Estamos viviendo una situación inesperada, que nunca nos imaginamos. Con la responsabilidad de acatar las medidas necesarias para cuidarme y cuidarnos, me es vital también, profesionalmente hablando, realizar un registro de lo que sucede en la ciudad que vivo. Así que, tomando las precauciones adecuadas, he salido algunos días a recorrer lugares cotidianos para mí de la Ciudad de México, entre otros, el Centro Histórico, algunas de las principales avenidas (Reforma, Insurgentes, Eje Central), así como Santa Fe, una zona altamente empresarial. Desde siempre, como parte de mi disciplina, trabajo el paisaje urbano y rural, y trato de registrar diversos movimientos sociales. Lo más reciente había sido la marcha de mujeres del pasado 8 de marzo.

Hoy, en esta situación de confinamiento mundial, mi percepción al estar en algunas de las calles de la ciudad es de soledad, desazón, inquietud, una cierta inseguridad y desconfianza entre las pocas personas que deambulan por estas zonas. Paisajes urbanos inéditos, hasta hace unos meses impensables. Continúo fotografiando con el fin de dejar un registro de lo que esta pandemia provoca y nos significa. EP