Drogas, migración y violencia: imposiciones de los EUA generan un nuevo tipo de ciencia ciudadana mexicana

Las recientes amenazas de Donald Trump de imponer aranceles a México para frenar el tráfico ilegal de drogas y personas hacen lucir a EUA como víctima. La realidad es diferente. El problema nace en el norte pero es el sur quien sufre las consecuencias.

Texto de 05/12/24

Las recientes amenazas de Donald Trump de imponer aranceles a México para frenar el tráfico ilegal de drogas y personas hacen lucir a EUA como víctima. La realidad es diferente. El problema nace en el norte pero es el sur quien sufre las consecuencias.

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Raíces del problema

Estados Unidos de América, el mayor consumidor e importador de drogas ilegales del mundo, así como el mayor productor y exportador de armas de fuego, ha contribuido a crear entornos violentos y generadores de estupefacientes en al menos seis países latinoamericanos, incluido México. Con casi 3,200 km de fronteras terrestres y marítimas compartidas, la ventaja de “nearshoring” de México ha contribuido a satisfacer la sed de drogas de los estadounidenses y ha generado un próspero mercado binacional de 150 mil millones de dólares. Esta proximidad geográfica también ha provocado una involuntaria asociación de México con los EUA como país receptor de inmigración, principalmente ilegal. Estos inmigrantes no deciden venir a vivir a México: muchos escapan de terribles condiciones sociales creadas en sus países de origen, pero en parte también por las políticas estadounidenses promotoras de regímenes autoritarios y del llamado “Consenso [neoliberal] de Washington”. La atracción a los EUA ha causado la problemática conversión de México en el corredor de migración humana más grande del mundo. A cien años de haberse enunciado, sigue vigente el dicho geopolítico popular mexicano: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EUA”.

Proporciones importantes del dinero recibido en México por la venta de drogas regresa a los EUA y genera ingresos por más de 200 millones de dólares por la exportación ilegal de unas 130 mil armas de fuego. Este mercado ilícito beneficia a un grupo significativo de comerciantes estadounidenses: sus armas, vendidas legalmente en los EUA, son posteriormente exportadas ilegalmente a México. Además, miles de millones de dólares regresan a los EUA en operaciones de lavado de dinero en inversiones en empresas fantasmas, bienes y raíces, y restaurantes, entre otras. Este tráfico ilegal de drogas, armas, personas y dinero, distorsiona la economía mexicana, genera esquemas generalizados de lavado de dinero, e instiga la corrupción en todos los niveles y sectores del gobierno mexicano. Con fondos que llegan desde los EUA, los cárteles de la droga se han convertido en el quinto “empleador” más grande de México y podrían estar reclutando unas 350 personas por semana para satisfacer sus necesidades.

Estos factores generan en el país niveles sin precedentes de violencia, asesinatos y desaparición de ciudadanos, mismos que son reclutados forzadamente por los cárteles del crimen organizado, incorporados al tráfico sexual de personas o asesinados y sus cuerpos enterrados en fosas clandestinas, quemados, desmembrados o disueltos en ácido. El problema tiene causales en los dos países. Primero, por la incapacidad o falta de voluntad del gobierno estadounidense para, del lado de la demanda, controlar el consumo de drogas ilegales y, del lado de la oferta, reducir las exportaciones ilegales de armas. Segundo, por la incapacidad o falta de voluntad del gobierno mexicano para, desde el lado de la oferta, controlar la producción de drogas, prevenir asesinatos, secuestros, corrupción y encontrar a personas desaparecidas.

Problemas que sufren los ciudadanos mexicanos

Se estima que hasta un 50% de los homicidios en México están relacionados con los cárteles de la droga. Estos han aumentado considerablemente desde 2006, superando los 30 mil anuales en los últimos años. Además, con más de 116 mil personas reportadas como desaparecidas, México ocupa el primer lugar mundial en este rubro. Algunas de las personas desaparecidas han fallecido, otras están vivas, pero han sido reclutadas a la fuerza por los cárteles. Los grupos criminales organizados también han comenzado a reclutar por la fuerza o a desaparecer a migrantes que buscan llegar a los EUA. Desprovistos de la ciudadanía mexicana, los migrantes se encuentran institucionalmente indefensos para hacer valer sus derechos humanos. Entre los desaparecidos se encuentran más de 50 mil cadáveres almacenados en agencias gubernamentales que aún no han sido identificados.

De 2007 a 2023 se han encontrado en México más de 5,700 fosas clandestinas; prácticamente una tumba encontrada por día. La magnitud e impacto de esta violencia en un país que supuestamente está en paz se puede contextualizar comparándolo con países en guerra. Cada año desaparecen o son asesinados el doble de mexicanos en su propio país en comparación con los cerca de seis mil soldados estadounidenses que murieron anualmente durante la guerra de Vietnam. El número de homicidios y desaparecidos en México en los últimos dos años, aproximadamente 80 mil, es casi el doble del número de personas que han fallecido hasta la fecha en la Franja de Gaza por los ataques israelitas, aproximadamente 45 mil.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México considera que las desapariciones “… se han recrudecido en los años recientes debido, principalmente, a la conjunción de corrupción, impunidad, violencia, inseguridad y colusión de personas servidoras públicas con la delincuencia organizada que impera en algunas regiones y que se agudiza con las condiciones de desigualdad y pobreza extrema que impiden el desarrollo social en el país, así como a la falta de coordinación interinstitucional eficaz entre las distintas autoridades del Estado mexicano encargadas de la búsqueda y localización de personas y a la inadecuada atención a las víctimas directas e indirectas de violaciones a Derechos Humanos en materia de desaparición de personas.”

La incapacidad o la falta de voluntad de las agencias gubernamentales para realizar búsquedas exitosas, agravada por la desconfianza hacia estas agencias, ha motivado a los familiares de personas desaparecidas a organizarse de forma independiente para encontrar a sus seres queridos. Con más de doscientos treinta colectivos ciudadanos que buscan personas desaparecidas, México alberga el mayor número de organizaciones de este tipo en el mundo.

Los colectivos de búsqueda están compuestos y liderados principalmente por mujeres, en su mayoría madres que buscan a sus hijas e hijos, aunque también hay hermanas, esposas y otros familiares y amigos. Muchas de aquellas que encuentran a sus seres queridos sin vida deciden continuar en solidaridad con otras madres que no han encontrado a sus familiares. Las actividades de búsqueda no están exentas de riesgos: en México se han registrado al menos 18 asesinatos o desapariciones de madres y otros buscadores.

Los colectivos de búsqueda ciudadana han sido ejemplos de emprendimiento social que promueven innovaciones disruptivas para coproducir conocimiento civil forense. La actividad de las madres buscadoras representa un tipo inusual de “ciencia ciudadana”.1 Al evaluar su trabajo con los criterios establecidos por la Asociación Europea de Ciencia Ciudadana para definir dicha práctica, se constata que cumplen total o parcialmente con todos los criterios.  Estos colectivos han logrado cambios en leyes, políticas públicas, mecanismos de gobernanza y operativos de búsqueda. En Jalisco han contribuido a encontrar entre el 60% y el 80% de las fosas clandestinas. El trabajo de los colectivos de búsqueda contribuye directamente a alcanzar once de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, específicamente del ODS 16-Paz, Justicia e Instituciones Sólidas y del ODS 5-Igualdad de Género. También contribuye a avanzar en al menos cinco de los Principios Rectores de la ONU para la Búsqueda de Personas Desaparecidas.

Las desapariciones son síntomas de las crisis que padecen las sociedades estadounidense y mexicana. Los EUA y México deberían atacar las raíces subyacentes del crimen y el narcotráfico. El gran desafío es cubrir las necesidades básicas materiales e intangibles de los y las ciudadanas, abordando la pobreza, el empleo, la educación, la salud mental, las adicciones, la corrupción y la integración de marcos de acción ético/moral para construir comunidades solidarias y participativas. EP

El libro Interpretando la naturaleza para encontrar a quienes nos faltan se presentará al público en evento de entrada libre el jueves 5 de diciembre a las 13:00 hr en el salón México 2, del hotel Barceló en el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.

  1. Para un análisis más detallado sobre las desapariciones de personas y la actividad de ciencia forense ciudadana en México ver Santana-Castellón, E., T.R. Chávez González, L.A. Linton Padilla, G.A. González Ruiz y J.D. Pereira Benítez. (2024). “Las madres buscadoras hacen ciencia ciudadana, pp. 133-167. En el libro: V.H. Ávila Barrientos, T.R. Chávez González y J.L. Silván Cárdenas. Interpretar a la naturaleza para encontrar a quienes nos faltan. Ciencias biológicas, físicas y de la tierra aplicadas a la detección de inhumaciones clandestinas. Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco, presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2024. []
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