Esta columna es un reconocimiento al trabajo de todo el equipo del programa “Retorno al Origen/chjíbéya-ná ñánda inchraba-ná” que ha hecho una labor extraordinaria por recuperar las historias y los lazos comunitarios que desató hace ya muchas décadas Ricardo Flores Magón, con su vida de lucha.
Lengua daga: Nangi ko kjoabijnandiì (Tierra y libertad)
Esta columna es un reconocimiento al trabajo de todo el equipo del programa “Retorno al Origen/chjíbéya-ná ñánda inchraba-ná” que ha hecho una labor extraordinaria por recuperar las historias y los lazos comunitarios que desató hace ya muchas décadas Ricardo Flores Magón, con su vida de lucha.
Texto de Heriberto Paredes 09/04/20
Sergio Nieto es un hombre lleno de historias por contar. Su casa, en un extremo de la comunidad mazateca de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca, es también una guarida: sus paredes de adobe protegen libros y documentos, pinturas, fotografías, esculturas, máscaras y chitates. A pesar de que es muy serio al principio, en su plática también hay bromas, juegos de palabras y un misterio detrás. Es aquel luchador al cual se recurre para aprender.
Una cobertura me llevó por segunda vez a esta tierra mazateca y logré contactar a Sergio para platicar una tarde con él. Mientras me enseña su casa, el canto de su hija llena todas las estancias. Está cantando una canción de Pink Floyd mientras borda un rebozo con telar de cintura.
Esta es la primera parte de un tejido de ideas que trata de recuperar algunos aspectos de la historia oral del lugar en donde nació, el 16 de septiembre de 1873, Ricardo Flores Magón. Lo que sigue son algunas de las palabras que Sergio me compartió y que constituyen una de las posibles respuestas a la pregunta sobre el legado magonista en la Sierra Mazateca, también conocida como Sierra de Huautla:
Heriberto Paredes (HB): ¿Cuáles son algunas de las enseñanzas del pensamiento de Ricardo Flores Magón en estas comunidades?
Sergio Nieto (SN): Nosotros pensamos que hay que aplicar los principios anarquistas en nuestras casas, en nuestro entorno —en la ciudad o en el campo—, donde estemos.
Ricardo pudo nacer en el futuro y, por ello, nosotros tenemos que tener conciencia de los conocimientos anarquistas que defendió. Hay que buscar la armonía y la libertad, hay que vivir con libertad sin que se impongan pensamientos contrarios a la vida.
Es importante defender la ayuda mutua con el prójimo y esto aún existe en la Sierra Mazateca. Autosuficiencia: muchos sembramos aún para nuestro sustento y no esperamos a que nos den ayudas. El sistema nos acostumbra a recibir y aquí empezamos a dejar de trabajar, de ser autosuficientes. Este conocimiento es ancestral y Ricardo lo vio con claridad.
Aquí se cultiva el frijol, el maíz, hay ganado menor y mayor. Hay intercambios, la gente se ayuda en las fiestas y en la construcción de casas; se junta la gente, aunque cada vez menos, se va mermando la costumbre. Pero todavía hay ayuda mutua y solidaridad. En todo el mundo deberían existir estos principios.
El capitalismo ha hecho que como seres humanos nos consuma el consumismo, se trata de una represión mental y física. En mi familia me enseñaron los principios magonistas pero también aprendí en la Ciudad de México, (donde) me formé en distintos procesos políticos.
Yo no tengo muchos conocimientos de escuela pero la historia oral existe aquí en la sierra.
El tatarabuelo de mi mamá nos platicaba que a él le contaron que hubo un tiempo en que unos maestros habían llegado a compartir su conocimiento. Eran Teodoro y Margarita, padres de los hermanos Flores Magón. Ello enseñaban a la gente a leer y a escribir y la comunidad le pagaba cubriendo sus necesidades principales. Les hicieron una vivienda y la gente los quiso mucho. Margarita también enseñaba costura, pero se fueron poco después del nacimiento de Ricardo y la gente quedó muy triste. Eso me lo contó mi abuelo también cuando yo era niño, me dijo que se lo contó su abuelo, Maximiliano Avendaño, porque, aunque nació en 1888, él todavía vivía.
La familia Flores Magón estuvo 3 años en Eloxochitlán y de ahí se fue a Teotitlán y luego a México para seguir con el proyecto que tenía para sus hijos de volverlos profesionistas.
Cuando yo crecí no había carro hasta acá, había que caminar y fue por eso que conocí las rutas de esta familia en la sierra, mi papá me las enseñó.
Por ejemplo, de su legado puedo decir que, en 1997, se hizo una caminata hasta a México para ir a la Rotonda de los Hombres Ilustres. En los pueblos que pasamos nos recibieron con gusto, nos recibieron con música y vivas, nos dieron de comer y se hicieron actos para explicar quién es Ricardo Flores Magón. Nos conocimos entre los pueblos.
Ahí aprendí que Ricardo no buscó el prestigio, sino que él era un luchador; para la historia de ahora, dicen que buscaba el prestigio, pero no es así. Nunca buscó ser presidente ni otro cargo, se negó a ceder. Él murió por buscar el bien común para la humanidad, fueron sus palabras y sus denuncias las que le ocasionaron la encarcelación.
Según veo, la historia actual habla de los Flores Magón como hombres de manos suaves, pero ellos eran más duros, nunca hablaron con medias tintas.
Fue gracias al impulso de algunos profesores que se retomó el ejemplo de estos luchadores y gracias a ellos se hicieron las Jornadas Magonistas. Primero, en los años sesenta estos profesores y las autoridades municipales por usos y costumbres discutieron sobre el cambio de nombre: de San Antonio Eloxochitlán a Eloxochitlán de Flores Magón. Esto pasó en julio de 1966.
Cuando se cambió el nombre, era niño pero recuerdo que hubo mucha música y así fue como se intensificó la presencia de Ricardo Flores Magón en la comunidad. Años más tarde, en aquella primera caminata, fuimos como 5 mil personas de aquí y de pueblos vecinos.
El encuentro con la tumba fue espiritual para mi: un hombre que haya nacido aquí y que haya luchado por los pobres y los desheredados nos dio cierta melancolía, cierta nostalgia. Fue un personaje de mucha fuerza que nunca se rindió. Y tenemos gusto de que aún hay personas con esta fuerza en el mundo.
En la Rotonda hubo grupos de toda la República y de muchas partes del mundo. Hubo danzas y nosotros llevamos la de los Toritos, que se baila con toros de cartón, pero también llevamos los huehuentones, que es danza del día de muertos.
En la comunidad necesitamos que, cuando haya algún registro fotográfico de actos como los de las Jornadas, de las danzas y de todo lo que pasa aquí, todo ese material se guarde en una casa de la cultura o algo así para que se pueda consultar.
Veo que es tiempo de pensar y trabajar como familia en cada núcleo, de acuerdo con la naturaleza, respetándola. Hacerlo es mejor que hablarlo, porque las palabras se las lleva el viento.
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Sergio, además de transmitir la historia oral de su comunidad, es también un artista, pero esto lo platicaremos en la siguiente entrega. EP
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