Maestros y libros: engranes de una transformación educativa

En este texto, Jazmín Lizárraga Ortiz, doctora en Filosofía de la Educación por la UNAM, discute sobre los nuevos Libros de Texto Gratuitos (LTG) y su lugar en la transformación educativa que propone la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Texto de 14/08/23

LTG

En este texto, Jazmín Lizárraga Ortiz, doctora en Filosofía de la Educación por la UNAM, discute sobre los nuevos Libros de Texto Gratuitos (LTG) y su lugar en la transformación educativa que propone la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

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Los nuevos Libros de Texto Gratuitos (LTG) han generado controversia desde que empezaron a circular en internet hace algunas semanas. Si bien nadie duda de su importancia, vale la pena recordar que son solo un engrane más de la transformación educativa que propone la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Por ello, quiero presentar algunos puntos relevantes a partir de mi experiencia como docente a nivel secundaria y como colaboradora (o como “innovadora”, según la jerga que suele emplearse en este campo) en la elaboración de los LTG, para comprender en qué consiste dicha transformación y por qué la formación docente es el reto más urgente al que se enfrenta la NEM. Y es que esta propuesta pedagógica significa una transformación profunda del Sistema Educativo en México que no se limita a la implementación de los nuevos LTG.

Aquellos movidos por la curiosidad han podido revisar estos libros y ―dejando de lado los aspectos más superficiales de la discordia pública― participar en una discusión sobre un tema relevante y de interés público. Hasta ahora una de las preocupaciones que se ha manifestado más a menudo se refiere a la cantidad de ejercicios de algunas disciplinas y al retroceso educativo que, según se dice, esto puede representar. Sin embargo, debemos recordar que en la actualidad Matemáticas, Español y Ciencias son las disciplinas con mayor cantidad de horas clase y eso no ha significado una mejora en los resultados, pues niñas, niños y jóvenes siguen presentando dificultades para alcanzar aprendizajes básicos en estas áreas. No es difícil inferir que un aumento en las horas y los ejercicios no es la única ni la mejor vía para propiciar el aprendizaje, sino que es imperativo buscar otras formas de hacerlo.

Por ello, la NEM propone trabajar a partir de “proyectos” y “campos formativos”, con lo que se pretende contextualizar las disciplinas y producir un acercamiento más sensible y práctico al conocimiento, a diferencia del modelo anterior que se establecía a través de asignaturas donde se realizaban actividades sobre temas específicos. En otras palabras, los campos formativos son áreas de conocimiento que agrupan asignaturas vinculadas entre sí y cuyos proyectos parten de situaciones cotidianas. Por ejemplo, en el campo formativo de Ética, Naturaleza y Sociedades, se encuentran temas de geografía, historia y formación cívica y ética. Si antes algún tema se repetía en esas materias, ahora puede abordarse en un mismo proyecto de manera compleja, considerando los diferentes enfoques.  

“[…] la NEM propone trabajar a partir de “proyectos” y “campos formativos”, con lo que se pretende contextualizar las disciplinas y producir un acercamiento más sensible y práctico al conocimiento, a diferencia del modelo anterior que se establecía a través de asignaturas donde se realizaban actividades sobre temas específicos.”

Otro de los aspectos que ha llamado la atención es la referencia contundente a la “comunidad”. En este aspecto, la NEM pretende hacer una crítica al individualismo y propone apostar por la comunidad; esto significa que esta propuesta educativa deja atrás la idea del sujeto que se agota en sí mismo, que se define únicamente por sus ideas, sus deseos, sus esfuerzos o sus méritos y, en cambio, plantea que el individuo es y se construye en relación con otros, es decir, es un sujeto que pertenece a una comunidad con valores culturales, sociales, políticos y económicos que forman parte de sí.

Las consideraciones sobre la comunidad no se agotan en los LTG; es una perspectiva presente también en el libro para los maestros, donde se propone que elaboremos un diagnóstico del contexto comunitario y escolar para desarrollar, junto con los planes y programas, el llamado “Programa Analítico”, es decir, el documento en el que se plasmaría algo similar a un diseño único de curso para cada grupo. Esta propuesta es valiosa porque parte de la premisa de que la educación no ocurre en condiciones de igualdad en todas las aulas del país, sino que deben identificarse las características de cada comunidad con el objetivo de diseñar las clases de acuerdo a cada contexto. En lugar de pensar la educación como un molde que da forma y valora el logro o fracaso en función de objetivos estandarizados, se reconoce que esta adquiere cualidades particulares según el contexto, del cual surgen posibilidades que pueden ser aprovechadas para una educación pertinente y cercana a los estudiantes, a sus curiosidades y a su singularidad.

Siguiendo esta lógica en la que es fundamental considerar cada elemento y a cada miembro de la comunidad, la Dirección de Materiales Educativos de la SEP lanzó una convocatoria pública a los maestros de todo el país para que colaboráramos en la elaboración de los nuevos LTG. El objetivo fue unir la experiencia docente con la de otros expertos en diversas áreas, como pedagogía, ciencia, ilustración, edición, etc. Aunque esto también ha sido un blanco de críticas que ponen en entredicho la calidad del desempeño docente y del proceso en sí, debemos tener en cuenta que somos los maestros quienes trabajamos día a día con los LTG e identificamos los errores, la redacción “hiperespecializada”, las afirmaciones que carecen de fundamentos, así como las propuestas didácticas materialmente imposibles. A partir de estas consideraciones nuestra labor no se reduce a facilitar los contenidos y actividades tal como se presentan en los LTG, sino que adaptamos, subsanamos, modificamos e incluso diseñamos nuestros propios materiales. Por estas razones, la convocatoria abierta a participar en la creación de los LTG constituye la plataforma más relevante para la expresión del magisterio, lejos de la condescendencia o el desprecio desde el cual somos comúnmente señalados los docentes; o lo que es lo mismo, lejos de aquellos que apelan a la figura romántica del profesor en la que su vocación y sacrificio legitiman su voz, o de aquellos que lo vituperan considerándolo un facilitador incapaz de creatividad y saberes sistemáticos.

Hasta este momento las críticas no justificarían que se detenga la distribución de los LTG. Las erratas definitivamente deben ser revisadas con rigor y deben hacerse las correcciones, modificaciones o actualizaciones pertinentes, tal como se realiza cada ciclo escolar en todo caso. Empero, hay otras dificultades más importantes que debe afrontar la NEM: el rezago educativo que dejó la pandemia por COVID, la atención afectada por el uso de dispositivos móviles entre los estudiantes, las desigualdades sociales que merman las posibilidades educativas (como el acceso limitado a bibliotecas, internet, computadoras, pero también a servicios de salud, vivienda o alimentación), y en el caso de secundarias, los cientos de miles de horas clase que no tienen profesor asignado. Con el impulso de la NEM, es evidente que se intenta apostar por un cambio de raíz y no simplemente por atender los síntomas de un sistema educativo fracturado.

“[…] el reto más urgente al que se enfrenta la NEM y, por ende, el mayor reto para la implementación de los LTG, es la formación docente.”

Sin embargo, considero que el reto más urgente al que se enfrenta la NEM y, por ende, el mayor reto para la implementación de los LTG, es la formación docente. Sin este elemento no habrá forma de garantizar su éxito y quedará solo en buenas intenciones. Junto con los LTG ha circulado el Libro sin recetas para la maestra y el maestro. Tuve la oportunidad de revisar el volumen de la fase 6, correspondiente a secundaria, el cual por supuesto tampoco pudo escapar a la polémica. Se trata un texto peculiar que aspira a ser algo más que un manual para los maestros. El libro inicia con un recorrido histórico sobre las luchas sociales en México de las que han participado tanto el magisterio como los estudiantes, así como sobre las últimas reformas educativas y sus puntos más destacados. Desde luego, lo hace desde una mirada crítica que pareciera rascar en la memoria e identidad de los profesores para despertar el espíritu de lucha que lo ha caracterizado y que en algún sentido se ha apaciguado a punta de campañas de desprestigio, carga administrativa y condicionamiento de su trabajo. La herramienta estrella para lograr traer de vuelta a un maestro mucho más consciente de su papel social y político es el Programa Analítico, con el cual se intenta reconocer la labor docente, su autonomía e intervención educativa. Consiste en la propuesta de reflexionar sobre la propia práctica docente, hacer un diagnóstico del contexto de la comunidad escolar y, junto al “Programa Sintético” (planes y programas de estudio), elaborar un documento en el que se sistematicen prácticas como: adaptar, enriquecer y “codiseñar” contenidos y actividades. Sin duda puede ser un ejercicio útil e interesante que se traduzca en prácticas mejor articuladas que enriquezcan las clases y el aprendizaje. Esas son las maestras y los maestros que la NEM aspira a formar y que serían una pieza esencial en su engranaje.

Desafortunadamente, este libro llega tarde. En mi experiencia, llevamos ya seis meses trabajando en los Consejos Técnicos Escolares (CTE) y llenando un formato que se entendía que sería el Programa Analítico. Ahora que he podido revisar el libro para maestros, comprendo que ese formato es lo opuesto a lo que la NEM indica. Por otra parte, es un texto no del todo amable que exige esfuerzos para leerse porque emplea términos y referencias desconocidas para muchos de nosotros. En este sentido, algunos de los planteamientos que postula requieren de un conocimiento especializado y, por lo tanto, un proyecto de formación mejor estructurado en el que se habiliten momentos y espacios oportunos, así como materiales. Sin embargo, no todo está perdido y no me parece que haya razones de peso para abandonar su implementación, pues, como diría el pedagogo Paulo Freire, el hecho de que un texto sea difícil no justifica abandonarlo; por el contrario, la teoría es necesaria para repensar la práctica y hay que poner empeño en esa tarea. Sin duda, esto será un gran desafío para el magisterio: familiarizarnos con los Programas Sintéticos, conocer los nuevos LTG y desarrollar los saberes para asumir las propuestas de la NEM. Esperemos contar con una red de apoyo más significativa que retenernos en la escuela en actividades ociosas, información a cuentagotas y una capacitación a vapor. 

“[…] los LTG han representado históricamente el objeto en el que se condensa la idea de educación pública, gratuita y obligatoria.”

Para cerrar, los LTG han representado históricamente el objeto en el que se condensa la idea de educación pública, gratuita y obligatoria. Llegan sin distinción a todas las niñas, niños y jóvenes de nuestro país; y aunque no son los únicos materiales que se emplean, sus contenidos están en medio de las aulas y son muchas veces los únicos libros que llegarán a los hogares mexicanos. Por ello, la función de los LTG va más allá de ser una serie de actividades y herramientas de trabajo para la escuela; estos son fuente de consulta y albergan lo común con “el otro”, es decir, nos acercan al mundo y nos permiten conocerlo. Si los nuevos LTG han de cumplir con esta función, no basta con hacerlos llegar a las escuelas, sino que es necesario propiciar las condiciones para apropiarnos de ellos, maestras, maestros y estudiantes. Solo así la NEM tendrá oportunidad de alcanzar la transformación que pretende. EP

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