata (haluro de plata, especificamente) están compuestas las películas y los papeles fotográficos. Casualmente, así fue como Vientos Culturales respondió a la crisis de salud mental entre las juventudes tsotsiles de Chiapas, con un documental: Kuxlejal —palabra que significa vida en tsotsil—, aborda de manera profunda y sensible el tema del suicidio juvenil en sus comunidades. La producción da voz a jóvenes que enfrentan rechazo, restricciones culturales y falta de espacios para expresarse, elementos que agravan su aislamiento emocional y social.

El desarrollo de Kuxlejal incluyó la participación activa de jóvenes de Zinacantán y San Andrés Larráinzar, quienes compartieron experiencias personales sobre cómo el suicidio ha impactado sus vidas, ya sea a través de intentos propios o la pérdida de seres queridos. Este enfoque permitió capturar una visión cercana y auténtica de las realidades que enfrentan, evidenciando la falta de oportunidades y las presiones culturales que moldean su día a día.

El documental se convirtió en una herramienta educativa clave en las campañas de prevención del suicidio que se llevaron a cabo en escuelas secundarias y preparatorias de la región. Estas iniciativas promovieron el diálogo sobre salud mental y ofrecieron apoyo a jóvenes en situación de riesgo. El impacto del proyecto fue reconocido internacionalmente al recibir el Japan Prize en 2018, un galardón que premia los mejores contenidos educativos audiovisuales y, el año pasado, ganar el premio a la innovación de los Premios Compartir del Centro Mexicano para la Filantropía, A.C (Cemefi). 

Además del suicidio, Kuxlejal trata problemáticas que, a pesar de centrarse en la experiencia de un punto del mundo, son dolorosas para muchas personas. La relación entre la identidad tradicional y los procesos de globalización es accidentada y no se desarrolla sin violencias. Aborda cuestiones como la prohibición en las escuelas de hablar tsotsil, lo que impone un mandato de silencio a quienes no dominan el español. El hip-hop se convierte en una respuesta frente al intento de borrado; “Haz el hiphop, no en la lengua ajena, sino en la nuestra”, dice José del grupo S-hip Hop Jlumaltik, cuya formación sigue el filme. 

El formato documental, su manera de reflejar la realidad del suicidio y la noción de identidad, así como la centralidad del arte como respuesta a dichas problemáticas son los elementos innovadores de esta intervención. Sugiere, en esa línea, que lo nuevo no necesita mucho aspaviento, pero sí una mirada atenta. Kuxlejal sostiene una analogía relacionada con salir de un lugar de muerte: la música, la danza, la escritura y lo comunitario “sacan” la esperanza y la convierten en un bastión para hacérselas con la realidad. 

Conchas y regeneraciones 

Para muchas niñas, niños y jóvenes, Vientos Culturales es un lugar donde son libres de juicio y pueden explorar cosas nuevas. Su trabajo refleja cómo la falta de vías de expresión y acceso al arte merman a una comunidad. Carecer de caminos apropiados para los caracoles poetas corroe el optimismo vital, pudre la creatividad: nos llena de tristeza. 

Kuxlejal y otros proyectos de la organización funcionan porque atienden la limitación que la privación cultural produce. Acompañan y posibilitan el desarrollo de las capacidades que traen sentido y valor a la vida humana, donde el arte y la creatividad son elementos centrales. Gracias a estas herramientas es posible dar cuenta de una identidad en movimiento donde conviven la perspectiva tsotsil con otras tradiciones y expresiones. Dicha identidad es única porque responde a las condiciones exclusivas de esa coyuntura: es especial y valiosa, merece mostrarse. Asimismo, posibilita que los vínculos con los demás se fortalezcan, regenerando el sentido de pertenencia y el tejido social. Al igual que las conchas de los caracoles, Vientos Culturales apuesta por un constante proceso de regeneración para seguir indagando. Se parece mucho al poema citado de Girmay. Completo, se canta así: 

Que los poemas sean 
el rastro del pequeño caracol.

A donde sea que vaya,
cada centímetro: registro silencioso

de la oración plateada del pie.
         Viví una vez.
         Gracias.
         Fue aquí.

Las intervenciones de Vientos Culturales siguen la línea del último verso. Habilitando un espacio para que las infancias y juventudes chiapanecas puedan mostrar su perspectiva particular, declaran: aquí hay mucha vida, muchas historias, muchos amores e inquietudes; estos somos nosotros, ¿quiénes son ustedes? EP

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