José Castellanos Infante, miembro de la Fundación para las Letras Mexicanas, nos ofrece una breve escena teatral donde el conflicto, la sátira y el reconocimiento se entrelazan.
Becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas: El vicio
José Castellanos Infante, miembro de la Fundación para las Letras Mexicanas, nos ofrece una breve escena teatral donde el conflicto, la sátira y el reconocimiento se entrelazan.
Texto de José Castellanos Infante 31/05/24
Sala de espera de un estudio de fotografía. Témporis, impaciente, y Locuserto, muy sosegado, están sentados en una banca. Son dos hombres de sesenta años.
TÉMPORIS: ¿Lleva mucho tiempo?
LOCUSERTO: ¿Disculpe?
TÉMPORIS: Que si lleva mucho tiempo.
LOCUSERTO: ¿Dónde?
TÉMPORIS: Aquí, esperando.
LOCUSERTO: Mucho tiempo.
TÉMPORIS: ¿No tiene prisa?
LOCUSERTO: Tengo la tarde libre.
TÉMPORIS: ¿Le importa si paso primero? Verá, tengo que llevar mis fotografías urgentemente a la Secretaría de Relaciones Exte…
LOCUSERTO: Claramente hay que respetar el orden de llegada.
TÉMPORIS: Pero si usted dice que no tiene prisa.
LOCUSERTO: Tengo la tarde libre.
TÉMPORIS: Se trata de un asunto urgente. Las oficinas cerrarán pronto y si no llevo mis fotografías…
LOCUSERTO: ¿Quiere usted pasar antes de mí?
TÉMPORIS: Justo eso deseo.
LOCUSERTO: Lo lamento.
TÉMPORIS: ¿No es posible?
LOCUSERTO: Imposible.
TÉMPORIS: Tengo que salir del país a primera hora de mañana. Si no consigo el permiso provisional…
LOCUSERTO: ¿No ve que hay que respetar el orden de llegada?
TÉMPORIS: Lo veo claramente, señor, pero sea solidario, ayúdeme por esta vez. Es más, puedo ofrecerle… (Se toca los bolsillos y saca su cartera.)
LOCUSERTO: ¿Piensa sobornarme? ¿Me ve cara de judicial?
TÉMPORIS: No, señor, lo siento. (Guarda su cartera.) Es solo que…
LOCUSERTO: Ya me dijo suficiente.
TÉMPORIS: ¿No hay forma, entonces?
LOCUSERTO: Esperar su turno.
TÉMPORIS: No puedo esperar, señor. Hagamos un trato.
LOCUSERTO: Nada de teatros.
TÉMPORIS: ¡Un trato, señor! Escuche, soy escritor y puedo ofrecerle mis servicios. Puedo escribirle una carta a alguien, si usted desea.
LOCUSERTO: Soy capaz de escribir mis propias cartas.
TÉMPORIS: O bien puedo corregirle alguno de sus textos, si usted tiene.
LOCUSERTO: Yo no escribo, y si lo hiciera, no le haría falta corrección.
TÉMPORIS: También sé algo de carpintería. Puedo…
LOCUSERTO: No hace falta.
TÉMPORIS: Quizá necesite alguna pasadita de mano en la pintura de su casa o…
LOCUSERTO: ¿Por qué me dice todo esto? ¿No partía usted mañana a primera hora? ¿Cuándo le daría tiempo de hacerme todos esos favores? ¿Cree que soy tonto?
TÉMPORIS: Para nada, señor. Puedo ayudarlo en algo de inmediato.
LOCUSERTO: ¿De inmediato?
TÉMPORIS: Sí, señor, en lo que usted quiera. Es más, le puedo hacer un favor y, después de que lo haga, si está de acuerdo, me ofrece su turno.
LOCUSERTO: ¿Lo que yo quiera?
TÉMPORIS: Lo que usted quiera.
LOCUSERTO: Acérquese.
TÉMPORIS: ¿Que me acerque?
LOCUSERTO: Lo que yo quiera, ¿no? Acérquese.
Témporis se acerca con cautela a Locuserto, quien lo jala hacia su pecho.
LOCUSERTO: ¿Escucha?
TÉMPORIS: ¿Su corazón?
LOCUSERTO: Note cómo hay una ligera anomalía.
TÉMPORIS: Lo escucho bien.
LOCUSERTO: Shhh. Calle y escuche con atención. (Silencio.) ¡Ahí está! ¿Lo percibió?
TÉMPORIS: Creo que sí.
LOCUSERTO: ¿Cree?
TÉMPORIS: Lo percibí, señor.
LOCUSERTO: ¿Cómo es?
TÉMPORIS: Como… el cascabel de una serpiente.
LOCUSERTO: ¡Antes! Antes del cascabel, mi corazón hace algo anómalo.
TÉMPORIS: ¿De verdad? Déjeme escuchar otra vez.
LOCUSERTO: Ya no. No tiene buen oído, por lo que no puede ayudarme.
TÉMPORIS: Solo quería hacerle un favor.
LOCUSERTO: En realidad lo que desea es pasar antes que yo.
TÉMPORIS: Ya se lo había dicho, señor. ¿Ahora me concede su turno?
LOCUSERTO: Imposible.
La fotógrafa entra, con una cámara que le cuelga del cuello.
FOTÓGRAFA: Siguiente, por favor.
TÉMPORIS: Soy yo.
LOCUSERTO: No es verdad, yo llegué antes.
TÉMPORIS: ¡Miente! Todo este tiempo ha tratado de chantajearme.
FOTÓGRAFA: Hay que respetar el orden, señores.
LOCUSERTO: ¡Estoy aquí desde las cinco y cuarto!
TÉMPORIS: Puedo pagar por adelantado. Tan solo son un par de fotos en tamaño infantil a blanco y negro.
FOTÓGRAFA: En este establecimiento lo que debe prevalecer es el orden. Sean honestos y díganme quién llegó primero.
LOCUSERTO Y TÉMPORIS: (al mismo tiempo.) ¡Yo!
FOTÓGRAFA: Pues ninguno pasará hasta que se pongan de acuerdo. (Sale.)
LOCUSERTO: ¿Qué le sucede?
TÉMPORIS: ¿Qué le cuesta dejarme pasar?
LOCUSERTO: ¿Qué le cuesta esperar?
TÉMPORIS: ¿Cree que demoren mucho sus fotos?
LOCUSERTO: Una simple foto no se toma así como así.
TÉMPORIS: Un momento. Usted… me parece familiar.
LOCUSERTO: ¿Qué dice?
TÉMPORIS: Creo que lo he visto en alguna otra parte.
LOCUSERTO: Usted y yo jamás…
TÉMPORIS: ¡Locuserto! ¡Eres Locuserto!
LOCUSERTO: ¿Cómo sabe mi nombre?
TÉMPORIS: ¡No has cambiado casi nada! (Lo abraza.) ¿Hace cuánto que no nos vemos? ¡Ha pasado tanto tiempo! ¿No me reconoces? Solíamos ser muy amigos en la primaria.
LOCUSERTO: Eres… ¡Imposible! ¡Creí que habías muerto! (Lo abraza también.) ¡Témporis! ¿Qué ha sido de tu vida?
TÉMPORIS: ¿Qué decirte? Si tan solo hubiera tiempo para charlar… Tengo que salir del país urgentemente y voy muy tarde para los trámites.
LOCUSERTO: ¿Hiciste algo malo?
TÉMPORIS: Para nada. ¿Tú sí? ¿Todavía lo haces, viejo?
LOCUSERTO: ¿Qué?
TÉMPORIS: Tú sabes… El vicio ese que tenías.
LOCUSERTO: Imposible dejarlo.
TÉMPORIS: Lo tuyo sí es cosa seria.
LOCUSERTO: No hablemos de eso.
TÉMPORIS: ¿Ahora me dejas pasar primero?
LOCUSERTO: Está bien, adelante, pero con una condición.
TÉMPORIS: ¿Cuál?
LOCUSERTO: Ya que dices que te vas del país, déjame quedarme en tu casa.
TÉMPORIS: ¿En mi casa? No sé si podrías… Está mi esposa.
LOCUSERTO: Ah, ¡te casaste!
TÉMPORIS: Ha pasado tanto tiempo. ¿Tú no te has casado?
LOCUSERTO: No me hace falta. Y en cuanto a tu esposa, no tengo ningún problema.
TÉMPORIS: Lo siento, viejo, pero ella no estará de acuerdo.
LOCUSERTO: ¿De quién es la casa? ¿De ella o tuya?
TÉMPORIS: De ninguno. Pagamos renta.
LOCUSERTO: ¿Mitad y mitad?
TÉMPORIS: Ella el setenta por ciento.
LOCUSERTO: Pues… (Pausa. Le ofrece la mano.) Me dio mucho gusto verte, antiguo camarada.
TÉMPORIS: ¿No me dejarás pasar?
LOCUSERTO: Si no hay condición, no hay trato.
TÉMPORIS: Esto es urgente, viejo. Me esperan en el extranjero. Ifigenia es artista y tengo que llevar sus cuadros a unos compradores canadienses. ¿Entiendes? Necesitamos el dinero, viejo.
LOCUSERTO: ¿Ifigenia?
TÉMPORIS: Mi esposa.
LOCUSERTO: Qué nombre tan singular. ¿Dónde se conocieron?
TÉMPORIS: No hay tiempo para charlar, viejo. Mira… Está bien, puedes quedarte en la casa. Hablaré con ella.
LOCUSERTO: ¡Excelente!
TÉMPORIS: Los Milagros, número 15. Colonia Fugitiva. Te queda el metro Ratonera.
LOCUSERTO: Ahí estaré.
TÉMPORIS: Se me hace tarde, viejo. Voy a entrar.
LOCUSERTO: Anda, corre.
TÉMPORIS: Hasta luego, viejo.
LOCUSERTO: ¡Espera!
TÉMPORIS: ¿Qué pasa?
LOCUSERTO: Por poco se me olvida.
Saca de su bolsillo la cartera de Témporis.
TÉMPORIS: No has cambiado nada, Locuserto.
LOCUSERTO: Ya sabes, Témporis… El vicio.
TÉMPORIS: ¡Adiós, que el tiempo corre!
Oscuro.