Cambio generacional: ¿es el fin del clóset en la política mexicana?

En este texto, Bernardo Alonso Aguilar López discute sobre los cambios que se están operando en la política mexicana con relación a su apertura a la comunidad LGBT.

Texto de 19/02/24

Fin del closet

En este texto, Bernardo Alonso Aguilar López discute sobre los cambios que se están operando en la política mexicana con relación a su apertura a la comunidad LGBT.

Tiempo de lectura: 6 minutos

Cada vez más candidatos abiertamente LGBT ganan elecciones. En 2021, Salma Luévano y María Clemente García fueron las primeras diputadas federales trans electas gracias a las acciones afirmativas promovidas por el Instituto Nacional Electoral (INE). Otro ejemplo notable fue Adolfo Cerqueda, alcalde de Ciudad Nezahualcóyotl desde 2022, quien es considerado el hombre abiertamente gay con más votos ganados en la historia del país. ¿Estos hitos significan el fin de la necesidad del clóset en las carreras políticas? Aunque el cambio generacional apunta a que sería menos costoso electoralmente para los políticos estar fuera del clóset, la ola de violencia que vive nuestro país en lo que va de este año, tanto homofóbica como electoral, es un mal augurio para las personas LGBT que compiten en el proceso electoral actual, por lo que probablemente el clóset seguirá siendo una opción seria para muchos candidatos de dicho colectivo. 

“Cada vez más candidatos abiertamente LGBT ganan elecciones.”

El movimiento de diversidad sexual comenzó en la década de los años setenta; no obstante, las primeras candidaturas homosexuales llegaron con el Partido Revolucionario de los Trabajadores hasta la década siguiente. No prosperaron estas candidaturas simplemente porque, bajo el régimen priista (1929-2000), las posibilidades de que la oposición venciera eran muy bajas. La forma segura de acceder al poder era ser candidato del PRI. Ciertamente hubo políticos lesbianas y gays afiliados al partido hegemónico; por ejemplo, es de conocimiento popular que el secretario de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada, abrió la puerta para que muchos homosexuales se unieran al Servicio Exterior Mexicano. A pesar de la presencia de la diversidad sexual en la política desde siempre, la homofobia social hizo que el costo político de ser abiertamente LGBT fuera muy alto, es decir, en vista de los prejuicios contra la homosexualidad había un riesgo alto de perder la candidatura si los votantes supieran que formaba parte del ambiente. Por lo tanto, era imposible la existencia de candidatos abiertamente LGBT bajo el priismo.

Posteriormente, la apertura democrática posibilitó que la oposición llegara al poder, de tal forma que el PRD obtuvo la mayoría en el Congreso y la jefatura del Distrito Federal. De acuerdo con Alejandro Brito, el PRD tiene una tradición de incorporar líderes de movimientos sociales entre sus filas. Por ello, en 2005 se fundó la oficina de diversidad sexual en dicho partido, y en los años sucesivos aparecieron las primeras candidaturas abiertamente lesbianas y gays plurinominales en la Ciudad de México. Como el partido buscaba una legitimidad social al incorporar a líderes de esta lucha social, ya no importó que el costo político fuera alto, ya que estos representantes del movimiento de diversidad sexual ocuparon cargos mediante candidaturas plurinominales. Los famosos “pluris” son escogidos por el partido, no por los votantes, por lo que no hay riesgo de perder esas curules por la homofobia social.

Hubo una ausencia de candidaturas de diversidad sexual entre el segundo y tercer lustro del siglo XXI, en parte porque las iniciativas de diversidad sexual fueron abanderadas por otros legisladores de izquierda; por ejemplo, David Razú, quien no pertenece a la comunidad LGBT, presentó la iniciativa que hizo realidad el matrimonio igualitario para la Ciudad de México en 2009. Cabe señalar que en estos años aumentó la aceptación del matrimonio igualitario dentro de la sociedad mexicana, pasando del 28 % en 2012 al 40 % en 2016.1 Por estas razones, podemos suponer que disminuyeron los costos de contender por un puesto de elección popular siendo abiertamente de la comunidad LGBT.

A partir de 2018 comienza una nueva ola de candidaturas diversas que alcanza su punto álgido con la reforma del INE para impulsar las “cuotas arcoíris” en 2021. El logro de las acciones afirmativas produjo un boom de candidaturas de grupos vulnerables, ya que ahora todos los partidos están obligados a inscribir candidatos de la diversidad sexogenérica. De acuerdo con el conteo que realizó Between LGBT+, en 2021 se presentaron en el Legislativo y Ejecutivo a nivel estatal y local 172 candidaturas LGBT.2 Quienes componen estas candidaturas son principalmente activistas, pero cabe señalar que no es una ola exclusiva de las nuevas generaciones, sino que también activistas de larga trayectoria empezaron a postularse —como Adolfo Voorduin. Es una nueva etapa del movimiento LGBT en este país.    

Parece lógico que, al aumentar la cantidad de candidaturas diversas, la sociedad haya progresado y, por lo mismo, el clóset en la política sea innecesario. Ciertamente, en estos años muchas cosas han cambiado, lo cual permite que más candidatos de mayoría relativa hablen abiertamente sobre su sexualidad e identidad de género. Además de una mayor aceptación social, de acuerdo con Jan Kasnik, la digitalidad revolucionó el activismo al posibilitar redes de contacto muy amplias. Esto ha disminuido el costo material del activismo —porque sólo se necesita un teléfono celular—, creando un mayor grupo de posibles candidatos, en vista de que la mayoría de los candidatos de la diversidad sexual provienen del activismo. Además, esta euforia por nuevos rostros —y una retórica de lo nuevo— en la política se explica por una crisis de legitimidad de los partidos políticos que los empuja a buscar en la sociedad civil figuras que revitalicen su legitimidad.

“[…] el 28 % de los adultos gen Z se considera no heterosexual, frente al 4 % entre los baby boomers.”

Otro elemento fundamental para entender este fenómeno es el surgimiento de un nuevo electorado de la diversidad sexual. De acuerdo con un estudio del PRRI, en Estados Unidos las nuevas generaciones se consideran más LGBT que sus antecesores: el 28 % de los adultos gen Z se considera no heterosexual, frente al 4 % entre los baby boomers.3 Aunque no existen estudios sobre el cambio de la identificación de diversidad sexual por generaciones en México, hay algunos indicadores que apuntan a que vamos hacia la misma dirección. Además de los partidos que habían expresado su simpatía desde hace años por la causa LGBT como el PRD y MORENA, recientemente el PRI, el Partido Verde y Redes Sociales Progresistas han abierto sus oficinas de diversidad sexual. En algunas corrientes del PAN y en algunos estados donde gobierna Movimiento Ciudadano hay un discurso atractivo para esta comunidad. Por estas razones, parece que más partidos buscan incorporar candidaturas LGBT para capitalizar el voto de la diversidad, el llamado “voto lavanda”. Este voto se encuentra entre las nuevas generaciones.

No obstante, aunque ya no parezca necesario estar en el clóset, porque ya no habría una penalización a las candidaturas por su orientación sexual o identidad de género, la realidad es que la discriminación sigue siendo un componente cotidiano de la vida de las poblaciones y candidatos LGBT. El clóset puede mantenerse en vista de la crisis de seguridad que enfrentan los candidatos actualmente, o bien para evitar las trabas que los partidos imponen en vista de su orientación sexual o identidad de género. En primer lugar, porque varios partidos han realizado simulaciones con las acciones afirmativas. De acuerdo con el testimonio de varios candidatos postulados en los comicios de 2021, los mismos partidos desincentivan la participación y no apoyan a estas candidaturas. El caso más sonado fue en Oaxaca, donde 17 hombres cisgénero fueron postulados como mujeres trans por seis partidos diferentes. Aunque fueron denunciados y finalmente sancionados, este deshonroso episodio muestra la crudeza con la que los partidos han buscado burlar las reglas electorales, y posiblemente lo sigan intentando en futuras ocasiones.

En segundo lugar, hay una crisis de seguridad para las personas candidatas. De acuerdo con el estudio de Arturo Alvarado sobre violencia política en nuestro país, entre 2012 y 2018 se registraron 481 eventos violentos con una clara tendencia a la alza.4 Aparte de la violencia electoral tradicional, las personas LGBT generalmente son agredidas por su identidad de género e identidad sexual. En la primera quincena del 2024, cinco mujeres trans fueron asesinadas, entre ellas Samantha Gómez, activista trans morenista aspirante a una senaduría, y Miriam Ríos, comisionada de Movimiento Ciudadano en Michoacán.5 Esto implica que las candidaturas LGBT están en una situación de extrema vulnerabilidad que puede empujarlas a regresar al clóset para minimizar los costos de seguridad.

“En la primera quincena del 2024, cinco mujeres trans fueron asesinadas…”

En conclusión, no es el fin del clóset en la política. Aunque ha habido importantes avances simbólicos —las primeras candidaturas ganadas por plurinominales— e institucionales —las acciones afirmativas—, a lo largo de los últimos cincuenta años no estamos frente al fin de la discriminación ni la violencia en política contra la diversidad sexual. La violencia política que sufren las personas candidatas y la violencia contra personas LGBT hacen a las candidaturas de la diversidad sexual extremadamente vulnerables. Por estas razones, la sociedad y las instituciones electorales debemos vigilar que los partidos no hagan simulaciones y brinden seguridad y oportunidades reales para que la comunidad LGBT pueda competir. No podemos permitir que regrese el clóset a la política. EP

  1. José Ángel Álvarez Reyes y Rodrigo Castro Cornejo, “¿Quién aprueba el matrimonio igualitario en México? Brecha generacional, educación y la ausencia de diferencias partidarias,” Revista Mexicana de Opinión Pública, XVIII, 2023, p. 27. []
  2. Between LGBT, “Candidaturas LGBT+: elecciones México 2021,” 16 de mayo 2022, https://www.betweenlgbt.com.mx/candidaturas-lgbt-elecciones-2021/. []
  3. Public Religion Research Institute, “A Political and Cultural Glimpse Into America’s Future: Generation Z’s View on Generational Change and the Challenges and Opportunities Ahead,” 22 de enero de 2024, https://n9.cl/5gk1e. []
  4. Arturo Alvarado, “Violencia política y electoral en las elecciones de 2018,” Alteridades, 29, no. 57, 2019, p. 66. []
  5. El Financiero, “Suman 5 transfeminicidios en 15 días: Este es el recuento de la violencia trans en México en 2024,” enero 16, 2024, https://n9.cl/cko7j. []
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