Data Opinión Pública y Mercados realizó para el Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil A.C., una encuesta en la que midieron la actividad voluntaria, solidaria y generosa de los mexicanos durante el confinamiento provocado por el COVID-19. Los autores nos presentan los resultados.
Data Opinión Pública y Mercados realizó para el Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil A.C., una encuesta en la que midieron la actividad voluntaria, solidaria y generosa de los mexicanos durante el confinamiento provocado por el COVID-19. Los autores nos presentan los resultados.
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El Centro de Investigación y Estudios sobre Sociedad Civil (CIESC) es una organización de la sociedad civil afiliada al Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, que estudia desde hace diez años el comportamiento generoso de los mexicanos por medio de investigación cualitativa y también por medio de encuestas especializadas en el tema. Este comportamiento incluye actividades y tiempo invertido para el beneficio de otros, de manera voluntaria, así como la cantidad de recursos monetarios que se donan de forma individual en México para distintas causas de su interés.[1]
El CIESC ha realizado la Encuesta Nacional sobre Acciones
Voluntarias (ENSAV) en tres ocasiones (2005, 2012 y 2016) y planea levantar la siguiente
ronda el primer trimestre del 2021. Cada ronda contiene una variedad de
preguntas sobre actividades que las personas realizan en beneficio de otros,
sin recibir remuneración, de manera voluntaria y con la característica de que se
llevan a cabo hacia personas fuera de la familia. También preguntan sobre las
cantidades de dinero donado en el año anterior para recolectar información
sobre la generosidad en especie (i.e. acciones voluntarias) y en recursos
económicos de las personas a lo largo y ancho del país[2]. El
concepto de acción voluntaria y voluntariado en México ha ido evolucionando a
través de los años de tal manera que las preguntas se centran en “acciones realizadas a favor o en beneficio
de terceras personas fuera del ámbito familiar sin obligación ni coacción, sino
de manera voluntaria y sin remuneración monetaria” (Verduzco, p. 107)[3]y en donde se hace la pregunta: “En el
último año ¿alguna vez ha hecho algo para los demás sin que le paguen?”[4]
En las dos rondas más recientes de la ENSAV se aplicó
una batería de 21 reactivos que miden actividades solidarias y voluntarias sin
tomar en cuenta si se realizan dentro de una estructura formal de una
organización de la sociedad civil, si se llevan a cabo de una manera más
informal dentro de un grupo de deporte o de Iglesia no oficialmente registrada o
si se efectúan a título individual. Los resultados muestran que el 45 % de
las acciones solidarias en México se efectúa dentro de alguna institución con
local o en el local de un templo, un 25 % se hace dentro de grupos de
amigos o conocidos sin que exista un local, el 29 % restante reporta
haberlo hecho por su parte de forma individual y el 1 % de alguna otra
manera. Si sumamos los dos primeros porcentajes, vemos que el 70 % de las
acciones solidarias se ha llevado a cabo dentro de un ámbito colectivo en
México, sin saber si se realizan en instituciones formalmente constituidas. Otra manera de verlo es decir que los mexicanos
realizan este tipo de actividades en su mayoría de manera informal. La idea
de realizar estos estudios es ofrecer información sobre el sector social del
país que pudiese ser útil al público en general, a los medios, a los gobiernos
y sobretodo en la conformación de nuevos grupos sociales a favor de terceros al
ofrecer datos que aporten a nuevas políticas públicas que apoyen a este sector.
Solidaridad en tiempos de COVID
Durante los primeros meses del 2020 inició la
pandemia del COVID-19 en el país, y escuelas, instituciones gubernamentales y
empresas fueron alertadas sobre la presencia del virus y se les exigió la suspensión de actividades presenciales. Se
recomendó el distanciamiento social además del uso de cubrebocas para detener
el avance de la pandemia. Las personas que pudieron hacerlo se recluyeron para
estudiar y trabajar desde sus hogares. En los primeros meses de la pandemia
solamente trabajadores esenciales como personal médico y especializado de la
salud, farmacias y tiendas de autoservicio estuvieron abiertos al público.
En lo pertinente a este artículo y su tema —la
acción solidaria y voluntaria de los mexicanos hacia otros que no son parte de
su familia—, es importante conservar esta perspectiva ya que las posibilidades
existentes para realizar acciones ciudadanas a favor de terceros deben
considerarse dentro de las limitaciones propias de este contexto particular de
“aislamiento”.
Los resultados que presentamos a continuación fueron
incluidos en el Segundo Ómnibus Telefónico Nacional (OTN2) de Data OPM en donde
varios clientes o “pasajeros” aprovechan el mismo levantamiento de datos para
hacer un número reducido de preguntas y de esa forma no tienen que invertir en
el costo completo del estudio. Cada cliente paga y recibe en exclusividad sus
preguntas además de una serie de variables sustantivas y demográficas que son
compartidas con todos los participantes para su análisis[5]. El CIESC
incluyó en el ONT2 una batería de 10 reactivos para medir las actividades voluntarias
de los mexicanos durante la pandemia del COVID-19, basadas en la encuesta ENSAV
antes mencionada. En su conjunto, estas preguntas constituyen un “proxy” de la
solidaridad de los mexicanos en este tiempo extraordinario. Dicha batería mide
con aceptable profundidad la participación solidaria y laacción
voluntaria, es decir, las acciones voluntarias y donativos que se dieron y
distribuyeron durante la pandemia.
Listamos a continuación las acciones contenidas en
la batería; las primeras siete tienen que ver con acciones voluntarias y las
siguientes tres con apoyos económicos:
Llevó o donó alimentos a alguien que no sea de su familia.
Cuidó o llevó al doctor o al hospital a alguien que no
sea de su familia.
Cuidó a niños que no sean de su familia.
Promovió entre sus conocidos los servicios de alguien que
se quedó sin trabajo.
Organizó rezos u alguna otra actividad con su Iglesia.
Ayudó a organizar actividades o servicios de ayuda en su
colonia o barrio.
Dio a alguien que no sea de su familia consejo o ayuda
psicológica por teléfono, vía remota por computadora o por redes.
Dio un préstamo a alguien con necesidad que no sea de su
familia.
Donó dinero a alguien con necesidad que no sea de su
familia.
Donó dinero a alguna organización social o institución de
asistencia.
Antes de aplicar la batería se hacía la siguiente
introducción al entrevistado para asegurarnos que se trataba de una acción no
remunerada, fuera de la familia y realizada durante la pandemia: “A
continuación le voy a leer actividades que puede hacer la gente para ayudar a
personas que no sean sus familiares sin recibir ningún pago a cambio. Para cada
una, necesito que me diga si ha hecho o no esa actividad durante la pandemia
del Coronavirus”.
El resultado global de la encuesta revela que el
73.06 % de los entrevistados refirió haber realizado alguna de estas 10
acciones de la lista frente a un 27.93 % que no realizó ninguna. También
se obtuvo un promedio de 2.20 acciones por entrevistado. Es decir, que las
personas realizaron en promedio más de dos acciones en favor de otros y fuera
de su familia. Esta información lleva a ver cómo la gente en general sí estuvo
al pendiente de sus semejantes realizando distintas acciones de ayuda en una
proporción alta considerando el momento en que se realizó la encuesta cuando se
contaba ya con cuatro meses de crisis sanitaria.
Acciones
solidarias durante la pandemia
El Gráfico 1 muestra el porcentaje de entrevistados
que respondió que SÍ realizó cada
actividad del listado.
Observamos que la actividad solidaria de mayor
incidencia es la promoción de servicios para quienes se quedaron sin trabajo; el
41 % respondió que ha hecho esto durante la pandemia. Este dato es muy
interesante, ya que para abril el INEGI había reportado que 12 millones de personas
no estaban laborando en ese mes por haber perdido su fuente de trabajo o que
esta fuente de empleo se encontraba en suspensión temporal, y suponemos que muchas
de ellas tenían la esperanza de ser recontratados en un futuro cercano.[6] Para el
mes de julio, cuando fue realizada nuestra encuesta, los datos muestran que hubo
un apoyo solidario entre la gente para conseguir empleo por medio de la
promoción entre sus conocidos de los servicios de alguien que se quedó sin
trabajo. Este número pudo haber significado un apoyo significativo dada la
adversa situación económica.
Las siguientes dos acciones con mayor incidencia
son el haber donado o llevado alimentos a alguien y el haber dado consejo o
ayuda psicológica de forma remota, cada una con una incidencia de 36 % de
respuestas positivas. Esto puede ser indicativo de dos carencias importantes
consecuencia de la pandemia: impacto en la capacidad de alimentarse dado una
disminución de ingreso y estrés mental. Los datos reportan que poco más de un
tercio de los mexicanos estuvieron ahí para apoyar a connacionales enfrentando
dichas presiones.
Las siguientes acciones del gráfico tienen que ver
con apoyos económicos. Un cuarto de los entrevistados (26 %) afirma haber
donado dinero y un quinto (21 %) haber otorgado un préstamo a alguien con
necesidad. De nuevo, claros indicadores de la dificultad económica que han
venido enfrentando los hogares mexicanos. Estos datos se leen en el contexto de
la estrategia del gobierno federal de depender solo de programas sociales sin
implementar acciones económicas contra-cíclicas como las de otros países.
Cuatro acciones presentan una menor incidencia, las
cuales pueden ser explicadas por el hecho de que dada su naturaleza pueden
implicar un mayor “contacto humano” y por lo tanto mayor riesgo de contagio. El
17 % organizó rezos o actividades con su Iglesia, un porcentaje similar
(16 %) organizó actividades de ayuda en su colonia, 13 % cuidó de
niños que no eran de su familia y un 11 % cuidó de alguien enfermo o llevó
a alguien al hospital. Las iglesias se encontraban cerradas en el momento de la
realización de la encuesta, pero sabemos que ha habido mucha actividad
electrónica para organizar misas y otras formas de servicios religiosos de
distintas denominaciones.
Un dato muy relevante en cuanto a donativos
individuales indica que solo un 5 % afirma haber donado dinero a una
institución de asistencia (última acción del Gráfico 1); este dato es revelador
ya que es cuatro veces menor a las donaciones “entre particulares”. Los datos
sugieren que un porcentaje importante de los mexicanos son solidarios
económicamente hablando, pero prefieren, o por lo menos prefirieron durante la
pandemia, apoyar a los individuos más que a las instituciones. Es cuestión de
preguntarnos: ¿Será esto un indicador de mayor desconfianza institucional o este
resultado es debido a las circunstancias del contexto aquí mencionado? Sabemos,
por estudios realizados con anterioridad[7], que la
confianza en las organizaciones sociales es del 40 %, superada por el
ejército en primer lugar, (62 %), los maestros (56 %), las Iglesias
(55 %); sin embargo, tienen una mayor confianza que la que dan los
ciudadanos al gobierno federal que alcanza solo el 35 %.
En cuanto a quiénes fueron los que realizaron las
actividades de ayuda voluntaria, los datos indican que las mujeres ayudaron en
mayor proporción que los hombres, y encontramos una relación directa por edad,
nivel de educación e ingreso con el número promedio de acciones voluntarias, es
decir a mayor edad, educación e ingreso, se observa mayor voluntariado.
Participación de los ciudadanos
Para medir la participación de las personas en
acciones solidarias y voluntarias, el CIES ha preguntado en encuestas
anteriores acerca de la frecuencia en que se realizan y el número de horas
dedicadas. La ENSAV 2016 captó todo tipo de acciones por pequeñas y menos
frecuentes que sean y nos reporta que alrededor de 74 millones de personas de quince
años y más aportaron por lo menos una acción solidaria y voluntaria durante ese
año.[8] En ese estudio se desprende que los mexicanos
aportaron cada uno 323 horas en promedio en un año que corresponde a 40 días
laborales considerándolos en jornadas ocho horas cada uno. Considerando dos
salarios mínimos estamos hablando de una aportación monetaria de
437,154,266,973.00 pesos que corresponde a un aproximado de 3 % del PIB del
2015 según datos del INEGI. Para dar una idea del valor de la aportación de los
mexicanos, podemos afirmar que es mayor que el valor del PIB de la industria
del pan y la tortilla en el país en ese año.
En la encuesta OTN2 que es la que nos atañe para
este artículo, hubo también preguntas que se refirieron al tiempo voluntario
donado en horas de trabajo a personas que no eran familiares durante una semana
promedio. El Gráfico 2 muestra el tiempo dedicado en horas semanales que
declaran haber dedicado aquellos mexicanos que han hecho acciones voluntarias durante
el COVID. En promedio, los adultos del país declaran haber dedicado 5.07 horas por
semana durante la pandemia; dos tercios se ubican en los rangos entre 1 y 3
horas.
Gráfico 2: Tiempo promedio semanal dedicado a actividades de ayuda a
personas que no son sus familiares
En cuanto a donaciones o aportes económicos y en
especie, encontramos también datos interesantes. Las cuatro figuras del Gráfico
4 abajo muestran los rangos del valor estimado de aportaciones que reportan las
personas que los dieron. Vemos, por ejemplo, que entre quienes donaron
alimentos, el 13.8 % reporta que el valor de estos fue menor de 100 pesos,
45 % que fue entre 100 y 500 pesos, 19.3 % entre 501 y 1000 pesos,
8.1 % entre 1001 y 2000 y 13.2 % más de 2000 pesos (figura superior
izquierda). En forma similar, se observa el valor estimado de aportaciones hechas
para realizar actividades o servicios en la colonia (figura superior derecha),
valor estimado del préstamo a alguien con necesidad (figura inferior izquierda)
y donativos a alguien con necesidad (figura inferior derecha).
Un punto muy importante a comprender en momentos
difíciles como los que ahora atraviesa el país es la de saber acerca de las
diferencias entre la participación de organizaciones sociales y del gobierno
durante la pandemia. La pregunta que se hizo fue la siguiente: “¿Cree usted que
durante la pandemia las organizaciones sociales o instituciones de asistencia
que no son gobierno han ayudado más de lo que generalmente lo hacen; es decir,
han ayudado en la misma proporción de siempre o han ayudado menos de lo que
generalmente lo hacen?” Obien,“¿cómo es que cambió la ayuda de las
organizaciones sociales o instituciones de asistencia durante la pandemia?”Un 40 % percibe que ayudaron menos
que antes, un tercio (30 %) que ayudaron tanto como antes y otro tanto (30 %)
que ayudaron más que antes (ver Gráfico 4 – pie izquierdo). Si grupos solidarios y entidades donantes —especialmente
las fundaciones— dieron más recursos de los que generalmente proporcionan en un
año normal para ayudar durante la pandemia, estos datos nos indica que el
público no captó o no parece haber sido testigo de los montos de estas ayudas para
percibir cambios sustanciales como resultado de estos donativos en estos
momentos críticos. Una hipótesis para entender los resultados podría ser el
bajo perfil que estas fundaciones exhibieron en esta crisis, y otra sería la
falta de reconocimiento en medios de comunicación y del gobierno de su labor. Para
saber con exactitud cuánto finalmente se aportó en todo tipo de ayuda durante
la pandemia y quiénes lo realizaron con eficiencia se requiere de más
investigación al respecto.[9]
En cuanto a la percepción de la ayuda y asistencia
que ofrecieron las organizaciones frente a la ayuda que el gobierno aportó, la
gente percibe diferencias sustanciales (ver Gráfico 4 – pie central). Se
observa que la mitad de los entrevistados responden que las organizaciones
sociales (OSC) estuvieron más presentes (52 %) en ayuda durante la
pandemia, un 39 % opina que fue el gobierno el presente y un 9 %
piensa que ambos ayudaron de igual forma. Y al comparar a las personas con las instituciones
(ver Gráfico 4 – pie derecho), el público percibe que “personas como yo”
son las que más ayudaron durante la pandemia (55 %); es decir, la gente se
ve a sí misma como la que solucionó los problemas de la crisis a diferencia de
las organizaciones sociales y de asistencia a las que un 36 % les dieron
el crédito de haber ayudado; un 9 % dijo que en las dos, de igual forma,
ayudaron tanto las personas como las instituciones sociales.
A manera de conclusión, y a la luz de los datos
aquí proporcionados, consideramos que es válido decir que, en México, en momentos
de crisis como la actual y aún con las restricciones de acercamiento y ayuda
presencial cara a cara —que es el ámbito más común de las acciones voluntarias—
las personas buscaron y encontraron la manera y la forma de contribuir y de estar
con tiempo, con dinero y con presencia —aún cuando fuese electrónica— en la
mayoría de los casos.
Los datos de esta encuesta concuerdan con lo que se
ha encontrado a lo largo de ya 10 años de estudio sobre un fenómeno poco
estudiado en nuestro país como son las actividades voluntarias y solidarias de
los mexicanos. Hemos encontrado que, ya sea de manera formal a través de
organizaciones son los menos, y de manera informal por medio de grupos de
varios tipos y a título personal son los más; los mexicanos sí han sabido contribuir
de manera solidaria unos con otros por medio de sus acciones voluntarias.
En nuestro país, la sociedad civil organizada
descansa fuertemente en el trabajo voluntario para llevar a cabo sus labores de
servicio a la comunidad. Si regresamos a la información inicial que nos
proporciona la ENSAV, veremos que todavía existe una necesidad de una mayor
estructura formal e institucional para canalizar la acción voluntaria en
nuestro país.
Esta nueva
encuesta sobre participación ciudadana presenta datos reveladores acerca de actitudes
y acciones esperanzadoras para momentos complejos —como lo es la presente
crisis sanitaria— para un México que aún sigue en el proceso de consolidación
de su democracia y que requiere visibilizar el trabajo voluntario de sus
ciudadanos para solucionar problemáticas comunes a todos. Asimismo, las
organizaciones sociales deberán hacer más patente su labor, además de seguir
buscando mejores formas de organizarse para que la participación ciudadana sea más
efectiva y contribuir a la solución de las dificultades que aquejan al país. EP
[1] Butcher, Jaqueline (Ed). Generosidad en México II: Fuentes, cauces y
destinos, México: Porrúa, 2017.
Butcher, J. (Ed). Generosidad en
México I: Fuentes, cauces y destinos, México: Porrúa, TEC de Monterrey,
CIESC, 2013.
[2] Data OPM se ha encargado
del diseño, la recolección de datos y el procesamiento de todas las encuestas
de la ENSAV. El siguiente es el alcance y método de las ENSAV: muestras
representativas de la población general adulta de México seleccionadas de forma
probabilística con un muestreo en múltiples etapas; en cada ronda se aplicaron
N1600 entrevistas válidas de forma personal en el domicilio del entrevistado.
En la página del CIESC se pueden consultar algunas de las publicaciones que se
han generado con los datos de las ENSAV.
[3] Verduzco, G. “Acciones
voluntarias y acciones ciudadanas en México” en J, Butcher (Coord.) 2017. Generosidad en México II: Fuentes cauces y
destinos, México: Porrúa.
[4] Esta
pregunta la hace el encuestador de manera presencial presentando algunos
ejemplos de acciones de este tipo y explicándolos a manera de antecedente: “Le
voy a preguntar sobre la ayuda en tiempo y servicios que usted ha dado a otras
personas que no sean sus familiares, que no haya recibido pago por esa
actividad y que lo haya hecho de manera voluntaria.”
[5] Nota
metodológica: Encuesta nacional telefónica (CATI) de N1000 entrevistas válidas;
margen de error teórico de la muestra de +/- 3.1 a un nivel de confianza
estadística del 95 %. Muestra representativa de
la población con teléfono celular o fijo (dual frame) usando una muestra
aleatoria simple con RDD (Random Digital Dialing) basado en las
series/prefijos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) más reciente.
Cada número seleccionado en muestra se intenta hasta tres ocasiones antes de
sustituirse. Fecha del levantamiento: 1 al 17 de julio 2020.
[6]Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE, denominada en esta ocasión
como ENTOE (Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo) por haber sido realizada
de manera telefónica. INEGI: ENTOE, abril 2020.
[7] Informe País sobre la
Calidad de la Ciudadanía en México (2014) IFE/COLMEX pp. 125-144.
[9] La siguiente
investigación de Generosidad en México III contendrá un capítulo dedicado a lo
ocurrido durante la pandemia del COVID -19 en cuanto a donativos tanto de las
fundaciones como de los individuos.
1 Butcher, Jaqueline (Ed). Generosidad en México II: Fuentes, cauces y destinos, México: Porrúa, 2017.
Butcher, J. (Ed). Generosidad en
México I: Fuentes, cauces y destinos, México: Porrúa, TEC de Monterrey,
CIESC, 2013.
2 Data OPM se ha encargado del diseño, la recolección de datos y el procesamiento de todas las encuestas de la ENSAV. El siguiente es el alcance y método de las ENSAV: muestras representativas de la población general adulta de México seleccionadas de forma probabilística con un muestreo en múltiples etapas; en cada ronda se aplicaron N1600 entrevistas válidas de forma personal en el domicilio del entrevistado. En la página del CIESC se pueden consultar algunas de las publicaciones que se han generado con los datos de las ENSAV.
3 Verduzco, G. “Acciones voluntarias y acciones ciudadanas en México” en J, Butcher (Coord.) 2017. Generosidad en México II: Fuentes cauces y destinos, México: Porrúa.
4 Esta pregunta la hace el encuestador de manera presencial presentando algunos ejemplos de acciones de este tipo y explicándolos a manera de antecedente: “Le voy a preguntar sobre la ayuda en tiempo y servicios que usted ha dado a otras personas que no sean sus familiares, que no haya recibido pago por esa actividad y que lo haya hecho de manera voluntaria.”
5 Nota metodológica: Encuesta nacional telefónica (CATI) de N1000 entrevistas válidas; margen de error teórico de la muestra de +/- 3.1 a un nivel de confianza estadística del 95 %. Muestra representativa de la población con teléfono celular o fijo (dual frame) usando una muestra aleatoria simple con RDD (Random Digital Dialing) basado en las series/prefijos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) más reciente. Cada número seleccionado en muestra se intenta hasta tres ocasiones antes de sustituirse. Fecha del levantamiento: 1 al 17 de julio 2020.
6 Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE, denominada en esta ocasión como ENTOE (Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo) por haber sido realizada de manera telefónica. INEGI: ENTOE, abril 2020.
7 Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México (2014) IFE/COLMEX pp. 125-144.
8 Verduzco, op. Cit., p. 109.
9 La siguiente investigación de Generosidad en México III contendrá un capítulo dedicado a lo ocurrido durante la pandemia del COVID -19 en cuanto a donativos tanto de las fundaciones como de los individuos.
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