María Antonieta Canfield: Un muro como lienzo

Galería de María Antonieta Canfield, artista del mes de octubre.

Galería de  08/10/20

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María Antonieta Canfield (Ciudad de México, 1985) estudiaba Artes Visuales en Bélgica cuando conoció a un grupo de estudiantes que se dedicaban al street art —Bonom, su inspiración, entre ellos— y comenzaron a trabajar juntos. “Hacíamos travesuras por Bruselas; con Bonom hice los primeros murales a rápel ilegales, como un zorro de 15 pisos que pintábamos por las noches”. De manera individual, María Antonieta hacía siluetas de papel tapiz que pegaba por las calles, lo que la llevó a tener problemas con la policía. Luego de una temporada en Barcelona, donde fue difícil encontrar un equipo para trabajar en murales, regresó a la Ciudad de México, donde pudo dedicarse a ellos de tiempo completo.

Durante varios años María Antonieta ha destacado en dos ámbitos distintos de la pintura mural: como artista y como productora publicitaria. “Cuando hago producción, generalmente tengo libertad y un presupuesto más grande, y pongo todos mis conocimientos de street art al servicio de otros artistas —como Ely Ely o Mike Maese, por ejemplo—. Ellos necesitan mis conocimientos para ese momento en el que las obras se vuelven más peligrosas: trabajo vertical, trabajo a rápel, seguridad a varios metros del piso, la renta de grúas. Una vez, estando embarazada, hice un rescate de cuatro artistas en un quinceavo piso”.

Un recurso con el que las producciones de publicidad no cuentan es el tiempo: el recurso que más valora María Antonieta cuando pinta murales como artista; tiempo que utiliza para trabajar todos los detalles a mano. Si bien suele pintar con una maqueta, que utiliza como base, en la pared los trazos se tranforman: la maqueta no se copia tal cual, se desarrolla en el proceso del mural.

La gran dificultad de los muralistas es vivir de su trabajo. “Hace poco pintamos un mural en Iztapalapa; un mural que fue un regalo para un barrio particular, que nos tomó dos semanas de trabajo. Yo lo pagué. A veces uno tiene que ser el inventor de sus presupuestos y proyectos y hacer sumas y restas de materiales para pintar un mural en la calle”. Por otro lado, en las zonas céntricas donde los murales son más comunes en los últimos años, como las colonias Roma y Condesa, la renta de una pared es cara. Los artistas, de esa forma, deben comprometer su trabajo para agradar al mercado: “Por fortuna eso no me pasa a mí; cuando trabajo para marcas, suelo replicar la obra de otros artistas. Me dedico a que la ilustración que hizo alguien más llegue a la pared”. Considera una pena que en México, un país donde la tradición muralista es tan fuerte, todo se vuelva publicidad.

Cuenta María Antonieta que, mientras vivía en Bruselas extrañaba de México los colores, la naturaleza, las plantas, elementos que constituyen la principal inspiración de su obra. Su padre, que es escultor, suele reproducir en su obra el medioambiente, los animales y la naturaleza; “A mí lo que me interesa es la botánica”. Aunque, considera, la Ciudad de México es muy verde, existen muchas zonas donde no existen espacios naturales: “Me gusta hablar de animales sagrados, animales en peligro de extinsión y jardínes”. Trato de que mis murales se conviertan en descansos visuales.

El terremoto de 2017 lastimó algunos edificios, hoy demolidos, donde María Antonieta Canfield había trazado bellos murales que utilizaban por lienzo el gris de las paredes. Su obra, que resulta tan llamativa como colorida —y que posee un estilo único— evoca la belleza de los alebrejies y el arte de la chaquira de los huicholes. Conoce más de su obra en Instagram EP

Pájaros en la cabeza, avenida José Vasconcelos, colonia Condesa, CDMX, 2016

Pájaros en la cabeza, Hotel Parque Mexico Boutique, colonia Condesa, CDMX, 2016

María Antonieta Canfield in Mexico, 2016 | Street art, Art, Mexico

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