En este texto, Lorenzo Rosenzweig y Roxana Chávez Elorriaga, de Terra Habitus, abundan en la importancia de los pastizales tanto para nuestro país, como para la región compuesta por México, Estados Unidos y Canadá.
Al rescate de los pastizales (segunda parte)
En este texto, Lorenzo Rosenzweig y Roxana Chávez Elorriaga, de Terra Habitus, abundan en la importancia de los pastizales tanto para nuestro país, como para la región compuesta por México, Estados Unidos y Canadá.
Texto de Lorenzo Rosenzweig & Roxana Chávez Elorriaga 23/06/22
Es la primera vez que el equipo de Terra Habitus A.C. y sus socios colaboradores dedican dos ensayos al mismo tema.
El de los pastizales de México y Norteamérica es una asignatura que lo amerita. Son ecosistemas olvidados y agraviados por nuestras demandas de alimento y nuestras prácticas lineales de producción y manejo. En agosto de 2020, de la mano de Claudia Luna Fuentes, publicamos el primer ensayo. Su lectura nos regresa a esos espacios abiertos, a esos mares de pastos perennes que, en ocasiones dorados, otras verdes, celebran la vida en un horizonte de libertad que añoran las ciudades.
Los pastizales o praderas son ecosistemas que contribuyen a nuestro bienestar con un sinnúmero de servicios ambientales, entre los que destacan la captación y provisión de agua, la captura de carbono, y su función como hábitat de especies residentes y migratorias, en particular aves. A nivel mundial representan aproximadamente el 40-45% de la superficie terrestre y dependiendo del continente y las condiciones de humedad y temperatura, reciben diferentes nombres: estepa, pampa, pradera, sabana, praderas, páramos, punas y pastizales salinos, por mencionar a los principales. Los podemos dividir en dos grandes grupos: los pastizales de zonas desérticas y los pastizales de climas húmedos y templados. Su nivel de conservación es muy variado, existen sitios como los pastizales mixtos de Sandhills, en Nebraska, en que permanece intacta el 75% de su área original, hasta otros, como los pastizales montanos de Etiopía, que prácticamente han desaparecido y cuya superficie actual es 3% de la original.
Estos biomas y ecosistemas juegan un papel clave en la mitigación de carbono y la resolución de los efectos adversos del cambio climático. La importancia de regenerar los pastizales en nuestro continente es fundamental.
Para entender la capacidad de recuperación de estos ecosistemas es importante entender diferentes factores biogeográficos. Hasta hace un par de años, el proceso para analizar el potencial de regeneración de un ecosistema, y por lo tanto, dimensionar el capital natural que pudiera ser recuperado, requería de grandes inversiones y años de análisis. Gracias al desarrollo computacional y científico, incluida la inteligencia artificial, compañías como Cultivo, Perennial, Boomitra, entre otras, han desarrollado herramientas para reducir este análisis a minutos y, sobre todo, enfocar la inversión a la regeneración misma del ecosistema. La oferta de mercado de estas empresas globales son portafolios de inversión de capital natural.
Uno de los primeros portafolios en el norte de nuestro país de dos de estas empresas se enfoca en la regeneración de pastizales. El portafolio está ahora duplicando su tamaño y generando los ingresos más altos del mercado para dueños de la tierra y a comunidades, gracias al capital natural incrementado durante la regeneración. Los ganaderos, con la ayuda de estas iniciativas privadas, están recibiendo una inversión considerable para costear la infraestructura y llevar a cabo las prácticas necesarias para alcanzar la adicionalidad y calidad que el mercado de capital natural demanda. En el de mercados de carbono la regeneración monitoreada y monetizada por Cultivo, Perennial y Boomitra está permitiendo que compañías nacionales e internacionales logren sus metas de mitigación de huella de carbono. Durante la regeneración, los pastizales se vuelven más resilientes al cambio climático, y se convierten en un bastión para la biodiversidad.
Los pastizales y las comunidades agropecuarias son la columna vertebral del sistema alimentario de Norteamérica y son la cuna de muchos pueblos originarios que mantienen vigente sus tradiciones y creencias gracias a estos espacios.
En México los pastizales nativos ocupan el 6.1 % (118,320 km2) del territorio y otro 6% aproximadamente de nuestra superficie corresponde a pastizales inducidos (según CONABIO).
Apreciados como un bioma continental y un ecosistema regional en México (INEGI serie 1, 1997), quedan 59,470 km2 de pastizal en razonable estado de conservación. Aun así, su deterioro por cambio de uso del suelo y sobrepastoreo ha sido considerable en los últimos seis años en los estados del norte, principalmente Chihuahua, Coahuila y Durango.
Una forma de entender el deterioro de los pastizales en los tres países de Norteamérica, es a través de la diversidad y abundancia de aves de pastizal, la gran mayoría de ellas migratorias. Un estudio reciente sobre el tema para Norteamérica arroja datos preocupantes. Estima que a partir de 1970 y de acuerdo al análisis de abundancia de 529 especies de diferentes biomas (humedales, costas, zonas áridas, bosques del este, bosques en general, tundra ártica, bosques del oeste, bosques boreales y pastizales) la parte norte de nuestro continente ha tenido hasta el día de hoy una pérdida neta aproximada de 2,900 millones de individuos (aves). Todas las poblaciones, con excepción de las aves de humedales, cuyo número ha aumentado un 13% con respecto a 1970, han decrecido significativamente por impactos antropogénicos en su hábitat y ciclo de vida. El caso de las aves de pastizal es particularmente grave ya que su número ha decrecido en 53 % para tres cuartas partes de las especies monitoreadas que ocupan ese bioma.
En México la degradación de los pastizales no es tan visible como la de los bosques. A la fecha no se han tomado medidas tan importantes como las de conservación de las áreas forestales.
Los días 23, 24 y 25 de mayo de este año, tuvo lugar la segunda Cumbre de Pastizales de América del Norte (CPAN), a la que asistieron más de 200 personas de Canadá, Estados Unidos y México. Organizada por un comité de expertos, en la ciudad colegial de la Universidad Estatal de Colorado en Fort Collins, el evento dio continuidad a los logros de la Primera Cumbre de Pastizales, celebrada en diciembre de 2021.
El propósito principal de ambos congresos fue el de alinear acciones de diversos sectores en estos tres países para frenar el deterioro del ecosistema compartido.
Entre las principales metas ambientales, socioeconómicas y agropecuarias, la iniciativa busca incidir en el corto y mediano plazo en el mejoramiento del ciclo hídrico, el manejo efectivo y eficiente del agua, la inclusión comunitaria, la conservación de suelos, la integración de paisajes sostenibles en la economía, el mejoramiento del hábitat para especies residentes y migratorias y el suministro de alimentos con un modelo de producción más rentable y de bajo impacto ambiental. Todo esto a través de una constelación de organizaciones que integran una red colaborativa con actividades específicas alineadas con las capacidades y recursos de cada asociación que forme parte de la misma.
Como resultados concretos por alcanzar en la siguiente década, la CPAN visualiza lograr:
- Ecosistemas de pastizal funcionales y diversos (suelos, agua, biodiversidad).
- Hábitats resilientes e interconectados.
- Enfoques locales, innovadores y multiactorales para la gestión sostenible de pastizales.
- Políticas adecuadas e inversiones suficientes para apoyar a la conservación de los pastizales y el trabajo de expertos.
- Comunidades indígenas y rurales con economías prósperas.
- Reconocimiento internacional a estos compromisos por los pastizales.
Dado que la gestión de la tierra, las estrategias de mitigación, las estrategias de conservación y el monitoreo deben ocurrir a nivel local y regional con una visión continental, la implementación dará como resultado una diversidad de enfoques y acciones prioritarias para alcanzar estas metas en conjunto.
Una de las principales estrategias para lograr la conservación de los pastizales a escala continental es el trabajo en equipo y el fortalecimiento de alianzas. Suma a una visión compartida, sobre la importancia de los pastizales, que permite enviar un mensaje de esperanza tanto a los entornos rurales como a los urbanos. La iniciativa construye un espacio de colaboración entre pueblos originarios, comunidades indígenas, ejidos, agricultores, ganaderos, autoridades y agencias de gobierno, organizaciones de la sociedad civil e inversionistas vinculados a los servicios ambientales de carbono, hídricos y de biodiversidad.
La hoja de ruta, trazada a través del conocimiento generado y ordenado durante las dos cumbres de pastizales, permite además construir y fortalecer acciones de impacto colectivo y generar áreas de oportunidad y colaboración para expandir el compromiso de todos los actores. Ordena también el financiamiento filantrópico, de gobierno y comercial para alcanzar soluciones innovadoras que reconozcan el valor económico y cultural de los pastizales. Con respecto a ésta última consideración, el desarrollo de un modelo para apoyar la administración de las tierras indígenas, comunitarias y ejidales, operado con mecanismos y herramientas afines a la vocación natural y cultural de cada región, permitirá a estos sectores formar parte de una propuesta viable y legítima de desarrollo.
En síntesis, tres países y sus diferentes sectores, las comunidades indígenas, ejidales ganaderos y productores, organizaciones de la sociedad civil, fundaciones e inversionistas, academia, socios federales, provincias y estados y el sector financiero agropecuario han formado un colectivo para identificar principios comunes y prioridades compartidas para abordar el desafío que representa revertir el deterioro de los pastizales de Norteamérica.
Cambiar la forma en la que trabajamos juntos en todo el bioma hará que nuestras acciones individuales y locales conduzcan a resultados para las comunidades y el medio ambiente. Las acciones coordinadas de conservación y el respeto y apoyo a los diferentes actores que viven y trabajan en los pastizales, nos llevará a alcanzar la visión de pastizales resilientes, conectados y comunidades prósperas.
Como muestra, de entre las muchas instancias que participaron en la última cumbre de los pastizales, tres organizaciones mexicanas buscan mejorar la salud de estos ecosistemas, a través de acciones puntuales alineadas con una visión regional.
La primera es Pronatura Noreste A.C., que desde 2006 trabaja en la conservación de este ecosistema, perfeccionando el programa a través de cuatro enfoques fundamentales: políticas públicas, infraestructura ganadera, capacitación a dueños y técnicos y monitoreo y evaluación. El eje de este programa es el agua, y considera al paisaje como elemento integrador. Busca alcanzar un ordenamiento racional del territorio, vía actividades económicas (ganadería, agricultura, turismo); aspectos culturales, tales como tradiciones, valores y formas de vida; elementos de biodiversidad (corredores biológicos y servicios ambientales) y la mitigación de los efectos del cambio climático. Su programa de pastizales apunta a un equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación del capital natural en colaboración con el gobierno, productores privados-comunitarios y la academia.
La segunda es el Instituto Politécnico Nacional, a través de Miguel Ángel Hernández Rodarte, cuyos esfuerzos de investigación para obtener el grado de Doctor en Ciencias de Conservación del Patrimonio Paisajístico, identifican estrategias basadas en el análisis, estudio y diseño de una mejor gestión pública que ayude a mantener los recursos naturales de una forma holística y sustentable. Su proyecto se enfoca específicamente sobre las áreas del paisaje de los pastizales naturales del estado de Durango. Como producto final de su investigación, México contará con una estrategia de gestión pública a nivel estatal que permita generar una solución multifactorial y sustentable que ayude a que las nuevas y futuras generaciones puedan beneficiarse del arraigo y apropiación productiva en estos paisajes.
Una tercera iniciativa es la de Terra Habitus A.C., una organización de conservación regional con un enfoque programático vinculado a la conservación y recuperación de pastizales en el norte de México que parte del interés del sector empresarial, el sector ganadero y la sociedad civil, de participar en proyectos regenerativos a escala de paisaje. Sus esfuerzos buscan integrar a la población, tanto urbana como rural, en la resolución de los retos ambientales. Lo anterior a través de una mejor gestión del recurso hídrico, en cuencas y corredores riparios, la regeneración de los ecosistemas de pastizal y bosque templado en territorios con vocación ganadera y las intervenciones estratégicas de conservación y restauración en la franja fronteriza.
Otra de las líneas de acción de esta organización es el diseño y gestión de un modelo financiero y de tenencia de la tierra que combina el uso de los fideicomisos con campañas capitales para asegurar la conservación de grandes extensiones privadas de ecosistemas prioritarios como pastizales y corredores biológicos en sistemas montañosos. A través de este modelo, ha sumado a la conservación de más de 80,000 hectáreas tanto en el desierto sonorense como en el desierto chihuahuense, aproximadamente 30% de ellas en pastizales, con 70,000 hectáreas más en proceso de diseño y negociación.
Somos nuestro propio territorio. Somos lo que habitamos. Somos el potencial y la realidad de nuestros cuerpos, mentes y corazones. Somos nuestras familias y nuestros espacios de vida. Somos la confianza que depositamos en otros y somos la confianza que a menudo nos es correspondida.
A escala continental somos naciones orgullosas que comparten su geografía y el tesoro de un bioma, que en otro continente fue la cuna de la humanidad, y en éste, la columna vertebral del proceso civilizatorio que construyó tres países. Como ciudadanos del más meridional, estamos comprometidos con su conservación y regeneración. Ahora comprendemos a cabalidad que todos los recursos naturales son finitos y que sin ellos no hay esperanza ni futuro para nuestra especie.
Para México, y en particular para el norte del país, los pastizales son la expresión espacial de uno de los principales valores que nos alientan y alimentan, la libertad.
Un país de grandes sentimientos
que conserva muchas historias
donde sus paisajes de volcanes, cerros, cordilleras, ríos, pastizales y lagos
son como un pequeño niñomostrando sus juguetes nuevos. EP
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