Observatorio Internacional | Seguridad en México preocupa a EUA

En esta entrega, Susana Chacón analiza las implicaciones de las últimas reuniones bilaterales entre México y Estados Unidos y por qué la seguridad es el común denominador.

Texto de 23/06/21

En esta entrega, Susana Chacón analiza las implicaciones de las últimas reuniones bilaterales entre México y Estados Unidos y por qué la seguridad es el común denominador.

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A la memoria de nuestro querido Mauricio de Maria y Campos, fundador también del Grupo México en el mundo.

En la relación bilateral de México y Estados Unidos, el tema de la seguridad y la estabilidad política es central. Históricamente ha existido siempre el interés y la preocupación estadounidense de que sus fronteras con Canadá y con México estén en paz. La situación actual en su frontera sur les preocupa y consideran que su vecino mexicano carece de estabilidad política y seguridad, por lo que se han prendido muchas alertas.

Tan sólo en este último mes se han llevado a cabo varias reuniones bilaterales en las que se ha tratado el tema. Llama la atención que, a diferencia de los últimos 30 años, no se planteen en el marco de América del Norte; por primera vez en este tiempo, nos ubican en Centroamérica. 

“Llama la atención que, a diferencia de los últimos 30 años, no se planteen en el marco de América del Norte; por primera vez en este tiempo, nos ubican en Centroamérica”.

La primera señal la tuvimos con la visita de los directivos de la CIA el jueves 27 de mayo. El subdirector David Cohen se reunió con representantes de la cancillería, del Centro Nacional de Inteligencia —que depende de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana— y de la Secretaría de Defensa y de la Marina. Públicamente se dijo que venían a preparar la visita de la vicepresidenta Kamala Harris del 7 y 8 de junio; no obstante, esta labor corresponde directamente a la Casa Blanca y no a la CIA, quien sí tiene la tarea de mantener la estabilidad política en el mundo.

Una segunda señal fue la reunión convocada por el secretario de Estado, Antony Blinken, el 2 de junio. En su primer viaje a América Latina, no vino a México y prefirió organizarla en San José de Costa Rica. Tuvo una primera sesión con los cancilleres centroamericanos, donde incluyó al mexicano para hablar sobre migración y elecciones limpias; y posteriormente, una bilateral con Marcelo Ebrard para hablar sobre democracia y gobernanza política. Esto quiere decir que no tienen confianza en el gobierno de México. Nos ven como un país centroamericano en el que lo menos que existe es estabilidad política. Si el tema únicamente hubiese sido migración, se entendería en forma distinta, ya que Estados Unidos tiene el interés de manejarlo en forma regional. Dado que se incluyeron otros aspectos, la estabilidad en su frontera sur le preocupa a Biden.

A pesar de que las elecciones del 6 de junio se desarrollaron en relativa paz, hubo violencia previa donde sucedieron 90 asesinatos, 35 de los cuales eran candidatos a algún cargo electoral; esto habla de un país inestable. Las extorsiones, las amenazas y los secuestros previos a las elecciones se dieron en todo el territorio nacional; el resultado de las 11 gubernaturas ganadas por MORENA, con apoyo del crimen organizado, a todos preocupa. A pesar de que la percepción externa, tanto de países como de mercados, fue de un proceso electoral en México sin violencia el 6 de junio, las agencias que llevan los temas de seguridad en Estados Unidos cuentan con información detallada de lo que realmente sucede.

“El comunicado de la Casa Blanca presenta los intereses y la agenda estadounidense en su relación con México en materia de seguridad y narcotráfico. Falta conocer cuál es la agenda mexicana y si realmente tienen un interés para cooperar bilateralmente”.

La tercera señal se tuvo con la visita de Kamala Harris el 8 de junio. Si bien en su reunión con el presidente mexicano el tema prioritario para ella era el de la migración centroamericana, el comunicado de la Casa Blanca claramente habla de seguridad. En su segundo punto se señala el establecimiento de un diálogo constante en un gabinete de seguridad de alto nivel en el que construya una visión compartida y bilateral de la materia. Menciona que las organizaciones criminales transnacionales no respetan fronteras, por lo que es necesaria una respuesta conjunta ante sus amenazas. Habla también del compromiso de reducir el tráfico de drogas y el número de muertes por drogas en ambos lados de la frontera. El comunicado de la Casa Blanca presenta los intereses y la agenda estadounidense en su relación con México en materia de seguridad y narcotráfico. Falta conocer cuál es la agenda mexicana y si realmente tienen un interés para cooperar bilateralmente. A su regreso a EUA, Kamala Harris, en conferencia de prensa el día 10, mencionó a la Agencia EFE su preocupación por los niveles de corrupción e impunidad en México.

La cuarta señal fue la visita del responsable Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, el pasado 14 y 15 de junio, en la que habló con sus contrapartes mexicanas sobre frontera, migración, seguridad, terrorismo, contraterrorismo y ciberseguridad. Esta fue su primera visita al extranjero. Previamente, el 4 de junio, habló con Marcelo Ebrard sobre la necesidad de modernizar con nuevas tecnologías e infraestructura la seguridad en la frontera. Ya en México, además de con el canciller, se reunió con la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez; el general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional; mandos de las secretarías de la Defensa Nacional y Marina; así como el titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño.

La quinta señal: esa misma semana, el Departamento de Estado emitió un comunicado de alerta de viaje a los estadounidenses aconsejando no venir a México por la gravedad de casos de secuestro, violencia y crímenes. Los 14 estados en los que el riesgo se incrementó, de acuerdo con la Embajada, son Aguascalientes, Baja California Sur, Chiapas, Hidalgo, CDMX, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, SLP, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz. Además, recomendó no viajar por el aumento en la delincuencia a Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas. También pidió reconsiderar viajes a Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nayarit, Sonora y Zacatecas. Asimismo, llamó a tener precaución en Aguascalientes, Baja California Sur, Chiapas, Hidalgo, Ciudad de México, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, SLP, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán. En fin, después de las reuniones hasta aquí mencionadas la recomendación es no venir a México.

“…la DEA considera que los grupos transnacionales de crimen organizado son la mayor amenaza para Estados Unidos, y los cárteles mexicanos son cada vez más responsables de producir y proveer el fentanilo para el mercado estadounidense”.

Además de la percepción de inestabilidad que los estadounidenses tienen sobre nosotros, están muy preocupados por las cantidades de fentanilo que llegan a EUA desde México. A principios de mayo, la DEA lanzó un programa llamado “Rompeolas”, para romper el flujo de fentanilo que ha ocasionado la muerte de miles de ciudadanos. Los cárteles de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación importan de China los precursores para producir fentanilo en México y traficarlo a Estados Unidos. El principal puerto de entrada es el de Lázaro Cárdenas en Michoacán. Aunque las fronteras siguen cerradas al menos hasta el próximo 21 de julio, los traficantes no han parado el flujo ya sea por túneles o haciendo uso de drones. El gran problema es que el gobierno federal no sólo no tiene una política para atacarlos, sino que después de las elecciones del 6 de junio, al ganar MORENA con el apoyo de los cárteles en los estados del Pacífico, el crimen organizado tendrá un número mucho mayor de entradas aseguradas. En su informe anual 2020, la DEA considera que los grupos transnacionales de crimen organizado son la mayor amenaza para Estados Unidos, y los cárteles mexicanos son cada vez más responsables de producir y proveer el fentanilo para el mercado estadounidense. De julio 2019 al mismo mes en 2020, murieron por sobredosis 83,000 estadounidenses: 13,000 más que el año anterior. Esto lo tienen claro las agencias estadounidenses de seguridad y difícilmente se quedarán sin hacer nada. Resulta interesante que el 16 de junio se retomó el caso abierto por la DEA, desde 1985, sobre la muerte de Enrique Camarena —exagente de la DEA— y la responsabilidad que le asignan a Manuel Bartlett.

Como señaló The Economist el mes pasado en su artículo “El falso Mesías”, Biden se debe preocupar por lo que sucede con su vecino del sur, pues tiene un gobierno autoritario que ha sido incapaz de dar certidumbre en seguridad. Aunque Estados Unidos no debe ser el policía internacional, sabe que, por su interés nacional, va a utilizar todos los mecanismos de poder no militares, para promover la libertad y fomentar cambios que respondan a sus objetivos. En este caso, es el de mantener la estabilidad por lo que las visitas, reuniones y presiones hacia México serán cada vez mayores. EP

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