Fragmento: Breve historia de cuatro mil millones de años

Por cortesía de Editorial Adarve, publicamos un fragmento de «Breve historia de cuatro mil millones de años» de María Garza-Jinich.

Texto de 01/03/23

Por cortesía de Editorial Adarve, publicamos un fragmento de «Breve historia de cuatro mil millones de años» de María Garza-Jinich.

Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Quieres entender cómo funciona la evolución? ¿No te queda claro dónde surgió la biodiversidad? Este es el libro que estabas buscando. Además, es un libro bellamente ilustrado. Aquí encontrarás todo lo que necesitas saber sobre la historia del planeta, la evolución de las especies, la aparición de los primates y los homínidos, y el origen del hombre. Esperamos que al término de la lectura, te hayamos contagiado el entusiasmo por entender la ciencia que explica cómo surgimos los distintos seres vivos. Te invitamos a emprender un viaje donde platicaremos en qué consiste la evolución, cómo funciona, quién la describió, por qué sabemos que funciona y qué evidencias lo confirman. Haremos un recorrido en el tiempo para ver cómo se fueron sucediendo los eventos hasta el día de hoy. Discutiremos otros temas, como la aparición de nuestro mejor amigo, el perro, y qué podemos decir acerca de los mitos de la creación en las distintas religiones. En esencia, el libro es una colección de argumentos anatómicos, genéticos, paleontológicos, moleculares y geográficos, presentados con un único propósito: cautivarte y convencerte de que el tema de la evolución es fascinante.

Por cortesía de la Editorial Adarve, compartimos un fragmento del capítulo 4.

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¿Por qué estamos seguros que la evolución sucede?

A pesar de que podría haber una infinidad de hechos demostrando que la evolución no sucede, ninguno de estos se ha dado. La evolución podría ser demostrada como falsa si por ejemplo, aparecieran, con regularidad, fósiles en capas geológicas que no correspondan a su edad. Es al biólogo evolucionista inglés J. B. S. Haldane a quien se le atribuye haber dicho que bastaría encontrar el fósil de un conejo entre unas rocas del Precámbrico –rocas con una edad de 543 millones de años o más– para demostrar que la evolución no sucede6. Sabemos que los mamíferos aparecieron hace alrededor de 150-200 millones de años. Al desaparecer los dinosaurios, hace 65 millones de años, los mamíferos llenaron todos los nichos que estos dejaron vacíos. Si se descubriera un mamífero en una capa anterior a los 200 millones de años, este simple hecho derrumbaría toda la teoría como se conoce hoy.

Si las especies no tuvieran diversidad genética de la cual puede echar mano la evolución, o si existieran individuos de una especie con adaptaciones inútiles, también se probaría falsa la evolución.

Como Darwin escribió en El Origen de las Especies: “Si se pudiera demostrar que existe un órgano complejo imposible de haberse formado a través de numerosas y pequeñas modificaciones sucesivas, mi teoría se derrumbaría de manera absoluta”.

Si el análisis genético basado en el ADN llegara a contradecir el basado en anatomía y fósiles, y, por ejemplo, sucediera que las ballenas son más cercanas a los peces que a los mamíferos, la evolución se derrumbaría. Sin embargo, hasta la fecha, no hay un solo hecho contradiciendo la evolución y, por lo tanto, que demuestre que ésta no sucede.

El hecho es que no existen científicos ni corrientes científicas negando la evolución. Toda la comunidad académica del mundo está de acuerdo en que la evolución es una realidad y sucede. Los únicos personajes insistiendo en negarla son personajes cuya agenda es religiosa y no científica.

Las verdades científicas no son determinadas por mayoría. Las ciencias se sostienen o se derrumban dependiendo de sus evidencias.

Es muy común pensar que la única evidencia existente acerca de la evolución son los fósiles. Esto es falso. Aun cuando nunca se hubiera encontrado ningún fósil, igual podríamos estar seguros que la evolución ocurre. La semejanza en la anatomía de los animales, la ubicación geográfica de distintas especies, el parecido entre los distintos tipos de proteínas en los seres vivos, la composición del ADN en especies similares, todos, ofrecen evidencias de que la evolu- ción es un hecho.

Pocas teorías científicas son tan robustas como lo es la evolución, apoyada en un sinnúmero de evidencias anatómicas, genéticas, geográficas, moleculares, geológicas y paleontológicas. Inclusive existen cientos de ejemplos de evolución sucediendo en nuestros días.

Veamos a continuación una serie de evidencias de muy distinta índole, todas ellas apuntando en la misma dirección: la evolución sucede. EP

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