Claudia y Xóchitl como directoras de escuela

¿Qué tendrían que proponer las candidatas en temas educativos, si ellas, como líderes que son, fueran directoras de una escuela primaria?

Texto de 15/03/24

Imagen de lápices de colores de distintos tamaños para ilustrar el texto "Claudia y Xóchitl como directoras de escuela"

¿Qué tendrían que proponer las candidatas en temas educativos, si ellas, como líderes que son, fueran directoras de una escuela primaria?

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Imaginemos. Si Claudia y Xóchitl pensaran como directoras de escuela, y no como candidatas, estarían obligadas a discernir de forma concreta y realista, no general ni demagógica. El tema no es trivial porque en la educación de los niños y las niñas se juega, no la permanencia de un partido o el logro de una meta personal, sino algo mucho más trascendente: el desarrollo intelectual y emocional de cada uno de los casi treinta y cinco millones de estudiantes que integran el sistema educativo mexicano. Para abundar sobre el tema planteo cinco situaciones.

Primera: Equipo de trabajo

Si, como directoras de escuela, Xóchitl o Claudia se comprometieran al desarrollo de las capacidades emocionales, físicas y cognitivas de los niños y las niñas necesitarían pensar en un fuerte equipo de trabajo. ¿Qué nivel de formación les gustaría que tuviera su equipo: bajo, medio o alto? La pregunta es retórica, por supuesto. Un director requiere un grupo de docentes con conocimientos y habilidades óptimas. La investigación educativa es contundente cuando establece la relación entre formación sólida de los profesores como un insumo de alto impacto para el logro de resultados educativos.

Si partimos de esta premisa inicial (¿acaso habría otra?), la propuesta educativa de gobierno tendría que abarcar robustos procesos que involucren la transformación real ―y no retórica― de las instituciones formadoras de maestros y maestras, tanto en la vertiente inicial como profesional. El diseño de tal estrategia, de gran calado, tendría que tocar las raíces del problema y necesariamente contar con una visión de largo plazo. De ello, resultaría indispensable incrementar el presupuesto asignado a este rubro así como el uso eficaz, eficiente y transparente del mismo. También implicaría eliminar las salidas fáciles cuyos resultados, hasta hoy, han sido magros, como los cursillos online, la capacitación en cascada o la autogestión. Ambas candidatas tendrían que impulsar propuestas creíbles y consistentes y, con ello, motivar a un magisterio que muestra rasgos de escepticismo y desánimo por el tándem de reformas pasadas con pocos efectos reales.

Segunda: Infraestructura

Imaginemos a las directoras que llegan entusiastas y muy temprano a su escuela para iniciar la jornada escolar. Sus primeros temas a resolver es que su escuela o no tiene agua, o no tiene baños, o no hay luz; que las pocas computadoras que existen, además de anacrónicas, son insuficientes y sin conexión a internet; que no hay biblioteca escolar ni materiales didácticos o de lectura. Para cualquier directora ―y docentes― es desalentador trabajar sin las condiciones mínimas que permitan un ambiente físico y tecnológico de aprendizaje.

“existen 56,109 escuelas sin agua; 5,950 sin baños; 26,463 sin luz y 43,558 sin lavamanos”

Recientemente, Mexicanos Primero reportó que existen 56,109 escuelas sin agua; 5,950 sin baños; 26,463 sin luz y 43,558 sin lavamanos. Un país que de acuerdo con el Banco Mundial es de ingreso medio alto ¿no tendría que explicar estos datos? Estas carencias son injustificables para un país de este nivel de economía. Cubrir las necesidades mínimas escolares ―y otras carencias sociales― debe ser una tarea indispensable de todo gobierno que aspire a una democracia plena.

Asimismo, durante el ciclo escolar 2022-2023, la SEP informó que solo el 57 % de las escuelas de educación básica tenían computadoras. El informe no ofrece datos sobre el número de computadoras por escuela ni si esas computadoras funcionan. En conectividad se reporta un nivel de 46 %, una cifra aún muy baja para las condiciones tecnológicas de aprendizaje de la vida escolar moderna. Por otra parte, tanto Claudia como Xóchitl no deben olvidar que estas cifras promedio esconden el rezago de algunas comunidades con respecto a otras. El INEGI estima que a nivel entidad federativa, Baja California y la CDMX tienen la mayor conectividad con 89.8 %, mientras que Chiapas solo alcanza el 56.7 %.

Por otra parte, sería muy útil que la directora Sheinbaum revisara los resultados del programa “La Escuela es Nuestra” y analizara si es buena idea entregarles el dinero a los padres de familia para mejorar las condiciones físicas de las escuelas. Por reportajes de investigación y algunos estudios al programa, se han señalado, según el Reporte Índigo, diversas fallas del programa sobre todo en el control operativo y administrativo.

Tercera: Evaluación educativa

Sería muy importante conocer ¿qué piensan ambas con respecto a la evaluación educativa? El gobierno actual desapareció al INEE y está por eliminar a MEJOREDU. Claudia, en tanto científica, sabe que el manejo de datos es fundamental para la toma de decisiones. Xóchitl en tanto ingeniera conoce que toda organización requiere procesos de validación y control para el cumplimiento de procesos y metas. Cierto que la complejidad de la vida escolar no puede ser vista ni bajo el paradigma científico ni a través de los procesos de estandarización de la industria. Sin embargo, también es cierto que la evaluación educativa, como campo de estudio especializado, promueve procedimientos confiables de captura de información para conocer de manera objetiva qué tanto aprenden los estudiantes.

Resultaría interesante saber ¿qué piensan de la relación entre evaluación y mejora educativa?, y de manera más precisa ¿qué opinan de las evaluaciones a gran escala? Regresando a su rol hipotético de directoras escolares ¿considerarían útil contar con instrumentos confiables para evaluar los aprendizajes de los niños y niñas de su escuela?

Cuarta: Pobreza y educación

Si su escuela estuviera en una comunidad de Oaxaca, Chiapas o Guerrero, ¿qué pensarían (o sentirían) de vivir a diario el binomio lacerante de pobreza material y pobreza pedagógica? ¿Cómo reaccionarían al saber que su escuela pertenece al grupo que ratifica con evidencia, la proporcionalidad inversa:  a mayor pobreza menores aprendizajes. ¿Qué les gustaría que sucediera, a nivel sistema educativo, para ofrecerles a los niños y niñas de su comunidad un mejor futuro a través de la escuela?, ¿las becas universales son el camino?, si así fuera, ¿esta medida es esfuerzo suficiente para revertir las enormes brechas?

“…las candidatas necesitan explicar en su programa de gobierno cómo atenderán el gran problema de equidad educativa.”

Sería interesante que Xóchitl regresara a la escuela rural donde estudió la primaria y observara ¿qué tanto han mejorado las condiciones educativas de su comunidad?, ¿qué problemas enfrentan? De la misma manera sería relevante que Claudia comparara los resultados de aprendizaje de su escuela primaria y los de la escuela de Xóchitl, ¿qué le diría tal información? Eduardo Backoff, especialista en temas de evaluación educativa, sostiene que estudiantes de escuelas indígenas pueden terminar la primaria con un nivel de lectura equivalente a 3º de primaria, mientras que los alumnos de una escuela privada elitista pueden terminarla con un nivel de 3º de secundaria. Una brecha de seis años de educación primaria.

Recientemente, hice una entrevista a una estudiante indígena de origen mixteca, a sus 37 años actualmente cursa el primer año de licenciatura. Ella es la única de doce hermanos que ha llegado a la universidad. Para ello, ha tenido que enfrentar enormes obstáculos, desde el alcoholismo de su padre, el maltrato de su madre y tres exámenes de admisión a la universidad con resultados negativos. Logró ingresar al cuarto intento. En concreto, las candidatas necesitan explicar en su programa de gobierno cómo atenderán el gran problema de equidad educativa.

Sería muy bueno, como parte de una estrategia política diferente, que por un momento se alejen de los intereses de grupo y se acerquen a la vida cotidiana de las personas, ello, sin duda, construiría genuinas propuestas de gobierno con vínculos a la participación ciudadana.

Quinta: Miscelánea de problemas

Aquí viene un compendio de temas que deberían tener en cuenta las imaginarias directoras de escuela. ¿Cómo enfrentarán el problema del bajo nivel en lectura de comprensión y matemáticas en educación básica?, ¿qué proponen para mejorar la enseñanza de las ciencias? ¿De qué forma apoyarán a los docentes a enfrentar los múltiples problemas de salud mental de los estudiantes, sobre todo durante la pubertad y adolescencia?, ¿cómo apoyarán a las escuelas multigrado, y a aquellas que carecen de maestros de educación física?, ¿cómo resolverían el enorme problema de la calidad de los libros de texto actuales y la inexistencia del libro de matemáticas para primaria?, ¿cuál es su postura frente al tema del aprendizaje del inglés, cuando no tenemos un cuerpo docente capacitado para su enseñanza?, ¿consideran pertinente ofrecer a los estudiantes aprendizajes de digitalización (robótica, inteligencia artificial, programación)?, ¿cómo podrían paliar la agobiante y excesiva burocracia de la SEP?, entre otros.

El mundo de las escuelas y su complejidad

Las directoras y los directores de las escuelas primarias del país enfrentan problemas cotidianos que no han sido atendidos eficazmente por las políticas educativas de las últimas décadas. Múltiples reformas de un partido o de otro no han podido revertir los déficits que presentan los aprendizajes de niños, niñas y jóvenes de este país.

Es urgente y hasta visionario invertir en educación, pero no solo con ayudas económicas directas sino restituyéndo a los estudiantes su derecho a tener un óptimo ambiente escolar, con infraestructura necesaria y con profesores bien formados y suficientemente motivados para sacarlos adelante. Estas demandas no están atadas a ninguna postura ideológica sino a la estatura y el alcance de miras que como estadistas tengan las candidatas.

Es un gran error del gobierno actual y anteriores no darle ―en los hechos― la centralidad y el impulso de largo aliento al tema educativo. Sea Xóchitl o Claudia, una de ellas tendrá en su sexenio la gran oportunidad para transformar para bien nuestras escuelas. Benjamín Franklin decía que “el conocimiento es la inversión que ofrece los mejores intereses”. Ojalá algún día nuestros gobiernos lo entiendan.

Post scriptum

El juego de roles de este ensayo intenta humanizar la retórica propia a los discursos políticos para transformarlos en compromisos genuinos con las escuelas. El mejor antídoto para que las candidatas no se pierdan en el laberinto del poder político y se mantengan cercanas y sensibles a la mirada y esperanza de futuro de cada uno de nuestros niñas, niños y jóvenes. EP

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