
Mariana Betancourt Aldana escribe sobre FRATER, una fundación que, con altos valores éticos y solidarios, se encarga de proporcionar cuidados y atención médica a personas con discapacidad intelectual.
Mariana Betancourt Aldana escribe sobre FRATER, una fundación que, con altos valores éticos y solidarios, se encarga de proporcionar cuidados y atención médica a personas con discapacidad intelectual.
Texto de Mariana Betancourt Aldana 23/04/25
Mariana Betancourt Aldana escribe sobre FRATER, una fundación que, con altos valores éticos y solidarios, se encarga de proporcionar cuidados y atención médica a personas con discapacidad intelectual.
Existen historias cuyo inicio es tan complicado que parecen imposibles. Hace treinta años, en el centro de la Ciudad de México, cerca cien personas habitaban un predio en condiciones infrahumanas. Eran hombres, mujeres y niños de todas las edades, abandonados por la sociedad, atrapados en un destino incierto, que requerían atención médica inmediata. Además, cerca del 90 % de ellos presentaba alguna discapacidad intelectual, motora o psicosocial.
Graciela Sodi y Yolanda Vincourt, ambas con experiencia en servicio social, se enteraron de esta situación. Había dos opciones: hacer como si nunca hubieran visto nada y no volver a dormir tranquilas, o tomar acción. Finalmente, asumieron una gran responsabilidad y los acogieron temporalmente. Unos cuantos, menos del 30 % de quienes vivían en aquel predio, fueron recibidos en instituciones gubernamentales. ¿Qué hacer con las demás? ¿A dónde irían los que no fueron aceptados?
En un acto de audacia y convicción, Yolanda y Graciela se encargaron de dar atención a 85 seres humanos. Cocinaban las comidas en sus propias casas y, diario, se las arreglaban con los mínimos recursos disponibles, pero siempre con cuidado y dignidad. Su esfuerzo incansable e ingenio para mover recursos privados, junto con la colaboración del gobierno, les permitieron obtener un terreno en comodato otorgado por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Así nació la Fundación Fraternidad sin Fronteras (FRATER).
Actualmente, FRATER alberga a 64 personas con discapacidad intelectual, quienes reciben atención médica, neuropsiquiátrica y psicológica, además de alimentación balanceada, vestido y calzado. También cuentan con educación escolarizada y no escolarizada, actividades recreativas e integración comunitaria, fisioterapia y acciones ecológicas como el cuidado de una huerta y la limpieza del Bosque de Tlalpan.
Uno de sus logros ha sido la restitución del derecho a la identidad de todas las personas que habitan en la fundación. Hoy, cada beneficiario cuenta con acta de nacimiento, INE y CURP, garantizando su reconocimiento legal y acceso a derechos básicos, descritos en el artículo 4 de la Constitución.
Los valores rectores de FRATER sustentan su labor y, en una reacción en cadena, nos inspiran a actuar en nuestra comunidad. Su constante impulso de búsqueda de nuevas formas de ayudar y su atención al valor de la vida de cada persona los motiva a promover el bienestar y el desarrollo armónico de todos. El verdadero cambio se construye con un espíritu de fraternidad, y su abordaje, centrado en la persona, reafirma el respeto por la dignidad y los derechos humanos. Así, este proyecto invita a entregar lo mejor de nosotros en pos del servicio a los demás.
Las personas que visitan las instalaciones de FRATER se sorprenden con frecuencia: “todo está limpio y en orden”; algunos, incluso, piensan que “aquí no se necesita nada”. En realidad, lo que ven es el resultado de una labor cotidiana que se basa en un principio esencial: la dignidad. Esto sugiere que, para que una organización sea exitosa, el trabajo debe ser continuo y cotidiano.
La misión de FRATER es ofrecer condiciones de vida dignas a personas con discapacidad intelectual que han sido abandonadas: tratar con respeto y decoro a cada ser humano no debería ser la excepción, sino la norma. La integridad y la decencia en el trato hacia los demás no son lujos, sino derechos fundamentales. El lema de FRATER, “Cuidado que dignifica”, es una filosofía de vida, una forma de estar y actuar con los demás, especialmente con aquellos que han sido excluidos de la sociedad y del apoyo estatal.
Parte de la visión de FRATER es promover una cultura de la solidaridad en nuestro país. En México, el apoyo y la ayuda aparecen en momentos de crisis o desastres naturales; sin embargo, el compromiso sostenido con las causas sociales sigue siendo un reto para la ciudadanía.
¿Es necesario ser intrépidos para asumir una responsabilidad social o simplemente debemos comprometernos y actuar con valentía, como lo hicieron Yolanda y Graciela? Una visita a FRATER puede ayudarnos a encontrar la respuesta y dar el primer paso hacia una sociedad más ética y solidaria, donde la dignidad no sea un privilegio, sino un derecho garantizado para todos. EP