Reflexión (brevísima) sobre Noam Chomsky y la revolución cognitiva

En junio, circularon falsos reportes sobre la muerte de Noam Chomsky. Con este pretexto, Renato García González reflexiona sobre el enorme legado de Chomsky en la lingüística.

Texto de 23/09/24

En junio, circularon falsos reportes sobre la muerte de Noam Chomsky. Con este pretexto, Renato García González reflexiona sobre el enorme legado de Chomsky en la lingüística.

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Las noticias de mi muerte han sido muy exageradas.

—Mark Twain

En el periodismo anglosajón, existe el concepto de death hoax, que podríamos traducir al español corriente como engaño sobre la muerte de alguien. Aunque estos engaños suelen tener un componente intencional, vamos a conceder, por el momento, que también pueden ser inintencionados. 

Esto ocurrió en junio a propósito de los falsos reportes de la muerte del Avram Noam Chomsky, o simplemente, Chomsky. Hubo varios reportes y varias personas que aseguraron tener información de que el lingüista había muerto en un hospital de Brasil. Todo se volvió creíble en vista de que solo unas semanas antes habíamos leído que se encontraba convaleciente por un evento isquémico

No voy a entrar a la mórbida disección de la cronología de los eventos y los desmentidos, porque no es relevante. Al contrario, pretendo compartir mi particular punto de vista sobre lo considero que ha sido la aportación de Chomsky al avance de nuestro conocimiento del lenguaje y la mente, teniendo como pretexto esta gran confusión. Sepa, quien quiera leer, que no hablaré aquí sobre las posturas políticas o sociológicas de Chomsky, porque, realmente las conozco muy poco. Me atendré, en cambio, a su trabajo lingüístico. 

Quizá la leyenda más importante que se cuenta sobre Chomsky es la de haber terminado con la corriente psicológica más influyente del momento, en 1959, con una reseña al trabajo Verbal Behaviour de Burrhus F. Skinner de 1957; a saber, el conductismo. Con esta reseña, inició con lo que actualmente se conoce como la corriente cognitiva de la psicología; con esta reseña inició la revolución cognitiva.

“Lo más importante para Chomsky era que esas estructuras eran susceptibles de ser estudiadas de la misma forma en que estudiamos otros objetos de la naturaleza”.

Esta revolución tenía como objetivo ubicar en el centro de la discusión sobre la mente humana, operaciones internas a la psique; es decir, la idea de que la mente está constituida por estructuras, que estas estructuras mentales tienen una manera particular de operar y que cada estructura estaba, de alguna forma, especializada en procesar cierta información externa, de manera específica. Lo más importante para Chomsky era que esas estructuras eran susceptibles de ser estudiadas de la misma forma en que estudiamos otros objetos de la naturaleza. 

La función de los científicos es descubrir estas estructuras, describir y explicar el funcionamiento de estas estructuras mentales. La idea central que tenía Chomsky era que la facultad humana para el lenguaje, al ser un producto de la mente, constituía un dominio privilegiado para acceder a una explicación más amplia de la mente humana en general. De modo que si es posible formular una teoría científica que dé cuenta de manera adecuada los datos lingüísticos, que permita describirlos adecuadamente y que, al mismo tiempo, te permita explicar el funcionamiento de la facultad del lenguaje humana, entonces con un alto grado de confianza puedes extender esta teoría a otros dominios de la mente.

“La idea central que tenía Chomsky era que la facultad humana para el lenguaje, al ser un producto de la mente, constituía un dominio privilegiado para acceder a una explicación más amplia de la mente humana en general”.

Sin entrar en los detalles más controversiales o incluso los malentendidos que sus propuestas lingüísticas han suscitado a lo largo de casi 60 años de investigación en este campo, la hipótesis central de Chomsky con respecto a la facultad del lenguaje humano consiste en suponer que la mente humana es el producto de la estructura (física, neuronal, biológica) del cerebro humano y las particularidades de su funcionamiento. 

Como mencioné arriba, Chomsky considera que la facultad humana del lenguaje humano es producto de esa relación mente/cerebro. En ese sentido, esa facultad es, por definición, posesión particular e inalienable, de todos y cada uno de los miembros de la especie humana. Visto que solo los miembros de la especie humana son capaces de desarrollar sin esfuerzo, sin instrucción explícita y sin (claras) presiones ambientales cualquier lengua humana durante la infancia a un ritmo relativamente rápido, Chomsky sugiere, que debe haber en las estructuras de la mente/cerebro humanas alguna o algunas estructuras que facilitan y/o permiten este desarrollo. No existe un consenso con respecto a si las estructuras mentales necesarias para el desarrollo de la facultad del lenguaje son grandes y pesadas o pequeñas y ligeras, por lo que el tamaño, la especificidad, la interacción o interrelación de esas estructuras con otras, actualmente se encuentran en el centro del debate científico en diferentes campos como la psicología, la lingüística, la biología, y más recientemente, las ciencias informáticas y computacionales. 

En mi opinión, una de las empresas científicas más interesantes en las que podemos embarcarnos actualmente es la exploración, y eventual explicación, de las estructuras mentales que surgen, de manera inevitable, de una masa biológica de entre 300~350 gramos al nacer, y que en la edad adulta alcanza unos 1.5 kilogramos: el cerebro humano. 

Chomsky ha sugerido en algunos lugares que el lenguaje o la facultad humana para el lenguaje, sea quizá el objeto del mundo natural más complejo que podemos intentar entender. En este sentido, pienso que el papel principal que Noam Chomsky ha representado en el avance del conocimiento de una porción fundamental de lo que nos hace humanos es, hasta el momento, inconmensurable. EP

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