Boca de lobo es el blog de Aníbal Santiago y forma parte de los Blogs EP
Sus palabras son dinamita
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Texto de Aníbal Santiago 19/02/20
Carla, una adolescente, se topó con un enjambre de grabadoras ante su cara cuando su hermana menor, Fátima, ya había aparecido en una bolsa, torturada y muerta.
En una escena amarga que traza hasta dónde degeneró México (una joven debe relatar a la prensa su peregrinar para ubicar a la pequeña y su espantoso deceso), declaró quebrándose: “Con lo de mi hermana se van a salvar muchos niños. Está haciendo un cambio muy radical mi hermana:”.
¿Por qué, en plena tragedia, a poco de saber que ya no existía la nena de siete años a la que llevaba a la escuela, tuvo un arrebato de ilusión, detectó una señal de cambio de realidad, sabe que su muerte ayudará a otros niños mexicanos?
Raro, en lo que decía a los reporteros no había ni un indicio de un nuevo México. Hace una semana, alguien se acercó al lugar donde jugaba futbol para contarle que Fátima había desaparecido fuera de su escuela de Tulyehualco. “Desde que me avisaron (yo estaba en el parque jugando futbol) salí corriendo para buscar a mi hermana —relató—. Saqué mi teléfono y con las fotos que tenía empecé a preguntar en todos los puestos, en todos los lugares cercanos, si la habían visto. Como si se la hubiese tragado la tierra, nadie la había visto, nadie sabía nada de ella”.
—¿Cuándo ponen la denuncia?—, le preguntaron.
—Martes fue el día en que no apareció. Esa misma noche, yo, personalmente, quise ir a levantar la demanda pero me dijeron no se podía hasta después de 72 horas.
También lo intentó el padre de Fátima, José Aldrighetti. El MP de Tláhuac insistió: aún no.
La justicia sometió a la familia y a la niña a una espera grave como un crimen. En un rapto de una menor obsequiar tiempo a los verdugos es entregarles un arma y decirles: hagan su voluntad.
Según la Red por los Derechos de la Infancia, de 2015 a 2019 cerca de 5 mil menores mexicanos fueron asesinados. Frente a eso, los protocolos por la desaparición de un menor son una bestialidad: conceder horas es regalar libertad para esconder, torturar, violar, matar.
Los feminicidios atormentan al país, ¿y el presidente? ¿Convoca a gobernadores para impulsar políticas contra la violencia machista? No. ¿Trae expertos internacionales para que nos ayuden a salir del abismo? No. ¿Cita a líderes empresariales para que el sector privado llame a no abusar, violar, intimidar, golpear y matar mujeres? No. ¿Pide al secretario de Educación lanzar planes a gran escala en las escuelas para que niños y jóvenes mexicanos respeten la vida de la mujer? No.
De haber hecho una simple búsqueda en Google, López Obrador pudo saber que la ONU creó el programa Políticas para Erradicar la Violencia contra Las Mujeres en América Latina y el Caribe (https://bit.ly/2P6k3xj). Ahí se explica, entre varias acciones, cómo implementar políticas multidimensionales nacionales y planes para que las autoridades locales combatan los ataques a mujeres.
Pero no, ni eso se molestó en averiguar el señor presidente, que para resolver todo divaga. Le preguntaron qué medidas concretas tomará. Esto dijo: la culpa es de los gobiernos neoliberales, de la prensa que infla el fenómeno, de los conservadores molestos porque el pueblo está “de buen humor”. En el colmo del absurdo nos confió, incluso, que no tolera que, para afectarlo, opine sobre los feminicidios el exsecretario de Zedillo, Liébano Sáenz, artífice del Fobaproa. Y claro, nos solicita a los mexicanos querernos mucho.
Esperábamos que, al menos, se conmoviera ante la sangre derramada. Tampoco: prefirió regañar a quienes en Palacio protestaron por las 3825 asesinadas de 2019: “Pido a la feministas, con todo respeto, que no nos pinten las puertas, paredes (…) Sabemos cómo sacarle la vuelta a la provocación”.
¿Qué guardan sus palabras? Indolencia, irresponsabilidad, pasividad y toneladas de ignorancia: eso sí es provocación. Las respuestas del mexicano más poderoso ante el drama están sulfurando a la sociedad. Y son respuestas que las mujeres vuelven dinamita. En esta desolación, la gran noticia es que ellas, por los asesinatos de Ingrid, Fátima y miles más, se alzan: las oímos y vemos cada día, sin excepción.
Quizá vamos entendiendo a qué se refería la hermana de Fátima cuando dijo: “Con lo de mi hermana se van a salvar a muchos niños. Está haciendo un cambio muy radical mi hermana”. EP
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