El involucramiento de los y las jóvenes en la toma de decisiones es necesario también en los espacios formales. Yuri Beltrán apunta algunas propuestas de organismos internacionales para incentivar su participación.
Cómo motivar la participación juvenil
El involucramiento de los y las jóvenes en la toma de decisiones es necesario también en los espacios formales. Yuri Beltrán apunta algunas propuestas de organismos internacionales para incentivar su participación.
Texto de Yuri G. Beltrán Miranda 20/02/24
Un dato ha preocupado a la administración electoral mexicana desde fines de los años noventa. Los niveles de participación juvenil suelen ser menores a los del promedio. Lo mismo ocurre en elecciones generales e intermedias, tanto en el plano federal como en el subnacional.
La gráfica siguiente muestra un dato curioso. Las personas que tienen entre 18 y 19 años votan en una proporción bastante razonable, pero a partir de los 20 años de edad los niveles de participación apenas son comparables con los de las personas de 80 años y más.
Lo que pocos saben es que la desafección de las y los jóvenes respecto de los procesos comiciales es una preocupación global y lo ha sido por décadas. El Programa de Acción Mundial para los Jóvenes (1996) de la ONU se proponía promover la participación política de los jóvenes y eliminar los obstáculos que afectan su contribución plena de los jóvenes a la sociedad. El Plan de Acción Estratégico para los Jóvenes y la Resolución sobre Participación de los Jóvenes en el Proceso Democrático, adoptada por la Unión Interparlamentaria en 2010 apuntaban en esa misma dirección, además de proponerse lograr “una adecuada representación” de los jóvenes.
Pero ¿en realidad no participan los jóvenes?
Si bien en el ámbito electoral los datos son contundentes, hay estudios recientes que podrían sugerir que la participación juvenil simplemente migró de escenario. Un estudio del 2023 del Parlamento Europeo encontró que buena parte de la participación de los jóvenes en política migró a las redes sociales, donde hay importantes canales de discusión y de movilización. Si bien las propias plataformas ofrecen información política, se detectaron bajos niveles de entendimiento sobre el funcionamiento de las instituciones.
Otra encuesta europea del 2021 encontró que 8 de cada diez jóvenes habían participado en actividades cívicas en el año anterior al levantamiento. Del lado norteamericano también hay evidencia de participación informal por parte de las juventudes. Cuatro de cada diez personas que se movilizaron al amparo de #MeToo son menores de 30 años.
Pero saber que los jóvenes están participando en espacios informales no resuelve el problema. Su involucramiento es necesario también en los espacios formales, pues es ahí donde mejores posibilidades tienen para incidir en la toma de decisiones. Sin su voto, el mandato que reviven los candidatos electos estará necesariamente incompleto. Sin su participación en órganos de representación, las decisiones públicas estarán forzosamente sesgadas.
¿Qué se puede hacer para incentivar la participación juvenil?
Algunas respuestas ofrecidas por las agencias internacionales llevan a hacer cambios normativos. Desde ese punto de vista, el mejor incentivo a la participación juvenil estaría en que vean incrementada su representación en la toma de decisiones. La brecha es impactante. Según datos de la Unión Interparlamentaria, casi una quinta parte de la población mundial tiene entre 25 y 29 años, pero la representación juvenil en los congresos del mundo no llega siquiera al 2.6 %. Al respecto, se sugiere:
- Reducir la edad para que las personas sean elegibles a cargos de representación. En las próximas elecciones al Parlamento Europeo, Bélgica Alemania, Malta y Austria permitirán el sufragio a partir de los 16 años.
- Otros proponen generar cuotas que garanticen que los partidos postularán jóvenes y, con ello, incrementar sus posibilidades de triunfo.
- Unos más proponen que el Estado obligatoriamente incentive los liderazgos juveniles, a partir de dar financiamiento público a los partidos para esas actividades en específico.
Un segundo grupo de propuestas apuesta por el ciclo electoral. Se critica que algunos organismos electorales voltean a ver la participación juvenil exclusivamente en la antesala del voto, sin incluirlos plenamente en otras etapas del proceso. ACE Project y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, sugieren que partidos, instituciones y organizaciones promuevan la participación política antes, durante y después del proceso electoral.
Periodo preelectoral
- Mejorar los contenidos de educación cívica en los centros escolares, manteniéndolos alejados de adoctrinamientos.
- Promover incubadoras de proyectos que fortalezcan las capacidades de las y los jóvenes para resolver en equipo problemáticas comunes.
- Fortalecer a los organismos juveniles de los partidos políticos y que dichos órganos tengan puntos de contacto.
- Promover espacios para que las y los jóvenes interactúen con legisladores, jueces y miembros del Ejecutivo, a efecto de generar un mayor involucramiento en las cuestiones públicas.
Periodo electoral
- Generar métodos dinámicos para promover el voto, aprovechando redes sociales.
- Sustituir la narrativa institucional por un lenguaje llano y simple.
- Crear grupos de jóvenes que asesoren a las instituciones y partidos en el cambio de narrativa y abordaje.
- Utilizar métodos creativos para incentivar la participación.
Periodo postelectoral
- Realizar estudios de opinión que mejoren los diagnósticos sobre las causas de participación o no participación de las juventudes en los procesos comiciales.
- Generar grupos juveniles que sean escuchados en congresos y parlamentos.
- Escuchar a las juventudes en eventuales diagnósticos del proceso electoral que desemboquen en procesos de reforma.
Las recomendaciones internacionales coinciden en un punto que suele ser obviado en el momento de la implementación. Los esfuerzos de promoción de la participación juvenil deben ser sustantivos y reales, orientados a que las juventudes tengan incidencia real en los procesos de toma de decisiones. Las intervenciones “simbólicas” desincentivan la participación y abren más la brecha de involucramiento entre los grupos etarios.
La tarea de involucrar a las juventudes en cauces formales de la política es compartida por instituciones, organizaciones y ciudadanía. A las y los jóvenes, y a quienes ya no lo somos, nos corresponde intentarlo, porque la toma de decisiones jamás estará completa sin su participación. EP
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