
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.
Texto de Héctor Cárdenas Rodríguez 29/01/25
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.
Donald Trump aún no asume el poder y ya gobierna. Sus declaraciones, fanfarronadas o amenazas, estremecen al mundo. Las repercusiones mundiales a sus proyectos ya son evidentes, y la reafirmación del poderío de Estados Unidos en un nuevo orden internacional ya se ha manifestado. No es una afortunada coincidencia el fin de la dictadura siria, que reduce la influencia de Irán y de Rusia en la región. Este acontecimiento representa cambios trascendentales en la geopolítica regional. Israel celebra la desaparición de un régimen hostil y, consecuentemente, refuerza su seguridad bombardeando las instalaciones de armas químicas sirias para que no caigan en manos de terroristas, mientras que Estados Unidos vela también porque eso no ocurra. Rusia teme la desaparición de sus bases marítima y aérea en el territorio de su antiguo aliado, lo que pondría fin a la cooperación militar entre ambos países, indispensable para mantener una presencia estratégica en el Mediterráneo. Mientras tanto, Estados Unidos y Turquía reafirman la alianza que impulsó el derrocamiento del régimen del sanguinario dictador Bashar el Assad. Irán y Rusia ven disminuida su influencia de más de 40 años en el país, tanto financiera como militar. Europa, por su parte, espera que las intenciones de Trump para desmantelar la Alianza Atlántica no se hagan realidad, consciente de que deberá plegarse a las demandas del nuevo presidente estadounidense en materia de seguridad.
“la convocatoria a una conferencia para la paz requiere de la aquiescencia de ambas partes, siempre y cuando se dieran las condiciones adecuadas y ciertas concesiones.”
Por lo que toca al conflicto ruso-ucraniano, la posición de Trump podría ser determinante para llegar a un arreglo de paz, como lo sugirió en su campaña, a pesar de que las posiciones de Vladimir Putin y Volodimir Zelenski parecen ahora irreconciliables. Muchos observadores confían en que la relación aparentemente amistosa entre Putin y Trump influya a favor de una solución pacífica del conflicto. Pero no hay que olvidar que esa vinculación está sujeta a los intereses estratégicos de uno y de otro, y recordar las palabras del primer ministro británico Lord Palmerston: “Los Estados no tienen amigos permanentes ni tienen enemigos permanentes, solo tienen intereses permanentes”. Sin embargo, algunos factores exógenos han alterado el rumbo de la guerra, entre los que destaca el tratado del Kremlin con Corea del Norte para la adquisición de armamento y el envío de tropas coreanas a la zona del conflicto. Esta última decisión de Moscú suscitó la reacción del presidente Joseph R. Biden a favor de la autorización, tanto tiempo diferida, para el uso de misiles de medio alcance contra objetivos situados en territorio ruso. Seguramente Trump tomará una posición más firme en este sentido, lo que dotaría a Ucrania de un instrumento de disuasión, hasta ahora precario, salvo la resiliencia ucraniana para afrontar los embates del enemigo, con determinación y valentía. En este ámbito, cabe destacar que Ucrania se lamenta de haber cedido a Rusia su arsenal nuclear, el tercero a nivel mundial. En efecto, hace 30 años, el 5 de diciembre de 1994, en Budapest, los gobiernos de Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania renunciaron a sus arsenales nucleares a cambio de garantías de seguridad por parte de Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Rusia. De haber conservado el arma disuasiva más poderosa de la historia, la invasión rusa no hubiera tenido lugar.
Trump afirma estar dispuesto a resolver el multicitado conflicto en unos días. Sin embargo, la convocatoria a una conferencia para la paz requiere de la aquiescencia de ambas partes, siempre y cuando se dieran las condiciones adecuadas y ciertas concesiones. Una primera condición indispensable sería declarar de inmediato un cese al fuego con el propósito de evitar un mayor derramamiento de sangre y la destrucción de la infraestructura de Ucrania. Entre las cuestiones a debatir, de adoptarse una solución diplomática, destaca la exigencia de Rusia a que se respete la seguridad de sus fronteras, siendo este elemento uno de los argumentos esgrimidos por Putin para justificar la invasión. Para ello, se requiere del compromiso de Ucrania de abstenerse de pertenecer a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Por su parte, Kiev demanda el retorno de los territorios ocupados por Rusia, pretensión que Moscú rechaza y que constituye el principal escollo para lograr un acuerdo que contempla diferentes opciones: la cesión temporal de territorio; la creación de una zona autónoma con respeto a los asentamientos rusos, y el reconocimiento a la soberanía de Rusia en la península de Crimea. Es importante reconocer que esta última opción podría ser aceptada por ambos contendientes debido a que, en la historia, ese territorio ha pertenecido tanto a Rusia como a Ucrania, y está poblado en gran parte por rusos. La cuestión relativa a las reparaciones de guerra, así como la reconstrucción de la infraestructura destruida por el ejército ruso, se antoja como un largo e intenso debate en el que Estados Unidos y Europa se enfrentarán a la negativa del Kremlin a reconocer su responsabilidad financiera.
“México, ante la nueva realidad que se avizora en torno a la guerra en Ucrania, deberá adoptar una posición que reafirme su apoyo a cualquier tipo de negociación para terminar con el conflicto”
México, ante la nueva realidad que se avizora en torno a la guerra en Ucrania, deberá adoptar una posición que reafirme su apoyo a cualquier tipo de negociación para terminar con el conflicto, invocando al respeto a la soberanía de ese país y condenando con firmeza la intervención militar de Rusia, que es violatoria del Derecho Internacional. Infortunadamente, regresar al cauce normal de nuestras relaciones con Estados Unidos, en la actual coyuntura, requerirá de toda la atención de la cancillería y de otras dependencias, toda vez que la solución de los problemas que afectan la relación bilateral es una tarea prioritaria. En consecuencia, la participación de nuestro país en las negociaciones emprendidas para poner fin a la guerra en Ucrania será limitada y meramente declarativa, como hasta ahora. EP
Lee y descarga el documento Desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.