Registro | Tres búfalos cayendo por un acantilado

En la columna Registro, Pablo Íñigo Argüelles escribe sobre el mundo que observa, pero sobre todo de fotografía y todo lo que implica.

Texto de 29/07/25

En la columna Registro, Pablo Íñigo Argüelles escribe sobre el mundo que observa, pero sobre todo de fotografía y todo lo que implica.

Pabellón oeste del Getty Center, en Los Ángeles, California: una foto en blanco y negro; tres animales cayendo por un acantilado.

Son búfalos.

Uno,
dos,
tres:

tres búfalos cayendo por un acantilado.

Profundidad de campo, casi nula; obturador muy rápido para congelar el vuelo del primero. Podría ser una foto de los tiempos de la fiebre del oro, de cuando se viajaba con cámaras tan grandes como roperos. O podría tratarse de una imagen clásica de National Geographic, de principios del siglo pasado. ¿Qué tiene que ver con el hilo de la exhibición en la que estoy ahora? Después de unos minutos mirándolos, concluyo que podrían ser falsos.

Búfalos disecados.

Búfalos de taxidermia.

Tres búfalos falsos cayendo por un acantilado.

David Wojnarowicz

Me acerco. Veo una mancha. Me acerco más, a la distancia que pone nerviosos a los guardias de cualquier museo, especialmente en los que son descomunales, como este. La mancha en cuestión podría ser un reflejo; mi reflejo. No, es una mancha o una sombra: domina la mitad derecha de la imagen. ¿Un descuido del impresor? ¿Una marca de revelador en el negativo? ¿Pareidolia de jueves por la tarde? 

Nada de lo anterior.

Esa mancha es el reflejo de David Wojnarowicz (1954-1992).

Los búfalos —en realidad, bisontes americanos— son parte de un diorama del Museo Nacional de Historia Natural en Washington D. C., que explica la forma en que eran cazados en las Grandes Llanuras.

En algún momento entre 1988 y 1989, Wojnarowicz fotografió la réplica de estos mamíferos que, para el curador Paul Martineau, simbolizan una generación de artistas siendo asolada por la epidemia del sida durante las décadas de los ochenta y noventa. A su vez, la tenue imagen de Wojnarowicz revelada sobre el vidrio del museo evoca un grito de ayuda.

María Prieto

Queer Lens nos conduce cronológicamente por la historia de la fotografía dentro de las comunidades LGBTQ+ a través de los ojos de testigos y protagonistas como Nan Goldin, Darrel Ellis, Arthur Tress, Ruth Bernhard, Philip-Lorca diCorcia, Rick Castro o Marc Geller. 

Todo impresiona: el ambicioso marketing de la exhibición, la imponente infraestructura del Getty (con todo y su monorriel disneyficado), el titánico estacionamiento-bóveda-para-el-apocalipsis enterrado en las montañas californianas, la pesadez del tráfico angelino, la monstruosidad del pavimento de la costa oeste o el desierto visto desde la ventana de un avión; pero nada de lo anterior tendrá nunca el poder de ese reflejo involuntario, casi imperceptible, filtrado en la emulsión fotográfica y que aloja, en su incomprensible composición de plata infinita, lo que exista entre los conceptos de ausencia y presencia.

Al momento de mirar aquellos búfalos, David ya no encontraba su propio reflejo en los espejos. Se iba diluyendo poco a poco junto a su generación, en la polvareda de una estampida.

Tres búfalos obligados a caer por un acantilado para luego ser cazados. Eso, y el reflejo fantasmal de Wojnarowicz. EP

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