Las elecciones presidenciales en Guatemala se celebran el próximo 25 de junio. México deberá mantener buenas relaciones con el vecino centroamericano para solucionar importantes asuntos en común.
Guatemala ¿week-end?
Las elecciones presidenciales en Guatemala se celebran el próximo 25 de junio. México deberá mantener buenas relaciones con el vecino centroamericano para solucionar importantes asuntos en común.
Texto de Juan-Pablo Calderón Patiño 21/06/23
Para Marco Alcázar
Un agudo profesor retaba a sus alumnos de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales con la siguiente pregunta “Sí México tuviera la necesidad de sólo contar con cinco embajadas en el mundo, ¿dónde las pondrían?” Washington, Londres, Paris, Berlín, Tokio, secundaban en un intento de respuesta exprés, pero despresurizada de geopolítica y realismo. Él con las millas que pocos reciben entre el andar en el ruedo del poder, la diplomacia y el aula, los desafiaba ¿Y los vecinos estratégicos de México que hacen que “geografía sea destino”?
Su lección establecía que, como un Estado responsable, México debería tener las mejores relaciones diplomáticas con sus vecinos inmediatos, incluyendo la estratégica vecindad con la Unión Americana. Con Guatemala, una frontera de casi mil kilómetros, y con el recién independizado (1982) del imperio británico, Belice, los alumnos comprendieron el realismo y la necesidad de una construcción de recursos vitales para sortear la cotidianidad. Límites fronterizos, pasos ilegales entre los países, combate al crimen organizado, protección al ecosistema en una región selvática y exuberante, refugiados y muchos temas en la agenda exigen más que un diálogo, un surco por donde corra fresco el entendimiento.
Guatemala se presenta a elecciones presidenciales, pero también elegirá a una buena parte de sus estructuras de democracia representativa y supranacional, como la elección de los parlamentarios guatemaltecos que llegarán al Parlamento Centroamericano con sede en la capital guatemalteca. Guatemala, con casi 18 millones de habitantes, sabe que es imposible sustraerse de la integración regional centroamericana y sigue insistiendo en ella, que en el Istmo centroamericano es una de las más avanzadas, aún con sus bajas.
Lejos han quedado los combates de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y el Ejército Nacional, pero muchos demonios siguen danzando en una de las naciones con mayor población indígena en América Latina. La discriminación racial continua, la asignatura pendiente del desarrollo social, el ensanchamiento de la migración guatemalteca a México y EUA, además de la amenaza de los carteles mexicanos, los temibles kaibiles ―grupo contrainsurgente del Estado guatemalteco hoy al servicio del narcotráfico―. La firma de la paz con la URNG fue un acto meramente protocolario, dicen algunos. Otros la defienden y recuerdan que junto con la ONU se instituyó una Comisión anticorrupción que dejó presos a exmandatarios.
Guatemala es uno de los países que antes de la pandemia recibió más de 10 mil millones de dólares por remesas, mucho más que el 12% de su PIB e incluso más que el total de exportaciones donde es jugador clave global, como en el café, cardamomo y hule. Es tan desequilibrada la dependencia de las remesas que el café guatemalteco exportó en la cosecha 2021-2022 como café oro más de 3.3 millones de sacos (60 kg) equivalentes a poco más de 1.135 millones de dólares, de acuerdo al Banco de Guatemala. Es decir, su principal producto agroindustrial de exportación y el segundo más importante en sus exportaciones, le da casi una relación de ingreso de 1 a 10 frente a la dependencia de las remesas, que no provienen de Estados Unidos en su totalidad, sino de México con el cúmulo de guatemaltecos que trabajan de manera regular el café del lado chiapaneco.
Desde México se argumentó que la crisis del café en América Central fue una de las culpables de las corrientes migratorias. Una parte sí, pero salió más golpeado México que fue, en sus mejores años, el cuarto productor mundial del aromático: hoy está fuera de los primeros 10 productores del orbe. Entre los países cafetaleros que rebasaron a México en producción cafetalera están Honduras y Guatemala. En la actualidad el contrabando de café guatemalteco por la frontera sur de México es una de las nuevas ramas del crimen organizado que afecta a los dos países.
El electorado guatemalteco va el domingo a las urnas de nueva cuenta. Para muchos el votar es un triunfo, otros lo tachan de simulación y no son pocos los que advierten la crisis democrática en los cuatro puntos cardinales; no se elegirá al mejor sino al menos malo de lo que hay.
Dos mujeres y un hombre encabezan la competencia electoral, pero los apellidos siguen dejando huella. En especial el de la hija del exdictador Gral. Ríos Mont, Zury Ríos, de traste memoria, o el de la exesposa del recién fallecido expresidente Álvaro Colom, Sandra Torres, que pretendieron sin éxito y con un “divorcio por amor” ser los Kirchner guatemaltecos.
Guatemala como México ha tenido oficialmente dos Premios Nobel, el de la paz y el de la literatura (Mario Molina, ilustre químico mexicano fue incluido como ciudadano estadunidense cuando recibió el galardón): Alfonso García Robles, Octavio Paz; del lado de la patria del quetzal: Miguel Ángel Asturias y Rigoberta Menchú. Ambos ilustres guatemaltecos vivieron e hicieron grande también a México junto con otros paisanos de ellos como Luis Cardoza y Aragón, Augusto Monterroso, Carlos Mérida, entre muchos otros. Esa presencia hace notar el cauce de entendimiento entre mexicanos y guatemaltecos, referente para sus gobiernos con independencia de su sello político.
A algunas voces les preocupa que se profundice una persecución contra la delincuencia, sin calibrar el respeto a los Derechos Humanos. O que bajo el cobijo a la lucha contra el hampa existan detenciones y ejecuciones arbitrarias de voces críticas al poder. El estilo Bukele de El Salvador se está imponiendo con un papel preponderante del Ejército. Un tema de cuidado que debe proteger el recorrido democrático andado, que aún con retos, mantiene la urnas y la continuidad institucional.
Miguel Ángel Asturias que escribió “El Señor Presidente”, una de las novelas cumbre de las letras latinoamericanas, también escribió “Guatemala week-end” donde retrata la dureza del intervencionismo estadounidense en su país y que, como Vargas Llosa, critica el error de eliminar al gobierno del reformador social, Jacobo Árbenz, bajo la supuesta égida de que era comunista. El error fue histórico para Washington, que parece no aprendió la lección en uno de los países donde se afianzó la vergonzosa historia de la United Fruit Company. Frente a la expansión china, Guatemala aún reconoce a Taiwán, pero más temprano que tarde podría tener un viraje clave con su segundo importador, que es China continental.
De nuevo, un “week-end” en Guatemala, pero con influencia, con sus vecinos inmediatos y con el Istmo centroamericano. En plena ebullición de conflictos internos en los años 80, México jugó un papel clave por medio del Grupo Contadora en la pacificación de la región. “No podremos entrar al vecindario tranquilos si los vecinos se están incendiado”. Hoy los nuevos retos hacen que bien valga la pena tener una embajada de México en Guatemala, como dijo el diplomático y catedrático a sus alumnos. Vecinos permanentes, esfuerzos permanentes para una buena relación. EP
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