Los principales organismos internacionales y regionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, así como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, celebraron antes de que concluyera 2022 sus asambleas anuales, y presentaron su evaluación de la situación económica mundial y sus perspectivas para 2023. Raramente los economistas coinciden, como en este caso, en la gravedad de los escenarios. Hablan de “la crisis de crisis”, la mayor en 100 años. Las podemos definir como “las siete plagas que amenazan la economía mundial”. ¿Por qué? Se trata de siete crisis que se generaron en secuencia, pero que se han venido acumulando, y ahora atacan simultáneamente, por lo que es muy difícil enfrentarlas.

Primera plaga

La severa pandemia de covid-19 produjo más de seis millones de muertos. Esta y las medidas adoptadas, como el confinamiento, paralizaron las cadenas productivas, generaron desempleo, la quiebra de empresas y una seria caída en el ingreso de las familias. México tuvo uno de los manejos más incompetentes, por lo que registró uno de los mayores números de muertos.

Segunda plaga

La profunda y generalizada recesión que el covid-19 detonó para 2020. La economía mundial cayó 3.0%, y la de Estados Unidos, 3.4%; hay una seria recesión en Europa, -6.1%; Latinoamérica, -7%, y la mexicana, más de -8%. Esto se presentó a pesar de que los principales gobiernos ejecutaron magnos programas de compensación social y apoyo a empresas y familias por 15% del PIB (México no, pues fue uno de los más débiles, con apenas 1.5% del PIB), que primero amortiguaron la caída, y luego se generó una rápida recuperación en 2021: la mundial, 6%; la de Estados Unidos, 5.7%, y la de México, 4.8%.

Tercera plaga

La guerra entre Rusia y Ucrania, a principios de 2022, provocó desabasto de energía y alimentos, así como importantes aumentos en los precios, generando así una crisis alimentaria y energética.

Cuarta plaga

Una explosión inflacionaria histórica, que afecta a la mayor parte de los países desarrollados, incluyendo a la conservadora Alemania y a Estados Unidos, donde alcanza 10%, con índices todavía más elevados en alimentos y energía. México alcanzó una inflación de 9%.

Quinta plaga

La severa restricción monetaria y la gran alza de tasas de interés en 2022. La Reserva Federal de Estados Unidos subestimó inicialmente la inflación como fenómeno pasajero, luego se alarmó y sobrerreaccionó con aumentos de tasas de interés que van de 0%, mantenida durante años, a 4%. Se desquiciaron los mercados cambiarios; la libra y el euro se devaluaron hasta llegar casi a la paridad con el dólar. Se afectó mucho el costo de la deuda de los países. En México, las tasas alcanzaron 10%, y el servicio de la deuda es mayor al gasto en educación.

Sexta plaga

Riesgos de una recesión para 2023, sin que se controle plenamente la inflación, lo que se llama “estanflación”. La perspectiva de crecimiento para Estados Unidos es de 0.5%; en México, después de un repunte en 2022, es de 2.5%, aunque se espera que tenga una recaída de entre 0% y 1%. Esto significa que habrá crecimiento nulo en todo este sexenio y se registrará una caída en el ingreso por habitante.

Séptima plaga

Los síntomas del agravamiento de las consecuencias derivadas del cambio climático que se han presentado en el verano: inundaciones, sequías, etc., que obligan a tomar medidas de urgencia para transitar hacia energías limpias y descarbonizadas. Hay además severos efectos sobre flujos migratorios y hambrunas.

Como se aprecia, nunca se habían acumulado tantas crisis serias que golpean tan severamente a la economía mundial. Lo anterior puede agravarse por nuevos rebrotes de epidemias. Además, el drástico confinamiento chino desplomó la actividad económica de uno de los principales motores económicos a solo 3%. De igual forma, la escalada militar y los bloqueos rusos pueden nuevamente elevar los precios del gas y de los alimentos en pleno invierno. Estos problemas son muy complejos de atacar, plantean serios dilemas a los gobiernos, ya que los remedios de una enfermedad,  la inflación, vía la contracción monetaria, agrava la recesión, y viceversa.

Al examinar los retos y los riesgos para nuestra política exterior en 2023, además de nuestros propios errores y ocurrencias, pueden agravarse estas “plagas” provenientes del exterior. Destaca la probable recesión de Estados Unidos, la inflación importada en alimentos y energéticos, y la turbulencia en los mercados financieros, con posible contagio por crisis en países emergentes sobrendeudados o en bancos. 

Resulta imperativo evitar agravar este complejo panorama con un conflicto con Washington por el Tratado México, Estados Unidos y Canadá. En cambio, se presentan oportunidades, casi como “traje a la medida” para México, para impulsar una reconversión industrial y tecnológica en el contexto de Norteamérica, aprovechando los vacíos derivados de los conflictos con China, si alineamos correctamente nuestras políticas, particularmente hacia inversiones en energías verdes, autos eléctricos y microchips, que nos permita no solo sortear la crisis, sino avanzar en nuestro proceso de desarrollo. Hasta ahora vamos a contracorriente. No soy muy optimista que rectifiquemos, y no hacerlo, sin duda, sería un error histórico. EP

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