Víctor L. Urquidi

Brillante economista, ambientalista e internacionalista, Víctor L. Urquidi dejó una profunda huella intelectual tanto en México como en distintos ámbitos internacionales.

Texto de 26/08/24

Brillante economista, ambientalista e internacionalista, Víctor L. Urquidi dejó una profunda huella intelectual tanto en México como en distintos ámbitos internacionales.

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El 24 de agosto se cumplieron 20 años del fallecimiento del profesor Víctor L. Urquidi, brillante economista, ambientalista e internacionalista que dejó una profunda huella intelectual tanto en México como en distintos ámbitos internacionales. El Colegio de México, institución de la que fue presidente, le rindió homenaje a través de la entrega de los premios de Economía que llevan su nombre y que otorga el Centro de Estudios Económicos del COLMEX en una ceremonia celebrada el miércoles 21 de agosto.

En momentos políticos difíciles como los que se viven en México y el mundo es importante recordar a las personas que dejaron huella por la trascendencia de su legado intelectual y de su actitud moral. A ellos, como a Víctor Urquidi, también les tocó vivir realidades sumamente complejas.

Víctor Luis Urquidi Bingham nació el 3 de mayo de 1919 en Neuilly-sur-Seine, Francia. Su padre Juan Francisco Urquidi fue un distinguido diplomático mexicano y su madre, enfermera de profesión, de nacionalidad británica. Realizó su educación básica y media en varios países debido a las diferentes adscripciones profesionales de su padre como miembro del Servicio Exterior Mexicano. Así, efectuó sus primeros estudios en México, Uruguay, Colombia, El Salvador y España.

Realizó sus estudios universitarios en la London School of Economics, de la cual se graduó en 1940, ya en plena Segunda Guerra Mundial, en la época de los ataques aéreos de la Alemania nazi sobre Londres y otras ciudades de Gran Bretaña. Al terminar sus estudios universitarios regresó a México para apoyar a su familia a raíz de la muerte de su padre. Ingresó al Departamento de Estudios Económicos del Banco de México al regresar al país. En años posteriores efectuó estudios y trabajos de perfeccionamiento en El Colegio de México y en la Oficina del Presupuesto de los Estados Unidos, así como en otras instituciones internacionales. En 1944 asistió como parte de la delegación mexicana a las Conferencias de Bretton Woods, New Hampshire, de la cual surgió el Fondo Monetario Internacional y el Sistema del Banco Mundial, esto es, el orden económico internacional diseñado en la posguerra que rigió en buena medida la economía internacional durante las siguientes décadas. Encabezó la delegación mexicana a Bretton Woods Eduardo Suárez, Secretario de Hacienda, con Rodrigo Gómez, Director General del Banco de México. En esa delegación participó también Daniel Cosío Villegas. En esa reunión se crearon tres grupos de trabajo, uno dirigido por John Maynard Keynes que dió origen al FMI; otro, coordinado por Harry ‘Dexter’ White del cual surgió el Banco Mundial y un tercer grupo dirigido por Eduardo Suárez, para la coordinación de las labores de los otros dos grupos. El joven Urquidi, de 25 años, fue el secretario de ese grupo. En esa calidad participó en la elaboración de los documentos finales de Bretton Woods.

Entre algunas de las primeras comisiones que recibió Urquidi destaca el encargo del secretario de Hacienda para estudiar el mercado de plata en Europa, el cercano y lejano oriente; asimismo trabajó como economista en el Banco Mundial y tuvo distintas responsabilidades en la Secretaria de Hacienda y el Banco de México. Desde los inicios de la década de los cincuenta estuvo vinculado con la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas, la CEPAL. De 1953 a 1958 fue director de la oficina de la CEPAL encargada de dirigir el Programa de Integración Económica Centroamericana.

Fue jefe de la oficina de asesores del secretario de Hacienda y del director general del Banco de México, en la época de Antonio Ortiz Mena como titular de Hacienda. En El Colegio de México desarrolló una amplia actividad académica, así como en distintas universidades en el país incluyendo la UNAM y la Universidad Autónoma de Nuevo León, más tarde fue director de Centro de Estudios Económicos y Demográficos y posteriormente presidente de El Colmex de 1966 a 1985. Fue presidente de El Colegio de México por casi 19 años, lo cual le permitió llevar a esta institución a niveles de excelencia y le dio una importante proyección internacional. Entre sus actividades destacó también el impulso del Centro de Estudios de Asia y África de El Colmex. En 1989 obtuvo la categoría de profesor investigador emérito de esa institución.

Cabe referir que el 1° de agosto de 1960 ingresó como miembro titular de El Colegio Nacional con la ponencia sobre “La responsabilidad de la economía y del economista”, el cual fue contestado por Daniel Cosío Villegas. Tuvo numerosos reconocimientos académicos en México y en el extranjero. Fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III, de la Academia Mexicana de la Investigación Científica, de la Fundación Javier Barros Sierra, del Consejo del Instituto Internacional de Planificación de la Educación de la UNESCO, el cual presidió de 1992 a 1994; del Consejo Académico de las Naciones Unidas, de la Academia Internacional de Economía, la cual presidió de 1980 a 1983, de la Universidad de las Naciones Unidas y miembro honorario de la Escuela de Economía y Ciencia Política de la Universidad de Londres. Contribuyó a la creación de los Colegios de Jalisco, Michoacán, Puebla, Sonora y Tlaxcala. Tuvo numerosos reconocimientos. Recibió el Premio Nacional de Demografía en 1994, Investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT en 2003. En 1990 obtuvo el Premio Iberoamericano de Economía ‘Raúl Prebisch’. También numerosos doctorados honoris causa, entre ellos el de la Universidad de Guadalajara, (in memoriam).

Como economista sus temas de investigación fueron las estrategias y la planeación del desarrollo, la política tributaria de México, la cooperación financiera internacional, la integración económica latinoamericana, las proyecciones demográficas y la distribución del ingreso. Fundó el Centro de Estudios Sociológicos y el Centro de Estudios Económicos y Demográficos de El Colegio de México, lo que permitió la creación del primer posgrado de Economía en México.

Supo combinar la investigación académica y la aportación técnica para la solución de la problemática social y económica de México y a nivel internacional. Entre los ejemplos que conviene destacar están sus discusiones sobre la reforma fiscal en México, en diversos momentos, inclusive cuando se presentó la polémica propuesta de Nicolas Kaldor a principios de la década de los sesenta. Más tarde contribuyó a la modificación de la política de población en México en la década de los setenta, así como en las políticas de innovación tecnológica en el país.

Otra faceta de Víctor L. Urquidi fue como fundador y promotor de instituciones y proyectos académicos, así como de centros de discusión y análisis de la problemática del país y de su inserción en la globalidad. Entre ellos, cabe destacar el Centro Tepoztlán, el cual fundó con Eduardo Terrazas, brillante y erudito arquitecto y artista plástico.

Víctor Urquidi fue miembro fundador del Club de Roma en 1968. Fue invitado como exponente del más alto nivel intelectual por América Latina. De esta forma, se unió al selecto grupo de pensadores, científicos y líderes intelectuales de todo el mundo que se abocaron al esfuerzo de analizar la problemática global y su perspectiva, sobre bases científicas y con una visión holística y global de largo plazo. En 1972 el Club de Roma publicó el informe que le presentó el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), titulado: Los límites del crecimiento. Como señala Jeffrey Sachs: Los límites del crecimiento fue el primer modelo matemático que incluyó la economía global, la población y la naturaleza. Participó activamente en el mismo.

En cuanto al Club de Roma, cabe referir que Aurelio Peccei, distinguido empresario y pensador italiano, tomó la iniciativa de formar un grupo internacional de análisis y discusión de la problemática de la humanidad y de su futuro con rigor y libertad. Así, en 1968 fundó el Club de Roma convencido de que la problemática de la humanidad no sólo no se estaba resolviendo sino ni siquiera se estaba planteando adecuadamente. Peccei propuso formar este centro de pensamiento para el análisis de los problemas globales con un enfoque transdisciplinario, multisectorial y una visión holística y de largo plazo. Pero, sobre todo, lo que planteó fue un centro que permitiera el análisis y la discusión libre, rigurosa, sobre bases científicas y sin estar subordinada a intereses corporativos, ideológicos o de partidos políticos.

Para la constitución del Club de Roma convocó a 100 personas de todo el mundo, lo cual incluyo a empresarios globales, científicos, diplomáticos, estadistas y líderes de opinión. En el caso de América Latina, invitó a Víctor Urquidi, en esa época ya presidente de El Colegio de México. El primer informe del Club de Roma fue el resultado de una investigación que se le encargó al Instituto Tecnológico de Massachusetts. Este proyecto estuvo a cargo de Jay Forrester, autor de la “dinámica del sistema”; quien es esa época dirigía la Sloan School of Management del MIT. Este informe se tituló: Los límites del crecimiento y causó un profundo impacto en diversos medios académicos y diplomáticos.

Algunas de las ideas más importantes contenidas en este informe planteaban que todos los problemas estaban relacionados con el propósito de un crecimiento infinito en un planeta finito. Se sostuvo también que si el crecimiento actual persiste a un ritmo constante, la disminución de los recursos y la contaminación masiva provocarían el colapso de los sistemas globales. Lo que este estudio planteó en 1972 es que si el mundo persistía en un esquema destructor de la naturaleza y depredador del ambiente, aunado al crecimiento demográfico y la sobreexplotación de los recursos naturales, se enfrentaría un colapso gradual en el curso del siglo XXI. El mensaje original sigue siendo plenamente valido.

Después de la publicación de Los límites del crecimiento, el Club de Roma ha auspiciado numerosos estudios e informes. Entre los más reciente esta: Come on!: Capitalismo, cortoplacismo, población y destrucción del planeta; en este último estudio se sostiene que el mundo todavía puede ofrecer un futuro próspero para todos, pero esto sólo es posible si dejamos de devastar el planeta. Posteriormente, el Club de Roma, junto con la Universidad de Oslo, el Centro de Resiliencia de Estocolmo y el Instituto Potsdam para el Cambio Climático han propuesto el proyecto Earth for All, el cual se enfoca tanto en la solución de los problemas ambientales como de las desigualdades.

Pero, cabe referir, como se señala en este informe con relación a las aportaciones de Los limites del crecimiento que nadie antes había reflexionado acerca de las consecuencias a largo plazo de un crecimiento permanente, destructor de la naturaleza. Víctor Urquidi fundó en 1990, junto con Francisco Garza, empresario de Nuevo León, la Sección Mexicana del Club de Roma, el cual ha publicado varias investigaciones sobre problemas fundamentales del país.

Es difícil encasillar a Víctor Urquidi en una disciplina o sólo vinculando su labor a una institución porque era un erudito, un académico riguroso, pero con vastos intereses, un expositor brillante, con muy rica y variada cultura y con una apasionante trayectoria intelectual, que participó en numerosas instituciones, estudios y proyectos intelectuales en México y en el extranjero.

A su apertura y riqueza intelectual hay que remarcar su carácter visionario con un horizonte de largo plazo para México y para el mundo. Pero detrás, o más bien antes, de todo esto, está el ser humano generoso, afable, didáctico, el maestro con quién tuve el honor de compartir muchos momentos invaluables que me honran.

En suma, Víctor Urquidi fue un brillante economista, ambientalista e internacionalista. Dejó una amplia obra publicada en artículos y ensayos, muchos de ellos compilados y publicados por El Colegio de México, así como importantes libros. Uno particularmente dramático es sobre América Latina, titulado: Otro siglo perdido. Laspolíticas de desarrollo en América Latina (1930-2004). Pero, sobre todo, trasciende su visión global, cosmopolita. Fue un Mexicano Universal. Además, fue también un hombre generoso, accesible y siempre dispuesto a ayudar y a promover el estudio y la investigación de excelencia.

A Víctor Urquidi le tocó vivir momentos difíciles toda su vida en México y en el mundo. No sé qué opinaría de la situación que se vive actualmente. Para mí, el reto de combatir la pobreza y las desigualdades, así como de lograr la prosperidad y el bienestar, lo cual pasa además de la sostenibilidad ambiental, la protección de la naturaleza, los ecosistemas, la biodiversidad y combatir el cambio climático por la vía del respeto al Estado de Derecho, con base en instituciones y con pesos y contrapesos en el ejercicio del poder político. Es necesario proteger la democracia, así como los derechos y las libertades fundamentales de las personas. EP

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