Las princesas de Acapulco, de Giorgio Scerbanenco

Comentario a uno de los crímenes más famosos de los años 60: el caso Sofía Bassi

Texto de 02/01/20

Comentario a uno de los crímenes más famosos de los años 60: el caso Sofía Bassi

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Hoy es dos de enero de 2020, mañana un crimen célebre cumplirá 52 años. Desafortunadamente para los crímenes, su celebridad también caduca y actualmente ya nadie habla de Sofía Bassi, de su hija Claire –ciega y desacreditada– y, sobre todo, del conde Cesare D’Acquarone, misteriosamente asesinado en Acapulco (Quinta Babaji, cerca de Las Brisas). Pero entonces (1968) fue uno de los temas favoritos para la sobremesa, la murmuración y la libre curiosidad. Escuché por primera vez el nombre de la célebre y autoconfesa asesina, Sofía Bassi, en una comida, gracias a una frase suelta: “…como aquella amiga tuya, Sofía Bassi…”, que una de las comensales le dijo a Miguel Capistrán. No tenía yo ni idea. Así que comenzaron a hablar del caso policiaco más famoso de los 60, bueno, uno de los más, porque también sobre el asesinato de Carlos Madrazo revolotearon las suspicacias hasta que lo cubrieron las certidumbres. Entonces, le pedí a Miguel que nos reuniéramos para que me contara su amistad con Sofía, su vida, sus confesiones. Y más adelante, el anfitrión de aquella comida, Luis Terán, me regaló esta novela que apareció en Italia, para ilustrarme cómo este caso viajó por el mundo. Los diarios alemanes, los italianos, los franceses (¡los italianos sobre todo!) publicaban escandalizados que en México se había asesinado a un distinguido miembro de la nobleza europea, lo cual –en el año de las Olimpiadas– era inadmisible. Diré lo que dijo Sofía el día en que se entregó: que el conde le dijo que ella tenía que aprender a disparar, porque así podrían ir en familia a los safaris por África. Sofía dijo que ella tenía una fobia terrible por las armas, que ni siquiera podía ver una frente a ella. Pero por alguna razón, entró a la casa a tomar una pistola para que su yerno, el Conde, la enseñara a disparar. Frente a la piscina, en medio de toda la familia, Sofía le extendió el arma para entregársela, pero ella se disparó sola en cinco ocasiones sobre el Conde, quien cayó en la piscina, dentro de la cual se formó un repentino coral púrpura. Sobre la realidad también creció el coral de las noticias periodísticas para alimentar a los miles y miles de peces ávidos de rumores. La verdad, se imaginarán, estuvo ausente; más adelante Sofía fue condenada por una década tras las rejas, de la cual cumplió sólo una parte. Me gustaría saber dónde se documentó Giorgio Scerbanenco (1911-1969), que tan buena aproximación tuvo sobre este caso. ¿Habrá venido a México?, ¿devoró, al igual que otros cientos de miles, las noticias que derivaron de este caso? Desafortunadamente, ésta fue una de sus últimas novelas, pues murió al año siguiente del caso mexicano que lo inspiró. Como realmente la novela no volvió a publicarse en nuestro país (aunque Scerbanenco es uno de los maestros del género en Italia), no importa que revele la teoría del autor. Que la autora del crimen Madame Diericx, fue la abuela, la suegra de Sofía, madre de su primer marido. En la vida real, esta mujer es interesante: fue esposa del embajador en Bélgica, Orozco Muñoz, muy interesado en el arte en general (parece que tenía cuadros de Magritte en su colección). Y que ella (me lo contó Miguel Capistrán) coleccionó de obras del sorprendente Hermenegildo Bustos, las cuales donó a Guanajuato… ¿Quién será el Thomas de Quincey de este crimen de antaño?

Giorgio Scerbanenco. Las princesas de Acapulco. / Le principesse di Acapulco (1970), tr. Juan Viñoly, cubierta de Luis F. Balaguer. Barcelona, Barral, 1972. (Serie Negra Policial, 20)

DOPSA, S.A. DE C.V