En el bosque El Rosario, cierro los ojos y escucho. Oigo un ruido, un sonido que me es familiar, es similar al de los arboles de Europa (yo vivo en Alemania). Pero no es el sonido de las hojas al caer en el otoño, es el rumor de millones de alas en las agregaciones de mariposa monarca. El estar rodeado de arboles cubiertos por estos insectos, es una sensación totalmente sobrecogedora. Se ha estimado que puede haber 40 millones de mariposas en tan solo un árbol.

Al abrir los ojos pareciera que los arboles están completamente cubiertos por una espesa capa de musgo y líquenes. De pronto, doy cuenta, que esos arboles y esos musgos “están vivos”. Como enormes racimos de uvas, las mariposas cuelgan de sus ramas y cubren la totalidad de los troncos.

El sol se aparece y sus cálidos rayos iluminan sus alas. Comienzan a moverse, y con rápidos aleteos adquieren energía, de pronto algun enorme racimo cae al suelo, y allí las mariposas empiezan a alimentarse del algodoncillo.

Pero el festín para los ojos comienza cuando una nube cubre el sol. En ese momento millones de monarcas a un tiempo, toman vuelo y el bosque se convierte en un autentico cuento de hadas. Como fotógrafo profesional de naturaleza he viajado a muchas regiones del planeta, con mi cámara Leica, he documentado a osos polares, morsas, leones y guepardos. Nunca antes había presenciado un espectáculo tan bello, que me ha dejado prácticamente sin aliento, a la experiencia de atestiguar las agregaciones de mariposas monarcas, en el ejido El Rosario y en la Sierra Chincúa, pienso que no existe nada a lo que yo le pueda comparar.

Siento humildad y un gran privilegio de haber podido presenciar esta extraordinaria maravilla del mundo natural. Tengo realmente la esperanza que el pueblo de México proteja este habitad, este bosque tan importante para las mariposas, y para las generaciones humanas del futuro.

¡Agradezco esta oportunidad!

Norbert Rosing