La pulpa del cinismo

Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP.

Texto de 03/03/21

Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP.

Tiempo de lectura: 4 minutos

No tenemos memoria de algo distinto: la política mexicana ha sido una Universidad del Abuso. Si acaso jóvenes con principios ingresan a esa casa de estudios, los viejos catedráticos les tuercen el alma para que el crecimiento de su poder goce tan buen ritmo como su capacidad de saqueo: el dinero público, soporte elemental de un mejor país, va a las cuentas particulares. Y entonces ya no hay ni con qué intentar volver a México menos miserable. 

Hasta hace poco, los alumnos de la Universidad del Abuso aprendían en clase que para sacar provecho individual del ejercicio público debían actuar en secreto, con sigilo, escondidos, a oscuras. La prolífica corrupción con todos sus hijos, el nepotismo, la malversación, el soborno, el fraude, el tráfico de influencias y tantos más, se protegían operando en puntitas de pie.

Esa violencia política intentaba ser discreta. Pero hoy, quizá en los días más tristes de nuestra historia, el estilo cambia: se actúa con abierto cinismo para ejecutar la corrupción, o de perdida la negligencia y el despotismo. La política se exhibe salvaje, gritona, inmoral, escandalosa, y aunque el Ejecutivo sostiene su popularidad, mina de a poquito su credibilidad con la ignorancia y el descaro. ¿Y la oposición? Ridícula y enclenque, también se hunde en el fango del descrédito.

En síntesis: la clase política acude a un cinismo provocador, y eso le divierte. Y paciente riega con veneno la furia social.

Aquí cuatro ejemplos del cinismo.

Se acabó el juego

1. La mañanera, el gran foro para la violencia y el disparate, ayer parecía tomar un color distinto. El presidente dijo: “desgraciadamente (el COVID-19) todavía está haciendo estragos, sobre todo sigue habiendo fallecidos”. Sí, el presidente dijo esa obviedad pero ni mentía ni se mofaba de nadie ni se ponía una venda, y eso había que celebrarlo. “Estragos”, dijo con precisión, y uno pensaría que ante eso al acabar la conferencia se pondría a gobernar. Pues no, se fue a los campos de la Liga de Tranviarios, y en un martes laboral se puso un uniforme blanco de béisbol, agarró el bate frente a un pitcher y pidió que lo grabaran para titular un tuit: “Me escapé un rato a tomar el sol y a practicar béisbol”. Y no solo eso: forzando el acento tabasqueño se hizo el chistoso en la caja de bateo. “La vas a correr, ¿eh? Voy pa’ la calle. Tres hombres en base, dos outs, novena entrada. Juego empatado, bateando el de Tepetitán, echando el de Comitancillo”. Dio un largo batazo y siguió: “Se acabó el juego. Ya estoy poniéndome en forma, macaneando. Un saludo”, dijo alzando el índice y caminando feliz sobre su tierra con 187 mil muertos por la pandemia. Jugando en horas laborales en su México de luto, sonrió cínicamente a la cámara, a los ya millones de deudos.

2. No toques a mi vaquero

Desesperado, escuálido, momificado, el PAN busca con obsesión retomar el poder que les arrebató un beisbolista veterano. ¿Y qué hace la derecha? ¿Acaso se purga para ya no estar emparentada con la delincuencia organizada? No. Protege a su gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, titular de montones de cuentas bancarias bloqueadas y al que la Fiscalía General de la República busca desaforar y procesar por lavado de dinero, fraude fiscal y delincuencia organizada. La técnica para cubrir a su norteño hombre fuerte fue simple: el Congreso de Tamaulipas —panista, claro— cambió las normas para que el desafuero del gobernador lo decidan ellos, y el Congreso de la Unión no pueda hacerlo. “Como pretendes sacar el revólver, yo lo saco antes: a mi vaquero no lo tocas aunque sea un criminal”. El cinismo de la política a lo Wild West

“La clase política acude a un cinismo provocador, y eso le divierte. Y paciente riega con veneno la furia social.”

3. Vacunas para once Méxicos

Si acaso este fuera el gobierno más honesto del planeta, también hay que reconocer que su inutilidad operativa no tiene paralelo: el calamitoso 2020, año en que el país rogaba pulcritud en sus números, fue un caos. Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, las dos principales empresas del Estado, perdieron en suma 560 mil millones de pesos, según sus propias cifras. “Arrojo fortunas al drenaje como nunca en la historia, pero qué honesto soy”: cinismo que sirvió al periódico Reforma para hacer cuentas y dimensionar el 451 seguido de nueve ceros. De no perderse, ese dinero habría servido para comprar casi mil 400 millones de vacunas Pfizer-BioNTech. Inconcebible: si las cuentas hubieran cerrado habría suficientes dosis para inmunizar a algo así como la población completa de once Méxicos. 

4. “El Toro” y su mayoral

La sociedad mexicana, y las mujeres, más que nadie, festejaron hace cinco días, cuando la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de MORENA comunicó que el procedimiento de oficio en ese órgano en contra de Félix Salgado Macedonio, predador sexual según varias víctimas, instruía “la reposición del procedimiento de evaluación de perfiles” para seleccionar al candidato a gobernar Guerrero. Qué alegría: ¡Salgado fuera de la contienda! Pues no. Con distancia de minutos, otro comunicado fue casi un “jajaja, hasta creen”: “los agravios fincados a Salgado Macedonio son improcedentes e infundados, por lo que no pierde sus derechos políticos”. Improcedentes e infundados: en una burla a las mexicanas, un órgano de Morena exoneró sumariamente al sujeto acusado de violaciones sexuales y le reabrió la puerta política.  

Y como lo que no te mata te fortalece, el propio Salgado tuiteó amenazando con sus cuernos de machismo supremo: “¡Ánimo,  compañeras y compañeros! ¡Hay Toro!”. El panorama de quién será el candidato de MORENA está confuso, pero para que México sepa que quien manda es uno, el presidente les reclamó a las feministas con un “ya chole”, las acusó de enarbolar un “falso feminismo”; a Salgado lo exculpó por ser víctima de “linchamiento”, y a las protestas de las mujeres las menospreció por ser obra del “conservadurismo” que alimenta la “politiquería”, y plagio de una “idea importada”: romper el pacto patriarcal. Por cierto, nuestro presidente aceptó que jamás había escuchado el concepto “pacto patriarcal”, pero eso sí, quién sabe cómo tenía claro que no era un concepto extranjero, y que por eso no valía. Un presidente primitivo.

En la jerga taurina el mayoral es el capataz de la ganadería, el celoso cuidador del toro. #UnVioladorNoSeráGobernador,  claman multitudes. Pero El Toro ni siquiera necesita defenderse solo: para eso tiene a su mayoral perfecto: cínico, leal, y el más poderoso. EP

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