Víctor Urquidi, intelectual mexicano y pensador latinoamericano: su visión del futuro y su relevancia para el presente
Carlos Marichal destaca la relevancia actual del legado de Víctor L. Urquidi para el desarrollo latinoamericano, subrayando su visión pionera en integración económica y desarrollo social. La digitalización de sus obras ofrece nuevas herramientas para enfrentar los desafíos contemporáneos.
Carlos Marichal destaca la relevancia actual del legado de Víctor L. Urquidi para el desarrollo latinoamericano, subrayando su visión pionera en integración económica y desarrollo social. La digitalización de sus obras ofrece nuevas herramientas para enfrentar los desafíos contemporáneos.
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Pensar y debatir los retos estratégicos del desarrollo en México y el resto de América Latina constituye un desafío muy complejo no sólo por la diversidad de nuestras tierras y sociedades, sino además debido a los cambios tan dramáticos que vivimos hoy en día, especialmente en el contexto de la nueva administración presidencial en los Estados Unidos que está cambiando muchas coordenadas de la geopolítica contemporánea. Para interpretar las consecuencias de estos cambios, se requiere una consideración ágil y multidisciplinaria que permita una prospectiva relativamente acertada con objeto de identificar problemas críticos que requieren atención prioritaria. Hablamos no sólo de la coyuntura actual que es sin duda conflictiva, sino del diagnóstico de las condiciones sociales, económicas, medioambientales, tecnológicas y educativas que requieren el rediseño de políticas públicas mejoradas en México y en el continente.
Explorar, imaginar y anticipar el futuro de forma abierta, pero sistemática, fue uno de los objetivos que siempre preocupó al gran intelectual mexicano, Víctor L. Urquidi, fallecido hace 20 años, cuya huella formidable se encuentra en numerosas instituciones nacionales e internacionales que nos rodean. Seguir el pensamiento de Urquidi es recorrer, en buena medida, la trayectoria de la reflexión analítica y la promoción práctica del desarrollo económico y social en un periodo clave de la segunda mitad del siglo XX, tanto en México como en el ámbito latinoamericano e internacional. Pertenece, en efecto, a la generación más destacada y brillante de economistas del desarrollo de Latinoamérica, entre el decenio de 1940 y 1980. Fueron los pioneros en impulsar la reflexión sobre los retos del crecimiento económico y social en la región y promover de manera concreta el desarrollo, sobre todo a partir de la creación o impulso a instituciones claves. Me refiero a la generación latinoamericana de los años de mediados de siglo cuyo legado es duradero y se ha extendido durante décadas: Raúl Prebisch, Hernán Santa Cruz, Celso Furtado, Felipe Herrera y el propio Urquidi, entre otras distinguidas y prolíficas figuras.
“Seguir el pensamiento de Urquidi es recorrer, en buena medida, la trayectoria de la reflexión analítica y la promoción práctica del desarrollo económico y social en un periodo clave de la segunda mitad del siglo XX”.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, todos los personajes mencionados comenzaron a pensar y planear el futuro desarrollo de Latinoamérica. Antes se hablaba habitualmente de progreso, pero desde inicios de la posguerra el término de desarrollo económico y social ganó preeminencia. Raúl Prebisch fue, como es bien sabido, uno de los fundadores claves de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL), primer organismo regional de su tipo, con una enorme influencia posterior, contribuyendo a lo largo a la creación de una multitud de organismos de integración latinoamericanos que son parte esencial del escenario internacional contemporáneo. Hernán Santa Cruz fue colaborador temprano de la CEPAL, pero sobre todo promotor de la Food and Agriculture Organization (FAO) de las Naciones Unidas, siendo pieza clave en el pensamiento y la elaboración de políticas alimenticias para los países menos desarrollados. Celso Furtado fue, sin duda, el ideólogo más influyente del desarrollo económico equilibrado en Brasil y promotor del SUDENE, organismo regional de desarrollo del Nordeste de Brasil, al menos hasta el golpe militar de 1964, cuando el gran economista fue obligado a tomar el camino del exilio. Felipe Herrera pasó de ser director del Banco Central de Chile a fundador del Banco Interamericano de Desarrollo en 1959, el mayor organismo financiero multinacional de América Latina, instrumento clave de financiamiento del desarrollo y modelo, replicado en otras regiones del mundo , especialmente en Asia y África .
Sin embargo, no debe olvidarse —en este elenco de estrellas intelectuales y desarrollistas latinoamericanos— a Víctor Urquidi, secretario de la oficina CEPAL en México en los años cincuenta, primer gran impulsor de los primeros proyectos de integración económica a escala regional, e ideólogo del desarrollo económico, urbano, social y medioambiental en sus múltiples facetas. Hoy en día, para conocer sus ideas de primera mano, ya se pueden consultar sus trabajos, que incluyen múltiples escritos en línea, de manera gratuita. La buena noticia es que el Departamento de Publicaciones de El Colegio de México acaba de poner en línea de forma digitalizada las Obras Escogidas de Don Victor Urquidi.
¿Cuándo comenzó a interesarse Urquidi en la temática del desarrollo económico? Desde muy joven, cuando estudiaba en la London School of Economics (LSE) —entre 1937 y 1940— tuvo la fortuna de tener como maestros a varias generaciones de economistas, historiadores económicos y algunos politólogos del primerísimo nivel mundial. La LSE estaba entonces en uno de sus momentos de mayor esplendor, aunque ha tenido varios periodos de especial creatividad. De acuerdo con una carta personal, Urquidi cuenta que entre sus profesores se contaron Harold Laski, Lionel Robbinsm, el historiador económico R. H. Tawney —el propio director de la escuela— y los economistas Nicolas Kaldor, Ronald Coase y el joven Arthur Lewis. Kaldor era ya connotado fiscalista; Coase el autor de las teorías de costos de transacción; Lewis, luego premio Nobel, era experto en economías agrarias y en problemas del desarrollo relacionados con abundancia o escasez del trabajo.
Además, esos años justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial resultaron ser un momento afortunado en la formación del joven Urquidi: era en Inglaterra donde habían cobrado mayor fuerza las nuevas teorías keynesianas. Urquidi leyó Keynes con enorme atención, lecturas complementadas por los planteamientos de profesores y economistas cercanos a Keynes como Joan Robinson. También estuvo en la LSE Colin Clark, que Urquidi consideraba precursor de las teorías del desarrollo económico por su libro Conditions of Economic Progress (1940).
Vale la pena preguntar sobre la importancia de la influencia sobre Urquidi del pensamiento o enfoque de Colin Clark. Resulta que la mayoría de los economistas que fueron sus maestros de licenciatura en la London School of Economics, enfocaban su atención en problemas de teoría y en los problemas e historia de la economía en los países más ricos. En cambio, Clark fue de los primeros en ofrecer otra mirada, en el que se planteaban los retos para el desarrollo de los países de lo que nos hemos acostumbrado a llamar la periferia: América Latina, África, Medio Oriente y Asia. Esta mirada distintiva de Clark no era extraña pues era australiano, país donde trabajó como alto funcionario en las áreas de economía y cuentas nacionales durante muchos años, aunque luego fue nombrado profesor de la Universidad de Cambridge.
Otra razón por la que Urquidi se fue interesando en el estudio comparado del desarrollo latinoamericano partió de las obligaciones de su trabajo al volver a México, entrando al departamento de estudios económicos del Banco de México bajo la batuta de Daniel Cosío Villegas, cercano al director del Banxico, Eduardo Villaseñor. Al poco tiempo fue enviado por directivos del Banco de México a varias reuniones internacionales en Washington en medio de la Segunda Guerra Mundial. La reunión económica interaliada más importante de la época fue la Conferencia de Bretton Woods (1944), donde Urquidi con apenas 26 años, resultó el más joven de los 750 delegados presentes, aunque pudo efectuar allí algunas contribuciones importantes. Especialmente en lo referente a la propuesta de Keynes para la creación del Banco de Reconstrucción Internacional. A partir de una sugerencia del propio Urquidi, que Keynes inicialmente rechazó, se le agregó a su título el término de Desarrollo, o sea Bank of International Reconstruction and Development. Este fue el nombre original de lo que luego sería y es el World Bank o Banco Mundial.
Más tarde, Urquidi sería nombrado por Prebisch coordinador de la oficina mexicana de la CEPAL, donde trabajaría de 1951 a 1957 y elaboraría en detalle los planes para la integración económica centroamericana, un legado de Urquidi que aún falta que se reconozca en plena forma. Luego pasaría un tiempo en la Secretaría de Hacienda, y posteriormente como todos saben ejerció de presidente de El Colegio de México entre 1966 y 1985.
Por razón de las múltiples actividades de gestión académica, administrativa e internacional, Urquidi escribió unos pocos libros, si bien todos son de gran interés. En cambio, escribió muchísimos artículos, ensayos, conferencias e informes, por no hablar de correspondencia. De los artículos y ensayos tenemos un registro de más de 230 en la biblioteca de El Colegio de México. Graciela Salazar, su antigua secretaria ejecutiva, se ha encargado de localizar y ordenar estos escritos. Además, ella fue la que identificó varios manuscritos fundamentales inéditos que se han publicado en las Obras.
“Urquidi escribió unos pocos libros, si bien todos son de gran interés. En cambio, escribió muchísimos artículos, ensayos, conferencias e informes, por no hablar de correspondencia”.
Poco antes de morir, en julio de 2004, el presidente de El Colegio de México, Andrés Lira, le preguntó a Don Victor si —por fin— estaría dispuesto a que se publicaran algunas de sus obras y resultó afortunado, pues le contestó afirmativamente. De esa iniciativa, y con base en un comité académico, nació el proyecto de publicar las Obras Escogidas. Casi simultáneamente, su viuda, Sheila Urquidi donó el archivo personal de Urquidi (103 cajas) a El Colegio de México, lo que ha contribuido a ampliar la cantera de trabajos que podrán realizarse a futuro sobre un gran pensador del desarrollo mexicano y latinoamericano, fondos riquísimos para la historia intelectual de México y de América Latina, en general. Allí se encuentran los borradores de cientos de sus manuscritos y muchos textos que nos habla de su papel en promover el Club de Roma, la CEPAL, UNCTAD, la Universidad de las Naciones Unidas, el Centro Tepoztlán, El Colegio de México, entre otras instancias que desempeñan un papel importante en la reflexión sobre el futuro del desarrollo humano en nuestro país y en el resto de Latinoamérica. .
Desde 2005 y hasta hoy se ha trabajado en El Colegio de México en la edición de las Obras Escogidas de Víctor Urquidi, que se han publicado progresivamente. La mecánica ha consistido en proponer e invitar a un editor de volumen sobre un campo de estudio, y luego realizar una revisión cuidadosa del texto y posteriormente publicarlo. Así, se ha podido reunir un buen elenco de científicos sociales que fungen como editores de los volúmenes temáticos, los cuales incluyen docenas de textos de Urquidi, redactados entre los años de 1940 hasta 2004, que pueden consultarse actualmente en línea.
Se trata de una colección de estudios de importancia para la historia intelectual de México y de América Latina, ya que Urquidi siempre fue un gran internacionalista y promotor de los estudios interdisciplinarios. Y más allá de esta edición digital, se podrá conocer mejor su pensamiento sobre el desarrollo y el futuro de México y también del mundo latinoamericano: Urquidi fue participante activo y entusiasta de numerosas instituciones y ámbitos de reflexión que nos permiten pensar numerosos retos del presente y futuro. EP
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