La agenda de seguridad de México con Estados Unidos

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | Las relaciones México-Estados Unidos en 2024: tensiones políticas oportunidades económicas.

Texto de 07/02/24

Desafios política exterior México 2024

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | Las relaciones México-Estados Unidos en 2024: tensiones políticas oportunidades económicas.

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La relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos se encuentra en uno de sus puntos históricos más bajos. Esto obedece a distintas razones, entre otras, la falta de empatía entre los presidentes de los dos países; no hay una relación personal ni visiones compartidas. Es el caso en los temas de democracia, energía y cambio climático, por mencionar los principales.

La ausencia de interés del actual gobierno de México en las relaciones con el exterior ha llevado a un deterioro creciente del aparato institucional mexicano responsable de esta tarea. Los mecanismos de comunicación y de negociación previos se han desgastado por la ausencia de una estrategia, de objetivos claros y de profesionales que la instrumenten.

En el lado estadounidense las cosas no están mucho mejor. Desde sus inicios, el gobierno de Joseph R. Biden ha presentado un gran desorden en las relaciones con el exterior, y en relación con México solo los temas que más les preocupan están sobre la mesa.

En este contexto, la relación en los cuatro principales temas de la agenda bilateral (economía, seguridad, migración y administración de la frontera) se ha deteriorado. El comercio se mantiene en buen nivel, pues depende fundamentalmente de los actores económicos, aunque hay múltiples demandas en contra del gobierno de México por incumplimiento de acuerdos en el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y las inversiones provenientes de Estados Unidos están por debajo de su potencial por la inseguridad y la desconfianza en el actual gobierno. Los otros tres principales temas de la relación bilateral (migración, seguridad y administración de fronteras) dependen esencialmente de la acción gubernamental, y en los tres se registra un claro retroceso respecto de gobiernos pasados.

En Estados Unidos, las tensiones políticas han aumentado y la preocupación del actual gobierno por mantenerse en el poder le ha llevado a hacer constantes concesiones a las voces conservadoras que propugnan por la línea dura con México en materia de migración, control de la frontera y combate al narcotráfico. Esto ha llevado a una política reduccionista orientada a poner mayores presiones sobre México en materia migratoria, de manejo de fronteras (cierres parciales, mayores tiempos de espera y en el procesamiento de solicitudes de ingreso) y las presiones en el tema del narcotráfico, particularmente en lo referido al fentanilo, se han incrementado.

En este contexto, la relación en los temas estrictamente de seguridad se ha desdibujado. Los pocos acuerdos alcanzados tienen escaso o nulo efecto en la solución de los problemas, mientras que los migrantes mexicanos son tratados con esquemas cada vez más rígidos, los procedimientos para cruzar la frontera terrestre son cada vez más lentos y las amenazas de medidas drásticas para evitar la entrada del fentanilo más frecuentes, incluyendo la amenaza de incluir a los cárteles mexicanos en la lista de organizaciones terroristas internacionales.

El gobierno de México ha hecho poco por aprovechar las oportunidades que derivan de lo que podría ser una cooperación significativa con Estados Unidos en los temas de seguridad. La Iniciativa Mérida se suspendió en 2018 y se sustituyó 3 años después por el llamado Acuerdo Bicentenario, que ha tenido un nimio impacto en la realidad. La cooperación en materia de inteligencia, la herramienta más efectiva para combatir el crimen organizado, es incipiente y esporádica. En materia migratoria, México ha cedido a todas las demandas de Estados Unidos para detener la migración desde territorio mexicano (por cierto, con muy magros resultados y sin nada a cambio), y nada ha sucedido para mejorar las condiciones de los cruces fronterizos terrestres.

En una relación asimétrica, la ausencia de cooperación afecta particularmente a la parte más débil. Estados Unidos tiene una agenda internacional con múltiples y diversos intereses, en la que la agenda con México, aunque importante por la vecindad geográfica, es solo un apartado.

Sin duda, 2024 se avizora como un año particularmente azaroso para la relación bilateral en los temas de seguridad debido a los procesos electorales y a los cambios de gobierno federal en ambos países. Es previsible que la atención de los políticos se centre en estos eventos posponiendo enfrentar problemas que afectan a los dos países en forma importante.

Hay temas en los que la ausencia de cooperación significa dejar de ganar, pero no hay pérdidas o estas no son significativas. Es el caso de la educación, la ciencia y la tecnología e incluso la salud. No es el caso de la seguridad. Los problemas de México en este ámbito son más que significativos, y la ausencia de cooperación internacional significa un continuo y mayor deterioro de la situación conforme pasa el tiempo. Es un ámbito en el que los problemas no se resuelven solos, y cuando no se atienden siempre tienden a empeorar.

La cooperación efectiva con Estados Unidos en materia de seguridad conlleva varias condiciones imprescindibles. La primera es contar con una estrategia de lo que se quiere y puede obtener de esta relación, con objetivos claros en materia de tráfico de personas, de sustancias ilicititas y de armas, delitos financieros, seguridad de los migrantes y de los puertos fronterizos, incluyendo el manejo de estos temas en agendas regionales y mundiales.

Al ser México la parte débil de la relación asimétrica, está obligado a ser más creativo y propositivo respecto de lo que puede ser deseable para los mexicanos y aceptable para los estadounidenses. Invertir tiempo e imaginación en estas propuestas es mucho más del interés de México que del de Estados Unidos.

Para construir y llevar propuestas, México debe contar con personal calificado y con experiencia en estos temas. No es gratuito que la mayor parte de los Estados cuenten con servicios profesionales en el ámbito militar y diplomático; son habilidades que no se improvisan. Además de conocer los problemas y las propuestas, los negociadores deben estar familiarizados con la forma en que se organiza y funciona Estados Unidos, con estructuras y procesos muy complejos.

El manejo adecuado de los temas de seguridad no solo requiere de conocimiento y experiencia, por los temas que se tratan y la información que se maneja, pues la calidad y la utilidad de la relación dependen del nivel de confianza entre las dos partes, que actualmente está en uno de sus niveles históricos más bajos. Este tema resulta de particular importancia cuando se trata del intercambio de inteligencia, la herramienta más poderosa para combatir la mayor parte de los delitos transnacionales.

Una tarea adicional consiste en armonizar esta estrategia y sus objetivos con los que correspondería hacer a nivel regional e internacional, y compatibilizar en la medida de lo posible las políticas de México y Estados Unidos hacia el resto del mundo. Lo que más conviene a México en el mediano y largo plazo es la construcción de una alianza estratégica con Estados Unidos, que hasta ahora no existe.

Es difícil predecir en este punto lo que resultará en México y en Estados Unidos de las próximas elecciones, saber quién encabezará los gobiernos y si contarán o no con mayoría en sus respectivos congresos. Igualmente difícil resulta saber si el nuevo gobierno de México tendrá la voluntad política y la capacidad institucional para construir una relación eficiente de cooperación con Estados Unidos en los temas de seguridad.

Dos conclusiones podemos adelantar en este escenario: la primera, que para construir una relación eficiente de seguridad se deben cumplir las condiciones antes mencionadas; la segunda, que de no construirse este vínculo, el deterioro de la situación de seguridad en México seguirá en aumento, y será el mismo caso para la relación bilateral, al ser uno de los temas más delicados que marcan la calidad de los lazos entre los dos países.

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