
Agustín Escobar Latapí advierte la urgencia de proteger a los jornaleros mexicanos en la renegociación del T-MEC.
Agustín Escobar Latapí advierte la urgencia de proteger a los jornaleros mexicanos en la renegociación del T-MEC.
Texto de Agustín Escobar Latapí 05/11/25

Agustín Escobar Latapí advierte la urgencia de proteger a los jornaleros mexicanos en la renegociación del T-MEC.
En la renegociación del T-MEC, México puede prevenir que se contrate a mexicanos en los estados de Estados Unidos que reducen más sus salarios agrícolas o donde hay contratistas laborales con litigios laborales repetidos.
Durante toda la historia del mayor programa de jornaleros temporales mexicanos en la agricultura de EUA, o H-2A, México ha permitido que se contrate a los mexicanos desde Estados Unidos sin ninguna supervisión mexicana1 y en las condiciones laborales que sean: horas extras o mal clima (extremo calor, temperaturas gélidas, lluvia). El supuesto es que en México no hay empleos decentes en la agricultura, y que las familias estarán mucho mejor con remesas en dólares. Sin embargo, el mercado agrícola mexicano ha mejorado notablemente y esos trabajadores, de hecho, parten de empleos mexicanos; no son desempleados. Los trabajadores necesitan pasaportes. Los trabajadores deberían recibir sus pasaportes previa copia de los contratos que muestren que no trabajarán en esos estados ni para esos patrones.
¿Qué es el H-2A? Es un programa de trabajo temporal de EUA que no conduce a la residencia y lleva a trabajadores extranjeros a Estados Unidos cada año. Tiene dos variantes. Una “no agrícola” (H-2B) que puede dar visas extendidas, pero que está topada a un número máximo de contratos (muchas de las actividades de este programa en realidad sí son de trabajo rural, ganadero o forestal), y una agrícola (H-2A), que ha crecido enormemente. Más del 90 % de las estancias de trabajo tienen una duración de entre 3 y 9 meses. Se espera que la cantidad de visas aprobadas para el programa H-2A llegue, en 2025, a casi 400 mil. Este programa se ha cuadruplicado en tamaño desde el año 2000. Se contrata abrumadoramente a hombres mexicanos, que suman más del 90 % del total. Ha habido aumentos relativamente significativos de mujeres y de trabajadores de terceros países, pero siguen siendo pocos.
Toda la agricultura en México emplea de 2.4 a 2.7 millones de trabajadores asalariados según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),2 de los cuales 560 mil están en empleos formales. Más de tres cuartas partes son informales. Un programa de la magnitud del H-2A afecta el mercado de trabajo agrícola mexicano. El crecimiento de las exportaciones agrícolas ha generado más demanda laboral, y la sustracción de 400 mil de los mejores trabajadores mexicanos tiene un impacto amplio. Los reclutadores seleccionan a los mejores trabajadores jóvenes de las zonas de exportación, que son las que emplean tecnología y disciplinas avanzadas, y pueden desplazarlos de manera cada vez más oportuna (se dice que el H-2A es el programa “Just in Time” de la agricultura de EUA). Estos trabajadores ya están altamente calificados y son seleccionados para que puedan empezar a trabajar con alta productividad al día siguiente de su llegada al campo en EUA
Pues bien, el programa H-2A es un programa unilateral. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) tiene un papel mínimo pero importante al proveer, a una pequeña parte del contingente, información y teléfonos de contacto. Pero México no interviene en la selección. Y hay cambios lesivos para los trabajadores.
Los contratos laborales firmados a partir del 10 de octubre de 2025 en el programa H-2A estarán sujetos a nuevas reglas para la definición de los salarios de los trabajadores. Los patrones tendrán acceso a un sistema de fijación de salarios mucho más simple, flexible y de menores salarios. La International Fresh Produce Association, que representa a importadores y productores hortofrutícolas, agradeció el cambio de reglas y afirma que se ahorrarán entre 2.7 y 3 mil millones de dólares en salarios, sólo en este programa. La United Farm Workers estima, por el contrario, que la caída de la masa salarial será mayor. En California, el cambio en paga horaria sería de 19.97 dólares a 16.45; en Georgia, de 16.08 a 12.27; en Michigan, de 18.18 a 13.78; etc.
La mayoría de los trabajadores vuelve a México satisfecha por haber ganado cantidades inalcanzables en México y haber remitido o ahorrado una buena parte del salario. Jornamex, un grupo de estudios laborales, tiene testimonios de hace un año de trabajadores que ganaban 7 mil dólares mensuales; también de otros que ganaban 4 mil que es un salario más cercano a la media reportada por expertos laborales.
No obstante, hay una fracción significativa que vuelve a México muy decepcionada y que se considera engañada. El caso más sonado en 2024 fue el de productores de papa que no les pagaban a sus trabajadores. Para cumplir con las reglas, los patronos deben pagar un salario definido por arriba del salario de mercado (el Adverse Effect Wage Rate o AEWR),3 el transporte internacional y el transporte diario, y proporcionar vivienda, además de que a los trabajadores no se les deduce el seguro de desempleo ni un fondo para retiro, porque al terminar el empleo son remitidos a México. Pero hay múltiples esquemas de trampa: deducciones excesivas, no pago durante horas extra, casi inexistente paga por días de enfermedad, mala calidad de la vivienda y nula seguridad en el transporte, que muy frecuentemente se deja a los jefes de campo, que son también mexicanos. Algo que se sabe poco es que, aunque los salarios mínimos han subido en múltiples estados de EUA, los patrones imponen una producción mínima cada vez mayor para llegar al salario mínimo, con lo cual el esfuerzo aumenta mucho, y el sobresalario por destajo se reduce. Miembros de una organización de defensa laboral mostraron cheques semanales de 1 dólar, después de todas las deducciones. Y, desde luego, está el espectro de tráfico humano y trabajo forzado: retención del pasaporte, viviendas absolutamente aisladas donde el patrón o el capataz les cobran cantidades exorbitantes por surtir comida, etc. Todo esto sucede.
Aparte de quejas consulares y demandas interpuestas por organismos sociales, hay mínimos canales de queja y de corrección de abusos. Los trabajadores se quejan poco con la esperanza de que su próxima temporada o el próximo patrón sean mejores. No desean quedar en listas negras que les impidan acceder al programa otra vez.
Los principales acusados de abusos laborales son contratistas de trabajadores o Farm Labor Contractors (FLC). Los FLC comprenden ya alrededor de la mitad de los contratos y mueven a sus trabajadores de un campo a otro según sus contratos de maquila agrícola.
Por fin circulan las fechas esperadas para las etapas de consulta interna y de renegociación del T-MEC. Son fechas tentativas, que dependen de más acuerdos entre los gobiernos, pero es un avance conocer el calendario.
A mediados de noviembre habrá resultados de consultas internas, que se dice que ya se han hecho. Es posible decir que, en estas consultas, no saben los involucrados a ciencia cierta qué se propondrá como posición del gobierno y qué no. El 3 de enero de 2026 el representante de comercio de EUA dará a conocer un reporte de sus resultados que recomendará renovar, cambiar o cancelar el acuerdo.
En el T-MEC hay cláusulas laborales. Las quejas laborales, en general de sindicatos, pueden ser motivo de suspender las exportaciones de empresas. Pero lo notable del Mecanismo de Respuesta Rápida laboral del Tratado es que el obligado es únicamente México, como si no ocurrieran abusos en Estados Unidos (o en cualquier otro país). Las cláusulas laborales han sido clave para que se resuelvan en favor de los trabajadores más de 30 quejas laborales en empresas exportadoras mexicanas. Este mecanismo, llamado de respuesta rápida, ha funcionado extremadamente bien, aunque no está exento de problemas. Pero no se aplica a EUA ni a Canadá.
Los productores de EUA que demandan a los productores mexicanos por sus exportaciones bajo el T-MEC son los mismos que acaban de recibir un enorme beneficio monetario del gobierno actual de Estados Unidos, con la contratación a precio reducido de más mexicanos. Esto no garantiza que cesen sus demandas, desde luego.
Es momento de que México intervenga y exija, o bien que 1) haya cláusulas que excluyan a los contratistas abusivos y a los estados de salarios más bajos, o bien 2) que se instale un mecanismo simétrico al mecanismo de respuesta rápida que permita sancionar y suspender las ventas de las empresas y los contratistas estadounidenses que abusen, sobre todo si exportan a México o Canadá.
Obviamente esto no significa que el gobierno mexicano “voltee la cara” ante los abusos laborales en México. Deben castigarse, y las empresas deben ser multadas o sus activos confiscados, con cantidades que duelan. Simplemente es difícil de comprender la asimetría del tratado, la inacción ante el deterioro de la paga en EUA y la unilateralidad eterna del programa H-2A. EP