México y el capitán Nemo

Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP

Texto de 01/01/20

Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP

Tiempo de lectura: 3 minutos

“En el mar está la suprema tranquilidad. El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie pueden todavía ejercer sus derechos inicuos, batirse, pelearse, devorarse, transportar a ella todos los horrores terrestres. Pero a treinta pies de profundidad, su poder cesa, su influencia se apaga, su potencia desaparece (…) ahí está la independencia. ¡Ahí no reconozco dueño ni señor! ¡Ahí yo soy libre!”.

Leía eso —la justificación que el capitán Nemo da para vivir el resto de su existencia lejos de los hombres, en el profundo océano— bajo mi lámpara ámbar en lo alto de una esquina de la Ciudad México atormentada por cláxones. Debajo de mi cuarto los autos cruzan sus direcciones y, como no hay semáforo, intentan ganarse el paso el día entero. Al llegar al crucero meten el acelerador para ser primeros, o aprietan la bocina para que el otro frene, o aceleran con claxon incluido, o insultan y tocan ti-ti-rititi si el otro les ganó. 

Continuamente chocan y a veces se hieren porque sincronizaron su ardiente deseo de ser primeros, y empataron: si ocupas con otro coche un mismo espacio en idéntico tiempo, chocas. Pero no entienden ese axioma físico. Tras 10 años de vivir en ese departamento conozco el protocolo: desde el balcón los veo salir de sus vehículos para confirmar sus daños, y dirigir su furia al prójimo, su enemigo, el culpable del accidente. Llegan policías e incluso paramédicos con cara de: “otra vez aquí” resignados a la terquedad, a ese afán de “pelearse, devorarse” que lamentaba tanto Nemo, el sabio capitán de Veinte mil leguas de viaje submarino, y que lo hizo huir de la superficie para vivir inmerso en las aguas donde atestiguaba la belleza de sus habitantes: rayas, azurores, esparos, aulostomas, salamandras, gobios, como narra su autor Julio Verne casi en un guiño para que en el 2019 (un siglo y medio después de escrito) uno googleara y viera esas maravillas en una pantalla, no en los grandes ventanales del submarino Nautilus (qué triste).

Pero en esta ciudad nos quedan muy lejos esas criaturas mágicas y deslumbrantes, y entonces uno se consuela con travesías acuáticas de palabras mientras afuera ocurre el México de los claxonazos y, en una escala ascendente, de sucesos mucho peores pero con una misma premisa: la destrucción se justifica por mi interés. 

Se va 2019 y, como nunca antes, he oído a varios la misma frase: “me quiero ir de México”. Grandes amigos míos ya se fueron, quizá para nunca volver: Yaotzin, Enrique, Arturo, César partieron a destinos tan lejanos como Berlín, New Haven, Phnom Penh: mi país fue incapaz de retenerlos. Será acaso porque se va 2019 pero el que no se va, el que se queda, es el México de las atrocidades múltiples: el de los cerca de 33 mil homicidios y casi cuatro mil mujeres asesinadas en sólo 12 meses, el de la monstruosa desaparición masiva de menores. Se va 2019 y con él otro año de la esperanza perdida.

Cuando uno avanza en Veinte mil leguas de viaje submarino y pasa a La isla misteriosa va descubriendo las distintas identidades del capitán Nemo. No solo es un genio explorador que se zambulle con su máquina increíble a lo insondable para huir del mundo. No lo mueve el simple deseo de fuga, sino la transformación de la realidad: es un científico que investiga, pero también ayuda a los griegos subversivos que luchan contra el yugo turco y lucha contra los barcos ingleses para vengar al pueblo de India que sufre el poder imperial.No tenemos alternativa: supongo que, como Nemo, los que seguimos aquí tenemos que seguir combatiendo desde la trinchera que sea a este México, el de lo más cotidiano con autos capaces de aniquilar con tal de pasar primero, y el de los mexicanos que para satisfacción propia cometen contra sus hermanas y hermanos los más grandes horrores. EP

Este País se fundó en 1991 con el propósito de analizar la realidad política, económica, social y cultural de México, desde un punto de vista plural e independiente. Entonces el país se abría a la democracia y a la libertad en los medios.

Con el inicio de la pandemia, Este País se volvió un medio 100% digital: todos nuestros contenidos se volvieron libres y abiertos.

Actualmente, México enfrenta retos urgentes que necesitan abordarse en un marco de libertades y respeto. Por ello, te pedimos apoyar nuestro trabajo para seguir abriendo espacios que fomenten el análisis y la crítica. Tu aportación nos permitirá seguir compartiendo contenido independiente y de calidad.

DOPSA, S.A. DE C.V