En un reporte publicado recientemente por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la Fundación TELMEX-TELCEL y World Wildlife Fund (WWF), la superficie ocupada por las colonias de mariposas Monarca (Danaus plexippus L.)  durante la temporada 2023-2024 alcanzó solo 0.9 hectáreas. Esta es la segunda superficie más pequeña desde que se comenzaron a tomar registros siguiendo un método repetible en la temporada 1993-1994 y la segunda ocasión en que la superficie total acumula menos de una hectárea. La temporada con un registro de menor superficie fue 2013-2014, con 0.67 hectáreas.

En dicho reporte también se explican los esfuerzos que México ha emprendido para conservar el fenómeno migratorio. Entre ellos destacan la creación, en el año 2000, de la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca (RBMM) con una superficie mayor a 56 mil hectáreas, además de otras Áreas Naturales Protegidas cercanas donde también hay santuarios. También se mencionan los recientes esfuerzos por reducir la producción agrícola con métodos agroindustriales con alto consumo de insecticidas y herbicidas. Es muy útil conocer estos datos, y se agradece que la CONANP haya sido transparente en compartir esta información.

El reporte, sin embargo, no menciona que las personas que habitan legalmente los predios que integran la RBMM han mostrado un importante compromiso con el adecuado manejo de los bosques. Hoy en día en la reserva hay más densidad de arbolado de lo que había al momento de ser creada. Entonces, si los bosques en la RBMM se han estado recuperando, ¿por qué cada vez hay menos superficie ocupada por mariposas Monarca?

El año 2023 fue el año más cálido a nivel global desde que se tienen registros. Para ello se sumaron dos factores independientes. Primero, durante la segunda mitad del año, se experimentó uno de los fenómenos del “El Niño” más fuertes en la historia. El Niño es una anomalía climática que se experimenta a nivel global, que se repite en ciclos de 2 a 7 años, y que se padece como producto del calentamiento de las aguas superficiales en el este y centro dentro de la zona tropical del océano pacífico. Durante los años de El Niño, se registran temperaturas globales más altas que durante los años no afectados por esta anomalía. Sin embargo, el efecto no es uniforme en todo el mundo: algunas regiones experimentan mayores cambios en temperatura que otras. En otras regiones, además de los aumentos en las temperaturas promedio, cambian los patrones de lluvia, de tal forma que los sitios que suelen no recibir lluvias pueden experimentar chubascos e inundaciones, mientras que zonas regularmente húmedas experimentan sequías.  

El segundo factor que elevó el termómetro en 2023 fue el cambio global. Es innegable —salvo para los negacionistas y uno que otro candidato a la presidencia en el norte global— que las temperaturas en todo el planeta van en aumento, y es cada vez más claro que esto es consecuencia de las actividades humanas. Así que durante 2023 El Niño actuó sobre un planeta con temperaturas de por sí altas. Otro efecto importante de la combinación del cambio climático y El Niño actuando de forma sinérgica, fueron los incendios atípicamente severos que afectaron a Canadá y a México. La parte que más fuegos forestales experimenta en Estados Unidos, la zona oeste, curiosamente experimentó condiciones que no detonaron más incendios.

Como resultado de El Niño y el cambio global, durante 2023, toda la zona este de Estados Unidos experimentó un índice de sequía atípicamente elevado. Esto posiblemente diezmó las ya de por sí escasas poblaciones de asclepias (“algodoncillos”), que son las plantas de las que se nutren las larvas de mariposas Monarca durante las generaciones en las que se trasladan hacia el norte del continente.  Estas poblaciones de asclepias se han reducido notoriamente como consecuencia del aumento de glifosato y otros insumos agroindustriales en la zona agrícola del este de Estados Unidos.

La reducción en el tamaño de las colonias de mariposas Monarca que hibernan en nuestro país tiene consecuencias directas para toda la sociedad. La humanidad, y quienes vivimos en México, perderemos el espectáculo que dan miles de mariposas revoloteando en una mañana soleada. Las comunidades locales, que durante los últimos 20 años han aprendido a guiar visitantes y a valorar su gestión como dueños de los predios que albergan santuarios, pueden perder una fuente importante de ingresos y el motor que les ha motivado a manejar adecuadamente sus bosques. 

Ciertamente, hay lecciones importantes que no debemos dejar pasar. Los cambios globales no actúan de manera aislada: los disturbios pueden actuar de manera sinérgica. Este año, la sinergia afectó al número de mariposas que llegaron a los santuarios. Ojalá las poblaciones de mariposas Monarca se recuperen si los siguientes años presentan condiciones más adecuadas; ¿será que la siguiente especie afectada por la suma de disturbios actuando de manera sinérgica sea la nuestra? EP

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