Francisco Toledo: Zoología fantástica

Galería de Francisco Toledo

Galería de  06/09/19

Tiempo de lectura: 4 minutos

“Pasemos, ahora, del jardín zoológico de la realidad
al jardín zoológico de las mitologías.”
Jorge Luis Borges

La curiosidad e imaginación inagotables del ser humano dieron lugar a maravillosos dibujos y textos en los que figuraban animales reales y fantásticos emanados de sus sueños, miedos e ilusiones más profundos. El fisiólogo, escrito en griego en el siglo II, constituye el primer bestiario conocido. La tradición continúa, tiene su esplendor en la época medieval y llega hasta nuestros días.

En 1957, Jorge Luis Borges —con la colaboración de Margarita Guerrero— publica su Manual de zoología fantástica, una compilación de seres extraños provenientes de las culturas clásicas y orientales, así como de las criaturas que se gestaron en las mentes de escritores como Kafka, Lewis Carroll o Flaubert.

Con motivo del 50 aniversario de su fundación, el Fondo de Cultura Económica pidió a Francisco Toledo (Juchitán, Oaxaca, 1940) que ilustrara esa obra del escritor argentino. El resultado fue una suite de cuarenta y seis acuarelas y tintas sobre papel de un valor artístico inigualable.

Si bien Toledo se inspira en la tradición del bestiario y —por así decirlo— la continúa, también es cierto que va más allá y la reinventa, porque no se limita a reproducir el paradigma. Encuentra un pasadizo secreto hacia la imaginación desbordada de Borges, regresa a su estudio, convoca su propia esencia —zapoteca, transgresora, mística, en fin: toledana— y nos entrega sus propias creaciones. Porque no solo ilustra las descripciones de seres fantásticos: él sabe que —como animales, ficticios o no— forman parte de este mundo, que todos somos la misma criatura sobre la Tierra y, por ello, compartimos cualidades. Estas imágenes también son espejos a través de los cuales podemos viajar hacia nuestro origen.

Acuarelas de los tonos del barro, del tezontle, de la piel mestiza; del cielo, las lagunas y los ríos; y tintas del negro de la mirada de las bestias.

En 1983 Borges ya era ciego. Si hubiera podido admirar la obra de Toledo que ilustra su Manual, sin duda se habría dado cuenta de la magia, del poder imaginativo del pintor, de la fabulosa capacidad que tuvo de llevar todo eso al papel.

DOPSA, S.A. DE C.V