El 24 de agosto celebramos el Día Internacional de los Parques Nacionales, una fecha que nos recuerda la importancia de proteger las geografías prístinas del mundo. Estos espacios no solo son reservas de biodiversidad, sino también fuente de sustento para muchos mexicanos y testimonio de la historia natural y cultural de nuestro país y del planeta. 

Como humanos, debemos hacer un esfuerzo por conectar con la naturaleza y aprender de ella participando en actividades de conservación, proyectos de turismo de naturaleza responsable y contribuyendo con nuestro consumo racional e involucramiento a la protección de estos ecosistemas de los que depende nuestra calidad de vida. Como individuos, podemos contribuir visitando los parques de manera responsable: evitando dejar basura, respetando las normas, no extrayendo flora o fauna, y apoyando el ecoturismo sostenible. 

También es crucial reducir nuestra huella de carbono y participar en iniciativas de reforestación o limpieza para minimizar el impacto negativo de nuestras acciones en estos valiosos espacios naturales. La constante revisión y adecuación de los programas de manejo de estas áreas, marco legal para su óptimo aprovechamiento, les permite mantener su funcionalidad como hábitat y refugio para decenas de miles de especies con que compartimos el planeta. 

Un caso de éxito sobresaliente en conservación es el Parque Nacional Revillagigedo, ubicado en el Pacífico Mexicano. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2016 y cuenta con más de 14 millones de hectáreas protegidas, siendo la reserva marina más grande de América del Norte. Sus cuatro islas son hogar de miles de especies terrestres y marinas. 

El éxito de Revillagigedo radica en la prohibición total de la pesca y otras actividades extractivas, lo que ha permitido la recuperación de especies emblemáticas como tiburones, mantarrayas gigantes y tortugas marinas. La protección integral de este vasto ecosistema ha resultado en un aumento significativo de la biodiversidad y la resiliencia de los arrecifes rocosos, convirtiéndolo en un santuario marino globalmente reconocido. Además, el parque sirve como un laboratorio natural para la investigación científica y los procesos de protección de éste singular capital natural del que somos custodios.

Mientras que en muchos otros parques nacionales se permite cierta interacción humana, como la pesca sostenible o el turismo de bajo impacto, Revillagigedo adopta un modelo de conservación más estricta priorizando la salud del ecosistema por encima de cualquier actividad económica. Este enfoque, altamente efectivo, podría ser adoptado en otros parques, especialmente aquellos que combinan ecosistemas marinos y terrestres.

En México, contamos con 73 parques nacionales, una muestra de nuestro compromiso con la conservación. La reciente incorporación de seis nuevos sitios a esta categoría destaca el esfuerzo por preservar nuestros tesoros naturales. Este Día Internacional de los Parques Nacionales, renovemos nuestro compromiso con la protección y el disfrute responsable de estos espacios vitales para la vida en nuestro planeta.

Como sociedad civil, tenemos la responsabilidad de apoyar políticas que sumen a la salud de nuestros parques nacionales y exigir que se destinen más recursos para la conservación de estos espacios.

Opinión Terra Habitus

Dependemos de la naturaleza. Como destacamos en nuestro artículo “Un turismo diferente para México“, debemos aspirar a ser un modelo ejemplar en sustentabilidad y equidad social. Esto implica vincular de manera virtuosa todos los sectores productivos, con el firme compromiso de conservar y enriquecer nuestra cultura y patrimonio natural. La educación ambiental y la participación de las comunidades locales son clave para asegurar que el turismo contribuya a la preservación a largo plazo de estos valiosos espacios naturales. Así, los parques nacionales pueden servir tanto como destinos turísticos como santuarios de biodiversidad, asegurando su protección a perpetuidad. EP

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