La política enciende focos rojos en la economía mundial

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.

Texto de 29/01/25

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.

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Las recientes previsiones de los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre la economía mundial pronostican un crecimiento estable para 2024 y 2025 de 3.2%, mediocre frente a comportamientos históricos. El promedio, además, oculta grandes diferencias: una economía muy dinámica, la de Estados Unidos con crecimiento de 2.8% para 2024, frente a economías virtualmente estancadas de los grandes países de la Unión Europea: con el motor apagado de su gran impulsor Alemania, que en 2024 tendría un crecimiento de 0.0%; Francia, 1.1%; Italia 1.1%; el Reino Unido, 1.1%, y en Asia, Japón 0.3%. Por otra parte, las grandes economías emergentes de Asia tienen crecimiento más dinámico: la India, el campeón, 7%; China, aún disminuida, 4.8%. Las guerras han afectado negativamente el crecimiento de los países del Medio Oriente, Asia Central y África Subsahariana. Latinoamérica tiene también crecimientos mediocres, como México, 1.6% para 2024. La inflación, con niveles históricamente elevados con promedio mundial de 6.7% en 2023, se prevé disminuya a 4.3% para 2025, con los países avanzados con tasas aún menores de 4%, lo que permite reducción de las tasas de interés y del costo de la deuda.

Estas previsiones, que son estables, pero mediocres, están sujetas a factores de riesgos al alza por nuevas tendencias estructurales adversas, y por amenazas y peligros de carácter político imprevisibles, lo que apunta a cambios sistémicos. En primer lugar, tenemos los conflictos de origen geopolítico, como la guerra en Ucrania y el persistente riesgo de una escalada a nivel nuclear; el conflicto del Medio Oriente entre Israel, Palestina e Irán, también con riesgos de escalada. Ahora, ¿qué ocurrirá en Siria con la sorpresiva caída del gobierno de Bashar al Assad? Esto puede afectar el precio del petróleo y de granos, como ya ha ocurrido. Enfrentamos el fin del orden internacional creado en la posguerra, el debilitamiento de los organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, el FMI y el Banco Mundial. Estamos sufriendo el fin de la “era del libre comercio” y el inicio de una “era de proteccionismo”, y la globalización se fractura en “bloques económicos regionales”. Además, hay tendencias demográficas negativas que aumentan el envejecimiento de la población.

Las finanzas públicas de los Estados se han deteriorado por el esfuerzo que se realizó en favor de políticas contracíclicas, realizadas para controlar los efectos de la pandemia de Covid-19. Los déficits fiscales en los países avanzados se elevaron a niveles superiores al 6% del PIB, no la norma de 3%, y se endeudaron fuertemente a niveles que, en algunos casos, exceden 100% del PIB. Esto ha significado el debilitamiento de los esquemas de protección social.

Un nuevo fenómeno que, derivado de todo lo anterior, alcanza proporciones dramáticas, afectando a muchos países, son los cambios políticos de debilitamiento de la democracia hacia el fortalecimiento de la extrema derecha, movimientos hacia el populismo y el autoritarismo, sin precedentes. Es decir, serias crisis políticas vinculadas a ausencia de liderazgos y de gobiernos ineptos. Como ejemplo está el caso de Francia, que está inmersa en una crisis política sin precedente; su presidente Emmanuel Macron enfrenta dificultades para formar un gobierno, por lo que ha sufrido un voto de censura parlamentario con la caída de su primer ministro, Michel Barnier. En el otro gran socio de la Unión Europea, Alemania, el Partido Socialdemócrata y su coalición se desmoronan, y debe convocar a elecciones, en las que parece superarlo la Democracia Cristiana, pero también la neofascista Alternativa para Alemania, que ya ganó una provincia. Por su parte, Italia está ya con Giorgia Meloni en manos de la extrema derecha. En Canadá, de este lado del Atlántico, se debilita Justin Trudeau, en parte, por sus “laxas” políticas migratorias, y está encaminado a una derrota frente al Partido Conservador, con un candidato de derecha, Pierre Poilievre.

“el mayor riesgo y el principal ‘foco rojo’ para la economía mundial es el triunfo de Donald Trump y su regreso a la presidencia de Estados Unidos.”

Sin duda, el mayor riesgo y el principal “foco rojo” para la economía mundial es el triunfo de Donald Trump y su regreso a la presidencia de Estados Unidos. Su victoria alentará políticas “proteccionistas” para defender el empleo doméstico en zonas industriales, como el Medio Oeste, su industria automotriz y electrónica, bajo su lema “Buy American”, que es un tema electoralmente atractivo; con su respaldo al republicano, el público estadounidense no parece favorecer el “libre comercio”. El otro gran objetivo del proteccionismo es, específicamente, controlar la expansión de su gran rival económico, China, con lo que los aranceles se convierten en un instrumento de “guerra económica”. De ahí la amenaza de imponer aranceles de 60% a 100%, pero también con imponer, el primer día de su gobierno, un arancel del 25% contra Canadá y México, como un instrumento para frenar la penetración de productos chinos a través de nuestros países, y con objetivos más allá de lo económico, como combatir la exportación de fentanilo y controlar los flujos migratorios. La imposición de estos aranceles está vinculada con la revisión legal, en 2026, del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sucesor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Es una medida ilegal que viola el Tratado y, en todo caso, destruye la esencia de lo que Trump llamó, al firmarlo en su primer gobierno, “el mejor acuerdo comercial de la historia”. Puede ser el fin, efectivamente, de un tratado de libre comercio exitoso.

Todavía está en duda si Trump llegará a esos extremos. Hay diversos estudios que señalan que los aranceles tendrán un impacto inflacionario sobre su economía, un tema de campaña, que incide en los ingresos de las familias estadounidenses, pero sobre todo afecta de raíz el negocio muy rentable de grandes empresas del sector automotriz, electrónico, siderúrgico y agropecuario en grandes estados como Texas, California, Illinois, o empresas establecidas en México. Además, fragmenta las cadenas productivas que han sido muy exitosas y lesiona las posibilidades de la relocalización cercana (nearshoring), que sería una defensa eficaz contra la penetración china, un viejo esquema de la sustitución de importaciones. Es decir, el T-MEC tiene aliados y los más eficaces contrapesos en los sectores empresariales.

Otro problema colateral que ha surgido es que Trudeau y su equipo, los premieres de Ontario y Alberta, bajo la amenaza electoral y el problema de la migración en una economía con inflación y crecimiento mediocre, se ha sumado a la amenaza de salirse del T-MEC y bilateralizarlo. También aquí hay aliados empresariales y políticos que creen en la importancia de un acuerdo trilateral que compense el peso de Estados Unidos.

“existe el riesgo de guerras arancelarias en escala creciente, que daría “al traste” con las previsiones económicas ‘mediocres’.”

En todo caso, existe el riesgo de guerras arancelarias en escala creciente, que daría “al traste” con las previsiones económicas “mediocres”. Hay que recordar que la Ley de Aranceles Smoot-Hawley, impuesta por Estados Unidos en 1930, desató reacciones en Canadá y profundizó la recesión mundial de esa década. No deja de sorprender cómo la década de 2020 se parece tanto a las décadas de 1920 y 1930, con sus turbulencias políticas, el ascenso de gobiernos fascistas y totalitarios, liderazgos autócratas, recesión económica, problemas sociales, guerras económicas arancelarias y cambiaria (beggar thy neighbor policies) y, finalmente, guerras reales. Ojalá las medidas preventivas efectivas que puedan adoptarse por el gobierno mexicano y otros aplaquen y eviten los desatinos del estreno del segundo mandato del presidente Trump, y que sobrevivan los gobiernos democráticos de centro “progresista” en los países con procesos electorales. De ello depende que se puedan modificar o alternar los “focos rojos” que pesan sobre las frágiles economías del mundo y, de manera particular, la mexicana. EP

Lee y descarga el documento Desafíos para la política exterior de México al inicio de la nueva era Trump.

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