México y Europa: tiempos de incertidumbres

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.

Texto de 19/02/25

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.

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La relación de México con Europa parece una obviedad: se incluye cada sexenio como objetivo de diversificación y se presume que se entiende a cabalidad a la contraparte. Sin embargo, no es todo lo que puede ser, porque, en general, la relación con Europa se da por sentada y no hay una comprensión cabal de cómo funciona el proceso de integración europea; es decir, no se entiende qué competencias son propias de la Unión Europea y cuáles son exclusivas de los Estados miembros, además de que se tiende a priorizar las relaciones bilaterales con un puñado de socios habituales (Alemania, España, Francia, entre otros), lo que deja de lado al resto de los veintisiete Estados miembros, que bien podrían representar oportunidades que no se están aprovechando. Tampoco se entiende bien qué papel desempeña la Unión Europea en el escenario internacional actual y quiénes son sus principales socios o cuáles son sus principales desafíos. Finalmente, por defecto, se sigue pensando en la Unión Europea como un posible sustituto de Estados Unidos cuando no puede serlo.

Esto se debe, al menos parcialmente, al hecho de que, entre los diplomáticos mexicanos y los funcionarios de la Cancillería, así como de los empresarios y académicos, hay muy pocos especialistas en la Europa contemporánea y, sobre todo, en este sistema de gobernanza multinivel que se ha creado desde la década de 1950 con el proceso de integración. En consecuencia, las relaciones con la Unión Europea se limitan prácticamente a la liturgia; es decir, a conmemorar los aniversarios del establecimiento de relaciones con los distintos países, a hacer una y otra vez el recuento histórico de los contactos transatlánticos (ahora con el agravante del conflicto creado con España ante la insistente demanda de que el Rey español pida disculpas a México por los supuestos agravios de la Conquista). Además, en el sexenio pasado ni siquiera se hicieron visitas presidenciales que pudieran impulsar políticamente la relación, a pesar de contar con un Acuerdo Global que incluye concertación política, asociación económica y cooperación. 

Desde 2020 está pendiente la firma y posterior ratificación del Acuerdo Global modernizado (un acuerdo mixto en el que comparten competencias la Unión Europea y los Estados miembros), cuyas negociaciones se llevaron a cabo durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y finalizaron a un mes de iniciada la pandemia de covid-19; es decir, en un momento, tanto nacional como internacional, distinto al que impera en la actualidad. Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se hicieron varios intentos por parte de Bruselas para poder firmar el Acuerdo e iniciar el proceso de ratificación, pero la Unión Europea no tuvo jamás una respuesta clara del gobierno mexicano, preocupado por las disposiciones del texto negociado que pudieran afectar su visión particular sobre el sector energético y los cambios hechos a las reglas del juego y su indecisión con respecto a si el Acuerdo debía ratificarse en dos tiempos. Destacan las visitas a México de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del entonces Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, quienes, no obstante, no consiguieron relanzar el proceso natural del Acuerdo. 

En su momento, Bruselas sugirió la ratificación de la parte que es competencia exclusiva de la Unión Europea (básicamente la sección comercial) antes de someter el texto completo a la consideración de los parlamentos nacionales y, en el caso de Bélgica, también subnacionales, proceso en el que cada Estado miembro tiene prácticamente poder de veto sobre el pacto. Esto hubiera permitido que, al menos, entraran en vigor las disposiciones que motivaron la modernización del Acuerdo; es decir, los lineamientos comerciales actualizados para incluir elementos como el comercio electrónico y las compras gubernamentales a nivel subnacional que no eran parte del texto que entró en vigor en 2000. 

Hoy es incierto el futuro del Acuerdo modernizado y es pertinente preguntarse si lo acordado para diálogo político y cooperación, en 2018, y comercio, en 2020, sigue siendo pertinente y suficiente para enfrentar los desafíos que se ciernen en el horizonte. Además, el clima en el que se negoció esa modernización no es el que impera hoy entre México y la Unión Europea, y tampoco puede hablarse de la misma voluntad política por parte de ambos socios. 

Por un lado, las reformas hechas en México durante la llamada “cuarta transformación” han prendido las alarmas de los inversionistas europeos, a la vez que la situación de seguridad, de derechos humanos y de medio ambiente no mejora en el país, lo que también obliga a los europeos a cuestionar si México sigue siendo el socio que en su momento imaginó. Por el lado europeo, cabe destacar las amenazas que se ciernen sobre la democracia liberal y, en consecuencia, sobre el proceso de integración; los peligros que acechan en las fronteras de la Unión Europea, se traten de Rusia o de nuevas olas de refugiados del Medio Oriente, y el reto que implica para la Unión el retorno de Donald Trump a la presidencia estadounidense en términos de su supervivencia bajo el paraguas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre otros. Esto ha provocado la escoriación a la derecha de las fuerzas políticas en el Parlamento Europeo y en varios parlamentos nacionales, lo que sin duda dificultará la ratificación de Acuerdo Global modernizado, si es que esta ocurre. 

Además, estos factores combinados hacen que México, que nunca fue prioritario para la Unión Europea, lo sea aún menos. Cabe añadir que México tampoco escapa a la relación más amplia de la Unión con América Latina y el Caribe, que no pasa por su mejor momento. La última cumbre Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) dejó claro que las prioridades de ambas regiones son muy distintas. No obstante, hay que destacar la firma en noviembre de 2024 del Acuerdo Unión Europea-Mercado Común del Sur (Mercosur), un pacto cuya negociación tomó 24 años y cuya ratificación es más que incierta, pero parece increíble que se haya conseguido firmar ese acuerdo antes que el Acuerdo Global modernizado, lo que arrebata todos los reflectores a México en el corto plazo. Tampoco se ve un liderazgo mexicano en la región, y menos tras los conflictos con actores como Ecuador y Perú, y México tampoco representa para la Unión Europea un socio con valor geoestratégico, como sí es el caso de Brasil. La posición mexicana frente a Venezuela tampoco está alineada con la de los europeos, así que tampoco le resulta de utilidad para ese fin.

Finalmente, corresponde al nuevo gobierno mexicano ser más claro con respecto a su posición frente a la invasión rusa de Ucrania, un tema por demás sensible para la Unión Europea y en el que el gobierno previo fue muy confuso: una posición era la de la representación permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas, alineada con el Derecho Internacional, y otra la expresada por el propio Presidente en sus conferencias matutinas, más proclive a la de Rusia que a la de Ucrania y sus aliados, semejante también a la de la opinión pública en general. En conclusión, las relaciones con la Europa integrada tienen potencial y en otros momentos históricos muchas coincidencias en intereses (a favor del multilateralismo) y valores (a favor de la democracia liberal, el Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, por ejemplo). Con miras al porvenir, necesitarán mucho trabajo de precisión por parte de México, con posiciones bien definidas y objetivos claros si se quieren aprovechar. Por último, no puede olvidarse que, tanto para europeos como para mexicanos, el gobierno de Trump será un reto gigantesco que afectará necesariamente la atención que puedan prestarle a la relación entre ellos. EP

Lee y descarga el documento Desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.

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