La socialdemocracia del futuro

Aunque el ideal socialdemócrata sigue vigente, este modelo político enfrenta serios problemas que deberán resolverse para dotarlo de una auténtica perspectiva de futuro.

Texto de 11/02/25

socialdemocracia

Aunque el ideal socialdemócrata sigue vigente, este modelo político enfrenta serios problemas que deberán resolverse para dotarlo de una auténtica perspectiva de futuro.

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La experiencia de los gobiernos socialdemócratas en Europa occidental a finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX fue el producto de un proyecto político que pretendía dar respuesta a situaciones de crisis económica y social, en la que sindicatos y partidos de izquierda sumaron fuerzas para tratar de superarlas con diferentes resultados.1 La evolución histórica del proyecto socialdemócrata identifica, además, el sendero teórico, político e ideológico que fatigosamente ha conducido a la configuración de “nuevos caminos” que buscan ser alternativos, tanto al capitalismo neoliberal como a los populismos de izquierda. Una ruta accidentada y no lineal que ha buscado ser liberal y laborista, ciudadana y democrática, laica y tolerante, pero sobre todo, reformista. En efecto, la característica más relevante del modelo socialdemócrata es la estrategia de cambio social, económico y político de tipo gradual y pacífico. El reformismo se presenta como un camino a mitad entre dos concepciones del mundo que son antitéticas y, en muchos aspectos, contradictorias: la capitalista y la comunista. Por ello, no es de extrañar que el debate ideológico dentro del socialismo respecto del programa socialdemocrata tenga una doble perspectiva: de un lado, cuando se cuestiona el grado de oposición a las “instituciones políticas burguesas” así como de su participación en ellas, y del otro, cuando los dirigentes socialistas se preguntan en qué medida “el capitalismo es domesticable”. Los guardianes de las esencias consideran que el Parlamento es una trampa de la burguesía y por ello demandan una estrategia política al margen de las instituciones representativas. En cambio, los reformistas consideran que en el momento en el que el sufragio se extienda a todas las capas de la sociedad, el voto podrá ser un instrumento idóneo para cambiar la realidad.2

El proyecto socialdemócrata

Para dar cuenta de la situación en que el proyecto socialdemócrata se encuentra, debemos iniciar reconociendo que la socialdemocracia como conjunto de prácticas, doctrinas y concepciones políticas sobre el papel que debe desempeñar el Estado frente a la sociedad, y el lugar que ocupan los ciudadanos en ese orden político, se encuentra profundamente cuestionado. Para decirlo de otra manera, se manifiesta como una crisis que también alcanza a la relación capitalismo-utopía como forma de vida.3 Tal problemática proyecta el debate sobre la primacía de los intereses generales sobre los intereses particulares. Se trata, por un lado, de cómo compatibilizar el bienestar colectivo con el crecimiento económico y, por el otro, de cómo transitar del antiguo Estado Social a la moderna Sociedad del Bienestar. La expansión de los derechos sociales ha dejado de ser un mero intento por acabar con el malestar social que produce la pobreza, sino que por el contrario, la lucha por los derechos sociales se ha convertido en el motor contemporáneo de la democracia.

“La socialdemocracia representa un modelo político que ofrece un método y no una meta.”

La socialdemocracia representa un modelo político que ofrece un método y no una meta. Indica una “Tercera vía” para alcanzar una sociedad superior, más libre y participativa, que puede ser concretada solamente a través de procedimientos democráticos según Anthony Giddens.4 La socialdemocracia también define un “Nuevo centro” en la política de acuerdo con Gerhard Schröder.5 Todo proyecto de Estado social y democrático de bienestar debe defender la participación, la igualdad de derechos y el orden constitucional. Sus esfuerzos se basan en combinar el igualitarismo liberal que considera irrenunciables las titularidades ciudadanas, con la satisfacción de las necesidades de las personas a través –entre otros– del principio de solidaridad. Implica un equilibrio entre derechos individuales y justicia social. A diferencia de otros proyectos políticos, la socialdemocracia fortalece al ciudadano en su relación con el Estado. El proyecto socialdemócrata produce poderosos efectos integradores sobre la ciudadanía. Es decir, tiende a producir cohesión social y legitimidad, porque prácticamente todos los integrantes de la comunidad nacional comparten los mismos derechos de ciudadanía política y social. Estos derechos legales, civiles y políticos proporcionan las libertades fundamentales y los medios de poder compensatorio que sirven para ayudar a asegurar los derechos humanos al bienestar, o mejor dicho, los derechos económicos y sociales de todos los ciudadanos.

La socialdemocracia es una corriente política que propone un modelo de sociedad superior donde confluyen los tres valores constitutivos de la modernidad y que están representados por la libertad, la igualdad y la tolerancia. Busca combinar la economía de mercado con un Estado de bienestar en un contexto de protección de los derechos sociales y de las libertades fundamentales de la persona.6

La socialdemocracia propone un replanteamiento renovado de la arquitectura de los equilibrios de poder, producida por la internacionalización económica y en función de los intereses ciudadanos. Ella expresa la tensión siempre presente en el establecimiento de la garantía de satisfacción de los derechos y las necesidades sociales. El Estado socialdemócrata tiene el derecho-deber de estructurar una paridad efectiva de las oportunidades sociales. El proyecto socialdemócrata encarna la lucha social y política –pero sobre todo ideal– que actualmente se despliega en diferentes latitudes por un «Estado de los ciudadanos».7 Aunado a esto, existe la necesidad de integrar una nueva hegemonía cultural que coincida con la hegemonía política y democrática que se pretende construir en beneficio de los integrantes de nuestras sociedades. El ideal socialdemócrata sigue vigente y representa la única alternativa posible en las actuales condiciones de la modernidad para enfrentar a los diferentes autoritarismos que acechan permanentemente al sistema democrático. No obstante, se echa de menos una teoría mucho más general que explique por qué la socialdemocracia ha ido cambiando de estrategias en cada momento del tiempo. Cada vez que la socialdemocracia ha emprendido el camino de la innovación, distintas voces se erigen en censores y acusan a los modernizadores de no ser realmente de izquierda.8 Estas contradicciones y la ausencia de prospectiva de futuro, se consideran como las principales causas por las que la socialdemocracia se encuentra intelectualmente paralizada, en medio de fuertes contradicciones sobre la pertinencia política de ese modelo y con muchas dudas sobre su futuro.

Problemas de la socialdemocracia

Entres los principales problemas que afectan al modelo socialdemócrata aparecen algunos que conviene considerar: 1) la contradicción entre el compromiso con la justicia social y la igualdad, que resulta antitético con el mantenimiento del sistema capitalista que no permite cambios estructurales suficientes para acabar con la explotación y las desigualdades siempre persistentes;9 2) la presencia de esquemas de protección social que se contraponen con los incentivos que exige la economía globalizada, lo que estaría distorsionando los objetivos socialdemócratas de configurar un Estado de bienestar y la distribución de la riqueza al desincentivar la iniciativa individual y la creatividad empresarial, lo que tendía impactos negativos en la economía de la que depende dicha política social;10 3) la permanente tensión entre internacionalismo y nacionalismo que se expresa en la defensa que históricamente la socialdemocracia ha llevado a cabo del internacionalismo y la cooperación entre países, sin embargo, en distintas latitudes y en concretas coyunturas se han desarrollado gobiernos y partidos socialdemócratas que adoptan posiciones nacionalistas y proteccionistas –provocando el surgimiento de distintas formas de capitalismo de Estado– en el contexto de una globalización salvaje;11 4) la protección ambiental como tema de gran relevancia social que entra en contradicción con el crecimiento económico toda vez que la socialdemocracia tiene el propósito de instaurar los derechos de la naturaleza, lo que podría desacelerar el progreso hacia la justicia y la igualdad social;12 y finalmente pero no menos importante, 5) la contraposición entre socialdemocracia, burocracia y nuevas formas de clientelismo, cuando en diferentes sistemas socialdemócratas se observa un incremento de la burocratización del Estado de Bienestar y del sistema político en su conjunto que reduce la participación ciudadana y limita el poder de la sociedad sobre la clase política, aumentando la dependencia objetiva y subjetiva del individuo hacia el Estado generándose con esto un moderno clientelismo.13

“[…] mientras la socialdemocracia busca interpretar y adecuarse a los complejos tiempos políticos que identifican nuestra época, nuevas problemáticas aparecen prepotentemente en nuestra vida cotidiana”

Originalmente la socialdemocracia representó una concepción del mundo y una modalidad de la acción política orientada a integrar un nuevo modelo de Estado social. Con el tiempo logró impulsar estrategias para promover la justicia social y el desarrollo mediante la intervención directa del Estado en la economía capitalista. El objetivo de esta intervención era la redistribución de la renta entre los diferentes grupos, garantizando contemporáneamente el Estado social y el interés general. Es así que mientras la socialdemocracia busca interpretar y adecuarse a los complejos tiempos políticos que identifican nuestra época, nuevas problemáticas aparecen prepotentemente en nuestra vida cotidiana, relacionadas con temas de urgente solución como son: el deterioro de los derechos sociales y humanos, la incesante violencia contra las mujeres, la crisis económica y social de carácter cíclico, las crecientes migraciones y las crisis humanitarias que conllevan, la indolencia de los gobiernos frente a las graves afectaciones al medio ambiente y los ecosistemas, la extendida corrupción y la impunidad de los poderosos, entre muchos otros desafíos, que no son problemas que se puedan catalogar específicamente en los tradicionales esquemas del contencioso histórico entre la derecha y la izquierda.14

“la socialdemocracia realmente existente se encuentra huérfana de significados”

A pesar de las grandes transformaciones observadas, la socialdemocracia realmente existente se encuentra huérfana de significados y la conformación de una nueva identidad radicalmente liberal, social y democrática, es todavía una tarea pendiente. Mientras existen dificultades para definir qué cosa significa actualmente ser socialdemócrata, es muy fácil, por el contrario, identificar qué cosa no lo es. Ciertamente no es la economía planificada, la ausencia de libertades o el partido único ideológicamente puro. Las transformaciones que debe asumir el modelo socialdemócrata se relacionan con el futuro de la democracia, la evolución de los sistemas representativos y las nuevas funciones sociales y de protección que son obligación es de los gobiernos. Más en general, la reflexión debe enfatizar cual es el lugar y el sentido de la acción pública en la vida concreta de los individuos en nuestras sociedades, y es aquí donde se desarrolla el vínculo ciudadanía-democracia.15 Es justamente en este nexo que se juega el futuro del proyecto político socialdemócrata.

La socialdemocracia enfrenta el dilema de su reconstitución política e ideológica para responder con eficacia y eficiencia a los desafíos que impone el ejercicio abusivo del poder por parte de los gobiernos no democráticos que se han venido configurando en los últimos tiempos. La concepción socialdemócrata ha sido en diversos grados un actor relevante del cambio político y –si desea continuar siéndolo– debe renovarse organizativamente cohesionando a grupos y liderazgos, y al mismo tiempo, debe impulsar un proceso para revitalizar los principios, las ideas y los valores políticos y culturales que la identifican, es decir, sus propuestas y sus concepciones, sus causas y sus programas. Estas dimensiones perfectamente alineadas permitirían integrar una socialdemocracia moderna, realmente innovadora en cuanto a sus concepciones del mundo, con una oferta política creíble de futuro, así como con propuestas alternativas sobre el diseño y aplicación de políticas públicas orientadas al bienestar del ciudadano, y más concretamente, a reducir las cotidianas injusticias sociales que los afectan.16 La socialdemocracia debe asumir de manera definitiva que la única unidad posible en los marcos de la democracia pluralista de nuestro tiempo, es la que se formula en torno a los proyectos y programas que representan efectivamente a los ciudadanos. Para que esto suceda, el proyecto socialdemócrata debe urgentemente salir de la parálisis política e intelectual en que se encuentra y asumir el problema estructural de su vocación liberal y democrática, al que se suman la lucha –siempre presente– entre la renovación y la conservación, entre la apertura y la cerrazón, en una palabra, entre el futuro y el pasado.17

Un futuro socialdemócrata

Resulta urgente, por lo tanto, imaginar una socialdemocracia no dogmática y reformista capaz de impulsar aquellas transformaciones vinculadas con las expectativas ciudadanas de más y mejor democracia. La crisis de los sistemas ideológicos que dieron sustento durante más de dos siglos a los proyectos e ideales de la modernidad, que presuponían la posibilidad de la construcción de un modelo de sociedad superior y de hacer concreta la utopía de la justicia y la fraternidad entre las personas, han alcanzado a la socialdemocracia privándola de una identidad política propia. Por tales razones, se requiere de una visión renovada de la socialdemocracia que resulte adecuada para los desafíos y transformaciones que enfrenta la sociedad contemporánea, un proyecto que sea realmente novedoso y que enfatice la rica gama de los aspectos sociales de nuestro tiempo.18

La socialdemocracia del futuro debe ser una socialdemocracia global y ecológica, que se preocupe y ocupe del medio ambiente y del cambio climático, que trabaje para construir una economía circular, verde y sostenible. La socialdemocracia del futuro debe ser innovadora y flexible, reconociendo que los desafíos a los que se enfrenta la sociedad son dinámicos y cambiantes. Esto debe implicar nuevas formas de colaboración entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil en un momento en el que tales relaciones se encuentran fracturadas.19 La socialdemocracia que hace falta debe abordar decididamente la problemática de las crecientes desigualdades económicas y sociales, teniendo en perspectiva la construcción de una sociedad justa, inclusiva y sostenible.

“Se requieren nuevos horizontes interpretativos que permitan enfrentar los enormes desafíos emergentes.”

La lucha por los derechos sociales actualmente representa el corazón de una sociedad incluyente y democrática. Quizá por ello, las personas ya no se conforman con elevar el nivel del suelo en el sótano del edificio social y dejar la superestructura tal y como estaba. Ahora han empezado a remodelar todo el edificio. Mientras los ciudadanos se activan políticamente en defensa de sus derechos y garantías los partidos políticos tradicionales aparecen anclados a un viejo panorama ideológico y autorreferencial que los ha alejado del electorado, y sobre todo de los jóvenes. Diversos partidos de centroizquierda se disputan el programa socialdemócrata, el cual hasta ahora solamente había proyectado un conjunto de enunciados políticos cuyos contenidos aún no quedaban claros para el conjunto de la población. Los partidos deben identificar la vía para el desarrollo de una política moderna que trascienda la actual realidad de corrupción, injusticias y degradación de la vida pública. Si los términos derecha e izquierda han dejado de tener el significado que poseían antes, y ambas perspectivas políticas están agotadas se debe a que nuestra relación como individuos y como colectividad con el desarrollo social moderno ha cambiado. Por esta razón es que actualmente la política enfrenta problemáticas que no pueden ser resueltas con los esquemas tradicionales. Se requieren nuevos horizontes interpretativos que permitan enfrentar los enormes desafíos emergentes. La relación entre iguales es un componente característico de la política que se crea en el momento de la participación a la vida y en la conducción de los asuntos humanos.

La idea de la política socialdemócrata requerida es la de una tensión permanente que, al atravesarla, la empuja hacia momentos institucionales consolidados. Esta política no consiste en formas que ordenan a los sujetos sometiéndolos a una norma y excluyendo a los que no pertenecen a la comunidad política, por el contrario, la política debe ser un espacio relacional que se abre cuando las personas se comunican entre sí recíprocamente con palabras y hechos.20 Por su lado, la indiferencia sería lo contrario no solamente de la política socialdemócrata sino de la convivencia misma, expresando una especie de privatización de lo público. La socialdemocracia necesaria plantea la pertinencia de renovar a la política y a sus actores, a los procesos e instituciones, a las ideas y concepciones del mundo. En esta tarea son muy útiles los clásicos del pensamiento político quienes buscan definir una técnica específica que permita al ciudadano vivir mejor la dimensión colectiva de su vida cotidiana, por lo dicha técnica se identificó con la política, entendida como el arte de la convivencia en la polis, es decir, en la ciudad que expresa al Estado.

Este punto de vista nos lleva al concepto de democracia que nació para oponerse principalmente a los sistemas fundamentados en oligarquías.21 Además de realizar plenamente una distinción entre los ámbitos públicos y privados, así como una sistematización de los principios, las aspiraciones y el propio modo de ser de la «Demokratía», tal y como la describe Pericles en su famoso Epitafio para dar vida a una teoría democrática.22 Por esto se suele afirmar que Zeus envió a los individuos, a través de Hermes, el dios mensajero, algunas dotes útiles: iniciando con el pudor y la justicia, se trata –explica el padre de los dioses a su mensajero alado– de dotes que deben ser difundidas capilarmente entre las personas a diferencia de todas las demás que están desigualmente distribuidas.23 Le recuerda que con la justicia y la sabiduría se desarrolla la capacidad política y las virtudes ciudadanas. Afirma que la mejor política es la que hace prevalecer la confianza en el derecho y en las instituciones.

Es precisamente sobre la capacidad de distinguir lo justo de lo injusto, que se articulan los fundamentos de toda acción política, cuya expresión principal es la relación entre gobernantes y gobernados. Para cambiar el errático rumbo político que se vive actualmente y para combatir los esquemas autoritarios que se presentan cotidianamente, se requieren propuestas alternativas que den forma a nuevos modelos de ciudadanía. El proyecto socialdemócrata que es imprescindible para el futuro debe tener la potencialidad necesaria para conducir este proceso a buen puerto.

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  3. Altobelli, Dario, L´Ereditá del Presente, Mimesis, 2023. []
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  13. Negro, Almuneda y Vilches, Jorge, Contra la Socialdemocracia, Deusto, 2017. []
  14. Gallino, Luciano, L´Attacco allo Stato Sociale, Einaudi, 2013. []
  15. Castoriadis, Cornelius, Ciudadanos sin Brújula, Ediciones Coyoacán, 2005. []
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  17. Giacomantonio, Francesco, La Condizione Post-Ideologica, Goware Edizioni, 2022. []
  18. Fraser, Nancy, Capitalismo Caníbal, Siglo Veintiuno Editores Argentina, 2023. []
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  21. De Romilly, Jacqueline, Los Fundamentos de la Democracia, Cupsa Editorial, 1977. []
  22. Musti, Domenico, Demokratía. Orígenes de una Idea, Alianza, 2000. []
  23. D´Orsi, Angelo, Alla Ricerca della Politica, Bollati Boringhieri, 1995. []
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