Poemas de Ida Börjel.
Versión de Petronella Zetterlund
G
el veneno, el veneno estaba; tentación
que el canto de cuatro vientos
se eleve en rellanos de pionías Friederike
el veneno estaba, la tentación
en las andanzas de la partícula nano sobre
el tronco cerebral
el corazón, el chorro de sangre, el aliento
el microsueño, el carril, apaciguarse
pausa: tránsito de Venus
la mancha solar de la pista sombría del
globo terráqueo, que se desliza
remolinea, magnético; las perturbaciones
en el campo magnético cada cien años, brújula
la rosa de los vientos estaba; lo legible
en la fábrica de armas donde el cabello de las mujeres
se amarilleó sus rostros
se amarillearon y las
llamaban canarios
amarilleadas, estériles y que como pájaro
volar derecho hacia la mar
hacia las islas entimema
los intermediarios estaban, la avaricia
la avaricia, la puesta en escena reinante
al atardecer
fenicio-asirio Europa
las genealogías estaban, los rastros
voces; lo amurmullado estaba; gueto
los rehenes del gueto; los disturbios callejeros estaban
ya nadie compartía nada, todos
habían empezado a comer y masticar a escondidas
la aniquilación táctica de recuerdos
de un domicilio; la aldea negra, quemada
estaba, en el bosque asolado
la nieve calurosa; los cantos, la luz
las imágenes; los huesos estallados de los demás
autolesionados del encabezamiento del acta
dispersos por el sembrado, los campos salados
y la fabricación de recuerdos en el campo para los jóvenes,
de un lugar donde nunca estuvieron, adonde nunca pueden llegar
las piedras debajo de la lengua
las piedras, las llaves, la aglomeración estaba
los germinados, la manipulación genética estaba
y había grutescos, y la aglomeración Gaia
as plañideras estaban
indocumentados clandestini
la eminencia gris y la espera
la espera; de las branquias, en
el pez branquias, veneno
portado por veneno; nomenclatura, taxonomía
labia tú has
criado una serpiente
fuego, entrada e infracción
el gas lacrimógeno, las lágrimas, labia, la nieve
calurosa paranoia