
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.
Texto de Carlos Heredia Zubieta 05/02/25
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.
Quizá el mayor desafío que ya está enfrentando el nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum es la amenaza de deportación masiva de mexicanos sin documentos en Estados Unidos, durante el segundo mandato del presidente Donald Trump, que inicia el 20 de enero de 2025. Voces experimentadas de ambos lados de la frontera aconsejan tomar en serio la amenaza trumpista. No se trata de una mera estratagema de negociación; por el contrario, fue el leitmotiv de su exitosa campaña electoral, que logró generar tres obsesiones entre los electores:
Trump aún no gobierna, pero domina el escenario como si ya lo hiciera. Dentro de su gabinete, la estrategia centrada en migración está encabezada por Stephen Miller, quien promete redadas, encarcelamiento y expulsiones contra los indocumentados. Tom Homan, el “zar de la frontera”, es igualmente categórico sobre el plan: “Los encontraremos, los detendremos, serán arrestados y removidos de territorio estadounidense”. Es “el mandato de las urnas”, dicen allá; ese argumento se utiliza para justificar lo que sea necesario.
En el sistema migratorio estadounidense, hay tres clases de deportaciones: 1) las que son producto de una orden judicial; 2) las autodeportaciones, cuando la gente prefiere salir de Estados Unidos antes de ser deportado, para no quedar imposibilitado de regresar; y 3) las expulsiones por el Título 42, argumentando razones de salud, como ocurrió durante la pandemia de covid-19.
Trump no se querrá quedar atrás y prometió desatar, desde el primer día, “la mayor deportación en la historia de Estados Unidos”.
Estados Unidos: total de deportaciones de migrantes sin documentos | ||
Presidente y periodo | Deportaciones | Promedio anual |
Barack Obama (2009-2016) | 5,246,431 | 655,804 |
Donald Trump (2017-2020) | 2,001,290 | 500,322 |
Joseph R. Biden (2021 a la fecha) | 4,677,540 | 1,169,385 |
Fuente: Elaboración propia, con datos del Independent. https://www.independent.co.uk/news/world/americas/us-politics/trump-deportation-numbers-obama-biden-b2649257.html. |
La primera reacción del gobierno de Sheinbaum fue: vamos a convencerlos de la gran contribución que hacen nuestros trabajadores a la economía estadounidense. Ana María Olabuenaga la describió con estas palabras: “Ándele, Sr. Trump, quédese con nuestros indocumentados. Le conviene. Pertenecen a una potencia cultural con pirámides y toda la cosa. Llévelos, llévelos. Son baratos. Puede exigirles muchas horas de trabajo a la semana, más de 60 o hasta 80 si gusta. Se pueden cometer con ellos injusticias y con las mujeres violaciones. Y de que se vayan a quejar ni se preocupe, no hablan inglés, y aunque supieran un poquito, no se atreverían, les daría miedo perder lo que usted allá les da y acá nosotros no pudimos”. Esa estrategia topó con pared y duró apenas unos días.
“Hay más de 4.5 millones de personas nacidas en México que viven y trabajan sin documentos en Estados Unidos”.
Hay más de 4.5 millones de personas nacidas en México que viven y trabajan sin documentos en Estados Unidos. En 2024 habrán sido removidos de ese país alrededor de 173,000 mexicanos; se calcula que, en 2025, el número pueda escalar a 250,000 expulsados.
Por cierto, el operativo para recibir deportados en el marco del programa Quédate en México fue del abandono al caos, teniendo como resultado un festín para el crimen organizado que, entre los deportados abandonados a su suerte, “pescó” a hombres para hacerlos sicarios y a mujeres para destinarlas a la trata.
En el presupuesto de 2025, no hay un solo peso previsto para el propósito de acoger a nuestros compatriotas deportados, pero alguna dependencia adicional será desmantelada para cumplirle a Trump. Hoy el gobierno de Sheinbaum improvisa albergues, prepara autobuses y diseña la logística para recibir hasta 7,000 paisanos deportados por día y llevarlos de regreso a Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Michoacán, Veracruz, Guanajuato, Estado de México, Sinaloa y Jalisco, entre los destinos más citados.
Solo hay dos pequeños problemas. En primer lugar, de 2018 a 2024, el gobierno de México se especializó en la contención migratoria militarizada. Acaban de anunciar que, provisionalmente, se extiende el mandato de Francisco Garduño, el titular del Instituto Nacional de Migración (INM), bajo cuyo mandato incineraron a 40 migrantes en un centro de detención en Ciudad Juárez el 27 de marzo de 2023. ¿Le van a pedir a la Guardia Nacional y a los oficiales del podrido INM que se conviertan en “monjitas” para recibir a los deportados? Segundo, el gobierno de Sheinbaum no tiene un peso, ni para lo importante ni para lo accesorio. En 2024, los migrantes habrán enviado 65,000 millones de dólares en remesas a sus comunidades de origen. Incluso, la dependencia que sí se propone atender a las personas que solicitan protección internacional, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) tendrá un presupuesto de 47.8 millones de pesos (o 2.4 millones de dólares) para 2025; los migrantes inyectan a la economía mexicana 7.5 millones de dólares al día, pero no hay dinero para recibirlos.
“Los migrantes saben que Trump tratará de hacer efectivas sus amenazas, pero ya no creen en las promesas del gobierno de México”.
Los migrantes saben que Trump tratará de hacer efectivas sus amenazas, pero ya no creen en las promesas del gobierno de México. Durante su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador viajó cinco veces a Estados Unidos, y en ninguna de esas ocasiones tuvo interés ni tiempo para reunirse con los migrantes mexicanos. Más allá de las peroratas en defensa de la soberanía y de los elogios vacíos a quienes envían remesas, en el fondo, los migrantes saben que al gobierno de la “cuarta transformación” le importa más cumplirle a Trump que a nuestros paisanos. Han sido omisos en defender la dignidad del trabajo migrante. Pero hay algo peor: tras 3 décadas de tratado de libre comercio, en vez de construir un escenario de movilidad laboral, el horizonte previsible para ambos gobiernos es continuar con el uso de los migrantes como ficha de negociación política. EP