
En este texto, Ricardo de la Peña analiza algunos conceptos de democracia y su aceptación entre las comunidades latinoamericanas a partir de datos del Informe Latinobarómetro 2024.
En este texto, Ricardo de la Peña analiza algunos conceptos de democracia y su aceptación entre las comunidades latinoamericanas a partir de datos del Informe Latinobarómetro 2024.
Texto de Ricardo de la Peña 09/04/25
En este texto, Ricardo de la Peña analiza algunos conceptos de democracia y su aceptación entre las comunidades latinoamericanas a partir de datos del Informe Latinobarómetro 2024.
En la entrega pasada dábamos cuenta de algunos resultados de la ola 2024 del Informe Latinobarómetro, con datos que actualizan las series de este sistema de medición y con un total de 19,214 entrevistas realizadas de manera presencial (cara a cara) a muestras nacionales representativas de la ciudadanía de cada país. La colección de datos recabados desde 1995 se encuentra disponible para todo público en https://www.latinobarometro.org.
Como mencionábamos en esa ocasión, las mediciones realizadas por el Latinobarómetro en diversas olas y para distintos países abarcan muy diversos temas, entre los que se encuentra la economía, el bienestar, la demanda de cambio, la democracia, el cambio climático, las relaciones internacionales y algunos aspectos relacionados con los valores de la población latinoamericana.
En este texto abordaremos diferentes significados que el concepto de democracia puede tener entre las ciudadanías latinoamericanas a partir de sus patrones de respuesta a dos distintos reactivos recuperables de las series de mediciones realizadas por el Latinobarómetro a nivel subcontinental.
En la entrega previa apuntábamos que los datos disponibles, tomando como fuente el Latinobarómetro y la realidad misma, corroboran que el sueño de olvidarnos de las formas autoritarias no se cumplió en las últimas tres décadas en la zona de Latinoamérica: no siempre se transitó, ni regular ni sistemáticamente, hacia esquemas democrático-liberales, sino, por el contrario, en algunas naciones la democracia naufragó. Lo anterior se obtiene a partir de las respuestas a lo largo del tiempo sobre si se está de acuerdo con la frase “La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”, en oposición a “si en algunas circunstancias un gobierno autoritario pudiera ser preferible a uno democrático”.
Pero existe otra manera, de entre muy diversas opciones, para medir el apoyo genérico hacia la democracia, a la cual ha recurrido sistemáticamente el Latinobarómetro desde inicios del presente siglo. Esta corresponde al acuerdo declarado por la frase “La democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno”, hecho que se considera como un medidor difuso del apoyo a la democracia y que corresponde a la actitud proclamada por quien fuera primer ministro británico, Sir Winston Churchill. Por esta razón se suele denominar a este tipo de aprobación “democracia churchilliana”.
A primera vista, las mediciones del apoyo a la democracia contra el autoritarismo y las correspondientes al apoyo a la democracia en sentido churchilliano parecieran seguir una misma tendencia a lo largo del presente siglo, como sería esperable (Gráfico 1). Pero esta percepción debe corregirse cuando lo que se observa es la relación entre ambos estimadores a lo largo del tiempo, expresado como el cociente entre una y otra manera de aprobar la democracia. Al asumir esta manera de visualizar los datos, lo que se descubre es que la variación de una respuesta respecto a otra resulta ser ligeramente inferior a la mitad (R2=0.48), con un menor cociente favorable a la definición churchilleana al comienzo de la serie, para luego tender a situarse entre 1.2 y 1.4 favorable a la definición churchilliana, pero oscilando entre distintos valores, como si las personas no tuvieran claridad o al menos persistencia en sus afinidades a la democracia desde una y otra versión del cuestionamiento (Gráfico 2).
Lo anterior aplica en lo referente a entre naciones. Cuando se toman los estimadores de apego a la democracia desde una y otra versión conceptual a nivel de país, se presenta una separación variable, donde, sin embargo, siempre la aceptación de la definición churchilliana es mayor que la preferencia respecto al autoritarismo (Gráfico 3).
Esta mayor inclinación por la democracia en su concepción churchilliana no es homogénea entre países. Bolivia se detecta como un caso anómalo en que las proporciones de apoyo a ambos reactivos son similares, mientras que en países centroamericanos, como Honduras, Guatemala y El Salvador, los cocientes entre ambas maneras de expresar apego a la democracia se distancian en mayor medida.
Lo anterior puede visualizarse mejor si construimos un gráfico de dispersión que contraste los valores detectados en un reactivo contra lo observado en el otro para las diversas naciones incluidas en el estudio, lo que se presenta en el Gráfico 4. Este gráfico muestra cómo, a medida que el apoyo a la democracia frente al autoritarismo crece, el apoyo a la versión churchilliana tiende a ser menor, aunque esta relación no es tan fuerte como se pensaría, alcanzando una determinación del cambio de R2=0.55, debido sobre todo a los desfases de la tendencia general correspondientes a Bolivia y algunas naciones de Centroamérica.
Sobre el concepto de democracia
El Informe Latinobarómetro 2024 no intenta dar una explicación de las diferencias detectadas en ambas variables. Su evaluación se reduce a lo descriptivo, señalando que esta serie de mediciones históricamente “ha registrado resultados más favorables que la pregunta sobre el ‘apoyo’ explícito a la democracia” en el apoyo a la frase de Churchill.1
Pero las diferencias en el tiempo y por nación detectadas en las mediciones del Latinobarómetro durante este siglo para diversos reactivos enfocados en encontrar el nivel de apoyo hacia la democracia obliga a volver al origen: ¿qué piensa exactamente una persona cuando se le cuestiona en torno a la democracia? ¿De qué le estamos hablando y qué nos está contestando?
Es claro que, como la define Bobbio,2 “la democracia es un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quién está autorizado para tomar decisiones colectivas y bajo qué procedimientos”. Pero también nos encontramos con definiciones del concepto que amplían el espacio de lo que se debe entender por democracia, como es el caso de Dahl,3 quien define la democracia como “un sistema político caracterizado por la continua respuesta del gobierno a las preferencias de sus ciudadanos, considerados como iguales políticos”.
Una versión apunta a la disposición de un entramado jurídico-institucional que define las reglas de la competencia electoral, mientras que la otra se orienta a concebir la democracia como un sistema regulador del gobierno, que atiende a la respuesta que da a las preferencias ciudadanas. ¿A cuál de estas concepciones de la democracia responde una persona a la que se entrevista para Latinobarómetro o cualquier otra medición que incluya reactivos relacionados con la actitud ciudadana hacia la democracia? Veremos en próximas entregas si podemos aproximarnos al entendimiento de lo que las personas entienden por democracia. EP