
Ricardo de la Peña analiza el concepto de “democracia” a partir de datos de la Encuesta Mundial de Valores.
Ricardo de la Peña analiza el concepto de “democracia” a partir de datos de la Encuesta Mundial de Valores.
Texto de Ricardo de la Peña 11/06/25
Ricardo de la Peña analiza el concepto de “democracia” a partir de datos de la Encuesta Mundial de Valores.
A lo largo de las últimas entregas, hemos venido rastreando la definición adoptada y la evidencia empírica disponible en torno al concepto de “democracia”. En particular, el cuestionamiento que nos guía es la resolución del diferendo sobre si la democracia se entiende como la disposición de un entramado jurídico-institucional que define las reglas de la competencia electoral o como un sistema regulador del gobierno que atiende a la respuesta que se da a las preferencias ciudadanas existentes.
Acerquémonos ahora a este dilema abordando la información disponible en mecanismos de recuperación y concentración uniformada de opiniones de la ciudadanía en la mayoría de las sociedades del planeta: la Encuesta Mundial de Valores.
La Encuesta Mundial de Valores (WVS, por sus siglas en inglés) se autodefine como “un programa internacional de investigación dedicado al estudio científico y académico de los valores sociales, políticos, económicos, religiosos y culturales de las personas en el mundo. El objetivo del proyecto es evaluar el impacto que la estabilidad o el cambio de valores a lo largo del tiempo tiene en el desarrollo social, político y económico de los países y las sociedades”.
El proyecto nace a partir del Estudio Europeo de Valores y fue iniciado a escala mundial en 1981 por su fundador, Ronald Inglehart, de la Universidad de Michigan y su equipo. Desde entonces ha estado operando en más de 120 sociedades del mundo.
El principal instrumento de investigación del proyecto es una encuesta comparativa y representativa que se realiza a nivel mundial en ciclos de cinco años. Su amplio alcance geográfico y temático, la trascendencia de sus hallazgos y la disponibilidad de estos datos para todo el público interesado han convertido a la WVS en una de las encuestas transnacionales más acreditadas y utilizadas en el campo de las ciencias sociales. De hecho, la WVS es actualmente la investigación empírica transnacional no comercial que permite disponer de series temporales sobre creencias y valores humanos más grande jamás realizada.
Y resulta relevante que de este proyecto emerjan estudios de creciente importancia, como el Proyecto de Integridad Electoral (EIP), impulsado por Pipa Norris y cuyos datos serán atendidos en posteriores artículos; y que se haya coordinado para producir datos de manera conjunta con la investigación que le precedió, el Estudio Europeo de Valores.
Pero los datos aportados por este programa no solo son relevantes desde el punto de vista de la oferta; también desde de la demanda son de clara utilidad para los que diseñan y desarrollan políticas públicas, y para aquellos que intentan entender y construir una sociedad civil e instituciones democráticas en países en desarrollo.
La WVS busca utilizar los diseños de investigación más rigurosos y de alta calidad disponible en cada país. Por ello, los métodos que utilizan en sus mediciones son variables y están adaptados a las condiciones de desarrollo, la infraestructura y a las capacidades de investigación de cada nación.
La WVS consiste en encuestas representativas a nivel nacional realizadas en alrededor de 100 países que albergan a casi el 90 % de la población mundial, mediante un cuestionario común, a lo largo de un período que se define como “olas”. En total, sus datos corresponden a reportes relativos a casi 400 mil participantes.
La información de cada una de las olas de encuestas se encuentra disponible en la página web de la WVS para todos aquellos que la deseen utilizar, con la única condición de que sea correctamente citada. Están ya disponibles siete olas que abarcan de 1981 a 2022, y actualmente está en realización una octava ola que culminará en 2026, la cual incluirá nuevos temas como la confianza política, el autoritarismo, el populismo, la migración, el cambio climático y la planificación familiar.
En este artículo se utilizará una parte de los resultados del conglomerado de naciones en donde se levantó, relacionados con la concepción social de la democracia en las tres olas más recientes (2005-2022).1 Las respuestas en que nos centraremos para intentar comprender el significado que tiene la democracia para las personas en el mundo y en México, en particular, se refieren a los diversos reactivos que recuperan los datos sobre el siguiente planteamiento: “Muchas cosas son deseables, pero no todas son características esenciales de la democracia. Por favor, dígame, para cada una de las siguientes cosas, cuán esencial cree que es como característica de la democracia”. La escala que se aplica va del 1 al 10 según se considera algo esencial para la democracia, y se añade el valor 0 cuando quien responde de manera espontánea dice estar en contra de la democracia —valores sobre los que se estima una media— y valores negativos (excluidos en este análisis) para las diversas formas de no respuesta.
Son dos las respuestas sobre lo que es esencial para la democracia que destacan a lo largo de la década más reciente: la primera es la consideración de la democracia como la condición de que el pueblo pueda elegir a sus gobernantes en comicios libres, lo que propiamente correspondería con la interpretación de que la democracia es disponer de un entramado jurídico-institucional que define las reglas de la competencia electoral, seguido de algo que supone un principio de equidad de género: democracia es aquella condición en la que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres. La segunda, las relaciones menos ubicadas por los ciudadanos para el entendimiento de lo que es democracia se da donde las autoridades religiosas interpretan las leyes y donde, cuando el gobierno es incompetente, el ejército puede asumir el control del Estado; esto es: dos situaciones en que corporaciones pueden disponer sobre el colectivo (Gráfico 1).
Es de mencionarse que, a media tabla —por debajo no solamente de aquellos reactivos vinculados con las condiciones equitativas en las contiendas electorales, sino también de la condición de que los derechos civiles protegen la libertad de las personas contra la opresión—, la democracia se vincula con la recepción de apoyos sociales, aproximándola a la existencia de un sistema regulador de gobierno.
En el caso mexicano, los ordenamientos no resultan enteramente coincidentes (Gráfico 2), destacando que la acepción que asume la igualdad entre hombres y mujeres se sitúa en primer lugar, por encima de la vinculación de la democracia con la existencia de elecciones libres. En contraparte, al fondo queda sola la adopción de una relación entre el concepto de democracia y la presencia de una capacidad interpretativa de las leyes por parte de las autoridades religiosas, conformando algo que pudiera parecerse a un gobierno de corte teocrático. Por otro lado, la aceptación de que el ejército asuma el poder cuando hay un gobierno incompetente aumenta su nivel de vinculación, rebasando en la ola 2010-2014 a la referencia de que en una democracia los gobiernos gravan más a los ricos para subvencionar a los pobres —otra vertiente de la perspectiva de un gobierno regulador.
De hecho, en México, es interesante la existencia de una mayor aprobación a un gobierno militarista como algo vinculado con la democracia que lo que se da a nivel mundial. En otro momento, parece pertinente aproximarnos a la imagen del ejército en los distintos países y regiones del mundo para confrontarlo con lo que se observa en México, con miras a explicar este desencuentro.
Asimismo, será de interés en su oportunidad buscar explicaciones a por qué en México se da menos vinculación sistemática a las políticas con impacto en la distribución económica con el concepto de democracia y que pareciera más pura, aunque no más elevada, su relación con las condiciones de equidad en la competencia electoral. Todo lo anterior sin soslayar el hecho de que el promedio de valoraciones que vinculan a cada uno de los aspectos cuestionados con la democracia ha tendido a descender en el caso de México respecto a la media mundial, pues se marca una caída en los valores reportados en nuestro país en el más reciente ciclo concluido, 2017-2022, cuya naturaleza y persistencia será digna de estudiar. EP