
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | Las relaciones México-Estados Unidos en 2024: tensiones políticas oportunidades económicas.
El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | Las relaciones México-Estados Unidos en 2024: tensiones políticas oportunidades económicas.
Texto de Francisco Suárez Dávila 14/02/24

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | Las relaciones México-Estados Unidos en 2024: tensiones políticas oportunidades económicas.
La relación económica con Estados Unidos atraviesa, en general, por un buen momento, lo que en parte explica el repunte en el crecimiento económico de México en 2023 y previsiblemente en 2024, que se sustenta en cifras récord en exportaciones, remesas e inversión extranjera directa. Esta última ya apunta hacia las ventajas iniciales de la relocalización cercana (nearshoring): la inversión en la industria de la construcción, orientada a parques industriales y a proyectos industriales en el norte del país.
Puede ser un “punto de inflexión” en la industrialización y en la consolidación de otro “Mexican Moment”. Sin duda puede ser una oportunidad, pero no se dará solo por una tendencia inercial. Para ello tienen que darse ciertas condiciones, y el gobierno mexicano debe adoptar políticas que hasta el momento no ha adoptado. Hay ya países, sobre todo asiáticos, como Vietnam, o el propio Estados Unidos, que ya la están aprovechando más rápidamente mediante acciones concretas.
Ya circulan cifras “alegres”: 10 000 millones de dólares en nuevos proyectos, un impacto de 3% adicional en crecimiento de la economía. Hay que advertir que sin políticas activas de fomento y remoción de obstáculos, pueden repetirse experiencias que en el pasado han defraudado. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) nos convirtió en una gigantesca maquiladora, como apuntaron en Jaime Ros y Juan Carlos Moreno-Brid en el gran estudio “Export-led growth with no growth” (modelo de crecimiento, sustentado en las exportaciones, que no genera crecimiento) o el auge actual de las inversiones, incluyendo en los proyectos emblemáticos, con alto contenido importado, que no generan efectos multiplicadores en la producción y el empleo local y, por ende, el crecimiento.
En cambio, mediante estas políticas, para crear condiciones, remover obstáculos y “cuellos de botella” y, con políticas activas de promoción y de fomento, con políticas industriales y regionales, de educación y tecnología, y de financiamiento, es que se puede hacer realidad que haya fuertes corrientes de inversión financiera y física con efectos multiplicadores; que aumente la participación de la industria en la economía, incorporando mayor valor agregado con tecnología y contenido local. Es decir, que aproveche, no solo la mano de obra de bajos salarios, sino la tecnología avanzada. ¡Promover que las cadenas productivas tengan “encadenamientos” “hacia afuera”, pero también “hacia adentro”! Esto sí permitirá un crecimiento de la economía a otro nivel histórico, no el mediocre secular de 2%, sino de 5% a 6%, como en la etapa de las décadas de 1940-1970 de industrialización acelerada por sustitución de importaciones, y cómo lo están logrando particularmente los países asiáticos.
Esto requiere no solo de buenas intenciones, sino de políticas articuladas eficaces de largo plazo con visión estratégica. Este gobierno ya perdió “el carro”, no tiene la capacidad técnica ni operativa para lograrlo, como lo ha demostrado. Esperamos que el nuevo gobierno, de cualquier signo que sea, sí tenga la capacidad de actuar y usar la relocalización para lograr una Revolución Industrial “4.0” en la nueva era digital en el siglo XXI. EP