
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos sobre el entorno internacional contemporáneo y los ajustes estratégicos que México debe emprender para fortalecer su posición exterior.
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos sobre el entorno internacional contemporáneo y los ajustes estratégicos que México debe emprender para fortalecer su posición exterior.
Texto de Susana Chacón 29/10/25

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos sobre el entorno internacional contemporáneo y los ajustes estratégicos que México debe emprender para fortalecer su posición exterior.
En el segundo semestre de 2025, México enfrenta un escenario complejo dentro de Norteamérica. Las dinámicas de la relación trilateral con Canadá y Estados Unidos están marcadas por la renegociación de intereses económicos, los desafíos en materia de seguridad y crimen organizado, la presión migratoria en aumento y un entorno político volátil en Washington, DC. A esto se suma la necesidad de consolidar la posición de México frente a los retos internos —violencia, narcotráfico, transición energética, debilitamiento institucional— que inevitablemente repercuten en la cooperación regional.
Uno de los retos más inmediatos es el impacto de la política interna estadounidense sobre la relación bilateral. En el periodo de agosto a diciembre de 2025, la migración, el narcotráfico y la seguridad fronteriza serán temas centrales del debate.
México estará bajo un escrutinio constante. La presión de Washington se traducirá en exigencias de mayor control migratorio y de colaboración en la lucha contra el fentanilo. Desde su toma de protesta el 20 de enero de 2025, Donald Trump ha endurecido su discurso en contra de México. Esto ha obligado al gobierno mexicano a manejar un delicado equilibrio entre responder sin confrontar y, al mismo tiempo, defender su soberanía. Además, ha tenido que mostrar resultados tangibles en la contención migratoria y en la cooperación en seguridad para evitar sanciones económicas o represalias diplomáticas.
Durante el primer semestre de 2025, la migración fue uno de los primeros temas de presión. México se convirtió en país de origen, tránsito y destino, con flujos provenientes de Centroamérica, Haití, Venezuela y también de África. Las rutas migratorias son controladas, en parte, por organizaciones criminales, lo que genera una crisis humanitaria y de seguridad simultánea.
Estados Unidos exigió a México reforzar su papel como “muro de contención” mediante el despliegue de la Guardia Nacional en las fronteras sur y norte, así como la instalación de centros de procesamiento migratorio. Esta externalización del control fronterizo genera tensiones políticas internas, pues la sociedad mexicana percibe que se está respondiendo más a los intereses de Washington que a las necesidades humanitarias locales. El reto para México ha sido convertirse en un país embudo insostenible; ha contenido a miles de personas sin recursos suficientes para ofrecer empleo, seguridad ni condiciones dignas. De enero a junio de 2025, Trump logró que Sheinbaum respondiera sin dudar, pues busca evitar sanciones económicas mayores.
El tema de la seguridad es hoy el de mayor importancia en el gabinete de Trump. La inseguridad en México no es exclusivamente un asunto interno, sino un desafío compartido con Norteamérica. El tráfico de drogas, armas y dinero ilícito conecta a los tres países en ciclos de violencia y corrupción. Al haber aprobado denominar a los cárteles como organizaciones terroristas, se faculta legalmente al gobierno estadounidense a llevar a cabo intervenciones extraterritoriales en donde operan.
Después de la visita de Marco Rubio a la Ciudad de México, el 3 de septiembre de 2025, y de lo experimentado los meses previos, México enfrentará presiones más severas para demostrar avances concretos en la lucha contra el crimen organizado, especialmente en lo relacionado con el fentanilo y el huachicol. Estados Unidos ha dejado claro que la colaboración antidrogas no es negociable, y se prevén operativos conjuntos, intercambio de inteligencia y medidas más duras contra funcionarios o empresarios mexicanos señalados por vínculos con los cárteles. Ha habido un importante cambio en el lenguaje, pues ya no se habla de combatir al crimen, sino de acabar con los criminales unilateralmente en el caso de no tener cooperación.
Este reto tiene dos dimensiones: una interna, que obligaría a reducir los niveles de violencia en estados clave, proteger a las fuerzas de seguridad y desmantelar redes de corrupción vinculadas a autoridades locales y federales, y la otra externa, en la que la prioridad ha sido cumplir con los intereses y la agenda estadounidense. Se requiere mantener la cooperación con agencias de Estados Unidos, a pesar del discurso de soberanía nacional que genera tensiones diplomáticas si se perciben como intromisiones en los sectores más radicales del gobierno mexicano.
Entre otras cosas, Trump busca que le entreguen a altos funcionarios y a narcopolíticos, pero hasta ahora se intuye que se protegen desde Palacio Nacional. Hay que ver si, en los próximos meses, las presiones crecen y si Sheinbaum estaría dispuesta a ceder. Sin duda, esto fortalecería su presidencia y reduciría las presiones que vive dentro de su propio gobierno. Además, hay que recordar que Trump condicionó la entrada en vigor de los aranceles si cuenta con resultados medibles y concretos en contra de los criminales. Si la Presidenta mexicana quiere evitar la amenaza de los aranceles, deberá dar resultados aceptables para Trump. Sin duda, su margen de maniobra es muy limitado.
Por su parte, el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es otro tablero crucial. Durante el segundo semestre de 2025 se intensificarán las revisiones sectoriales y las disputas comerciales en temas como: energía, debido a la política mexicana de fortalecer a Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad frente a inversiones extranjeras y energías limpias; automotriz y reglas de origen, que es un sector en el que los tres países buscan ventaja competitiva frente a Asia; agroindustria, por la disputa en torno al maíz transgénico y a las barreras fitosanitarias.
Aunque el margen de maniobra es estrecho, México deberá negociar con firmeza para evitar sanciones o aranceles que puedan afectar a la economía. El reto será demostrar que puede ser un socio confiable en cadenas de suministro estratégicas, al tiempo que protege sus intereses nacionales.
Por otra parte, de agosto a diciembre de 2025, México tendrá que enfrentar paneles de controversia en el marco del T-MEC y resistir presiones para abrir más su mercado energético. El reto será compatibilizar su estrategia de soberanía energética con los compromisos ambientales y comerciales regionales.
Más allá de los temas económicos y de seguridad, México deberá fortalecer su posición como mediador y socio confiable en un contexto internacional marcado por la rivalidad entre China y Estados Unidos, y por la guerra en Ucrania. Washington exigirá alineamiento en materia de sanciones y seguridad, mientras que México buscará mantener una política exterior más independiente.
El reto diplomático será no quedar atrapado en la lógica de bloques, evitando fricciones con Ottawa y Washington, pero también preservando su capacidad de interlocución con potencias como China, Rusia o los países latinoamericanos.
La diplomacia será clave para mantener un equilibrio entre la cooperación con Canadá y Estados Unidos, y la defensa de su autonomía frente a presiones externas. El país se encuentra en un punto crítico: o consolida su liderazgo en Norteamérica como un socio estratégico, o corre el riesgo de ser visto solo como un eslabón débil, incapaz de responder a los desafíos regionales. El camino de agosto a diciembre de 2025 será decisivo para definir hacia dónde se inclinará la balanza. EP