Este 8 de abril, de manera esperada aunque sorpresiva, Bernie Sanders deja el camino libre al candidato Joe Biden. Termina un proceso en el que, a pesar de tener ganados 914 delegados, contaba con 300 menos que Biden por lo que consideró que era imposible alcanzarlo después de la caída que comenzó a vivir a partir del Súper Martes del pasado 3 de marzo. Muy difícilmente obtendría los 1991 delegados necesarios para ganar.

Vale la pena preguntarse por qué es justo ahora que toma la decisión. Después de un segundo intento, en ambas ocasiones, 2016 y 2020, pierde frente al candidato del “sistema”; esto es, del sistema tradicional del aparato demócrata. En un momento de emergencia económica y sanitaria como la que atraviesa el mundo y Estados Unidos en particular, en su cálculo para renunciar sin duda consideró múltiples variables. Estas últimas semanas por la pandemia del COVID-19 que se vive en su país, ambos candidatos cambiaron completamente sus estrategias de campaña. De hecho Sanders hizo muy pocas apariciones, particularmente en televisión. Biden, también con mucho menos presencia pública, de alguna manera comenzó a ganar espacio con una presión indirecta hacia su contrincante. Una de las medidas fue comenzar a hablar sobre quién sería su posible compañero/a de fórmula en la vicepresidencia. Al observar que en las primarias que se dieron hasta el momento, los jóvenes no salieron a votar como él asumía, se aceptó que el voto futuro sería con seguridad para Biden. Al renunciar y dar todo su apoyo al exvicepresidente de Obama, se asegura que los votantes de la izquierda, que tanto él como Elizabeth Warren representaban, vayan también con Biden. Sus posturas liberales ya son conocidas por la mayoría de los estadounidenses, Sanders calculó que es mucho más importante que se incluyan en la agenda nacional, a que queden totalmente fuera de ésta. Es más fácil que se consideren algunas de sus propuestas como las de salud pública y educación para todos, retirándose ahora y apoyando a Biden. De otra manera la mayoría de los votantes que no aceptan postulados de izquierda lo habrían derrotado también.

En esta emergencia es un hecho que quien mayor campaña hace es Donald Trump. Está todos los días en los medios, aprovechando la pandemia y la crisis económica a su favor. Ningún candidato demócrata tenía la misma exposición por lo que Sanders consideró también que en la medida en la que no hubiese un único candidato de su partido, sin duda perdían terreno frente a Trump. Ahora se suma a Biden con todo su apoyo, buscando justamente descarrilar al presidente y evitar así un segundo mandato republicano. A diferencia de lo que imaginábamos antes de conocer la magnitud de la crisis actual, cuando comentábamos que la campaña demócrata se podía ir hasta la Convención de julio con ambos precandidatos muy parejos, la cosa cambió, esa idea terminó. A partir de ahora, y mucho antes de la Convención, se unifica la postura demócrata. 

Justo después de la renuncia de Sanders, Biden agradece su apoyo y ambos hablan de la urgente necesidad de derrotar a Trump por el interés de la nación y me atrevo a decir también que por el interés internacional. El día de hoy se cierra un nuevo capítulo de la campaña electoral en EUA y comienza lo más difícil: en medio de la emergencia nacional y mundial, definir la estrategia para ganar en noviembre.Para México también se aclaran las cosas sobre los dos únicos candidatos: Joe Biden y Donald Trump. Esperemos que el gobierno no juegue tan sólo a favor de uno, como se ha hecho ahora. Es urgente acercarnos también al candidato y a la campaña demócrata. EP

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